Cristianos en Europa

Fe en el mundo 

Cristianos en Europa

Las elecciones europeas se aproximan. Entre el 6 y el 9 de junio, los ciudadanos de los países miembros de la Unión Europea (UE) elegirán un nuevo Parlamento Europeo, en un clima de inquietud por los cambios económicos, migratorios, sanitarios y energéticos, y por las guerras en curso en Ucrania y Oriente Medio. En estas semanas, una declaración conjunta publicada por instituciones y entidades religiosas cristianas da pistas sobre cómo los cristianos perciben el proyecto europeo, que comparten pero del que se sienten dejados de lado.

Firman el mensaje, titulado ¡Europa, sé tú misma! : la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (Comece), organismo de la Iglesia católica en Bruselas; la Conferencia de las Iglesias Europeas (CEC), que agrupa a confesiones cristianas no católicas, también en Bruselas; la Asamblea Interparlamentaria Ortodoxa (AIO), con sede en Atenas, que vincula a diputados de fe ortodoxa en el extranjero; y la red internacional de movimientos cristianos Juntos Por Europa. Según las estadísticas, el cristianismo sigue siendo la religión más practicada en Europa, con el catolicismo en cabeza, si bien desde hace decenios acusa la secularización de la sociedad.

Una carta pide a la UE que dé más voz a los cristianos y alerta del abuso político de la religión

“Hemos observado claramente que gran parte de ciudadanos que miran con confianza el futuro europeo a través del prisma de los valores cristianos se sienten ahora marginados, porque no tienen la oportunidad de expresar sus posiciones y opiniones de manera autónoma y distinta –escriben los firmantes–. También observamos la exclusión de cualquier referencia apropiada a los valores cristianos en textos importantes de la UE. Esto muestra claramente que se está descuidando la importancia de la tradición cristiana como fuente de los valores europeos actuales”.

La declaración reclama que los valores cristianos sean reconocidos como fundamento del proyecto europeo, abogan por su integración en plataformas políticas y campañas preelectorales, y solicitan a la UE que aplique el artículo 17 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), que prevé “un diálogo abierto, transparente y regular” con las Iglesias y entidades religiosas. Al tiempo, los firmantes piden a las instituciones comunitarias una postura clara contra el uso indebido de la religión con fines políticos.

This photograph taken on April 23, 2024, shows the European flag flying in front of the European Parliament, in Strasbourg eastern France. (Photo by FREDERICK FLORIN / AFP)

La bandera de la UE ante el Parlamento Europeo, en Estrasburgo 

FREDERICK FLORIN / AFP

En ese sentido, el diagnóstico que ofrecen sobre el temor de muchos ciudadanos ante el futuro de Europa y del mundo es atinado. “El miedo empuja a algunos de ellos a buscar soluciones y apoyo espiritual en una versión justificativa e instrumentalizada de la tradición, a veces disfrazada de atracción por los valores tradicionales. En tales casos, los conceptos de patria y religión se usan como arma, y personajes históricos dudosos son transformados en héroes”. En el texto no se menciona a la ultraderecha, pero su descripción del abuso de la religión encaja con la retórica de muchos de estos partidos, al alza en los sondeos en varios países.

La carta detecta, además, “un espacio público dividido, cada vez más caracterizado por la polarización e influenciado por la desinformación difundida en las redes sociales digitales”, y avisa de que “esto eclipsa el diálogo y socava la recepción moderada de la opinión de los expertos y el desacuerdo respetuoso, así como los principios de las sociedades democráticas”, un análisis compartido por la mayoría de actores de la vida pública europea.

Aunque, desde una perspectiva laica y secular, la declaración busca la cuadratura del círculo al reclamar que los valores cristianos figuren en el escenario político europeo y que a la vez se evite un uso político indebido de la religión, muchas de sus reflexiones me parecen muy acertadas, y no estaría de más que los políticos españoles y europeos las tuvieran presentes.

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