Resacón en el Hard Rock (III)

Resacón en el Hard Rock (III)

Hace ya diez años que nos despertamos, como en Resacón en Las Vegas, con tremendas jaquecas tras igual de tormentosos, pero más aburridos y previsibles debates sobre el proyecto de hoteles y casino de Salou. El plan urbanístico se presenta ahora como desencadenante de otras elecciones catalanas (las cuartas anticipadas en diez años), aunque en esta película el Hard Rock no es más que el macguffin, la distracción que Hitchcock introducía en el guion para que avanzara la trama manteniendo el suspense.

24102022 Terrenos junto  a Port Aventura, Vila-seca y Salou, Dónde  se debería construir  el proyecto Hard Rock ,polígono  químico sur de Tarragon

Terrenos junto a Port Aventura y el polígono químico sur de Tarragona dónde se proyecta el complejo Hard Rock 

Xavi Jurio

Porque en realidad, ojo: spoiler , la peli no va de casinos, sino de un James Bond de comarcas, el regreso de Puigdemont, que es como el de El día de la marmota … Si la marmota fuera capaz de calcular cuántas veces puede fastidiar a España, más que beneficiar a los catalanes, antes de la próxima primavera.

El Hard Rock solo ha sido la excusa para precipitar las elecciones, pero sigue siendo un síntoma de nuestra incapacidad de tomar decisiones. Y es que no hay decisión sin renuncia, pero nos cuesta mucho renunciar en el postureo a alguna de nuestras obsesiones.

En realidad, la 'peli' no va de casinos, sino de un James Bond de comarcas, el regreso de Puigdemont

Y más la santurrona izquierda dogmática, imbuida de la superioridad moral de saber lo que nos conviene más que nosotros mismos: “No queremos casinos, que los niños se harán ludópatas”. Es como oír a la derecha franquista prohibir sentarse juntos a niños y niñas en el cole, no fuera que nos tocáramos.

Mientras, la derecha española, pragmática y sabedora de que las banderas sirven para tapar intereses, acabará por poner de acuerdo un día a Feijóo y Puigdemont, quien, de momento, les va desgastando a Sánchez. Y los indios seminolas –esa minoría oprimida– dueños de Hard Rock, cobran cada uno 100.000 dólares anuales por sus casinos en 70 países, esperando abrir el de Salou. Andan los pobres desesperados por recuperar cuanto antes sus ancestrales costumbres y modo de vida.

La petroquímica tarraconense tampoco superaría hoy la aprobación del Parlament, lo que dejaría el territorio consagrado en exclusiva a la avellana. Con aire más limpio, pero sueldos más bajos. Y para ludópatas, los de la butifarra por parejas en el Serrallo, porque se juegan a las cartas la honra y no los cuartos.

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