El PP retiene Galicia

El PP retiene Galicia

El PP retuvo ayer la mayoría absoluta en Galicia. Lo hizo experimentando un pequeño retroceso, al pasar de 42 diputados a 40. Pero conjuró la posibilidad de un vuelco político, mediante el que el Bloque Nacionalista Galego (BNG), coaligado con el PSdG-PSOE, aspiraba a formar una nueva mayoría, esta de izquierdas. Aun así, fue el BNG el partido que tuvo un mayor avance, al pasar de 19 escaños a 25, y ha sumado, pues, seis, mientras que los socialistas perdían cinco, de 14 a 9.

Este resultado refleja la gran inercia del voto del PP en Galicia, ahora encabezado allí por Alfonso Rueda, incluso tras una campaña accidentada. Y supone un alivio para el líder conservador, Alberto Núñez Feijóo, cuya preocupación ha ido creciendo en los últimos días ante el empuje del BNG pilotado por Ana Pontón. Por tanto, supone también una confirmación de la fuerza creciente de dicha candidata, que parece aportar un soplo renovador a la escena política gallega y exhibe gran capacidad para aglutinar el voto progresista. En detrimento, por cierto, de los socialistas, cuyo candidato, José Ramón Gómez Besteiro, no logró despegar, y de otras formaciones como Sumar o Podemos, que no consiguieron representación parlamentaria, como tampoco la obtuvo, en el otro extremo del arco político, Vox. La novedad, en el Parlamento gallego, es la entrada, con un escaño que no será decisivo, de la populista Democracia Ourensana. Dicho sea todo ello sin olvidar que alrededor de uno de cada cinco votos de estas elecciones se ha emitido fuera de España, que su recuento se efectuará dentro de una semana y que hasta entonces, no puede hablarse de un resultado definitivo.

Alfonso Rueda seguirá presidiendo la Xunta, pese al buen resultado del BNG de Ana Pontón

Decíamos que Feijóo respiró ayer aliviado porque la pérdida de la Xunta habría sido un golpe muy duro para él. Las elecciones se jugaban en su terreno, donde antes de mudarse a Madrid para asumir la dirección estatal del PP enlazó cuatro presidencias, y además se implicó intensamente en la campaña. Una campaña que no estuvo exenta de traspiés, entre los que destacan las extemporáneas revelaciones respecto a los contactos de los populares con Junts, que tuvieron algo de tiro en el pie a su propia línea de oposición al Gobierno que preside Pedro Sánchez, y le granjearon entre los socialistas acusaciones de hipocresía. Por todo lo dicho, un resultado adverso podría haberle complicado mucho el futuro a Feijóo, incluso en el seno de su partido, algo siempre indeseado, y más en vísperas de otras elecciones como son las vascas y las europeas.

La victoria popular no debe restar atención al avance del BNG. Este partido, fundado decenios atrás sobre postulados de izquierda radical y soberanistas, ha conocido de la mano de Pontón un proceso de moderación y de adecuación a una sensibilidad propia de nuestros días. Pontón ha preferido hacer hincapié en cuestiones sociales y postergar la ambición independentista. Es así como ha logrado conectar con amplios sectores de la población, al tiempo que incrementaba su valoración, incluso en círculos ajenos. Pontón ha conseguido hacer avanzar al BNG y, quizás más importante que eso, hacer creer a buena parte de los gallegos que el cambio es posible. Si no ahora, quizás sí en una nueva convocatoria electoral. Para evitar que eso suceda, el PP gallego deberá prestar en adelante más atención a cuestiones como la despoblación o la sanidad que a otras relativas a la política estatal.

Se ha dicho a lo largo de la campaña que el PSOE tenía poco que perder en estos comicios. Pero no es menos cierto que el recorte de cinco escaños evoca más el 28-M, en el que perdió mucho poder territorial, que el 23-J, que le permitió, tras el fracaso de la investidura de Feijóo, seguir en la Moncloa.

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