Todo bien mañana

La mayor parte de los que votan opciones de extrema derecha no quieren que vuelva Hitler, quieren que vuelva el futuro. Si queremos combatir a la involución y dictaduras ya sin tanques pero con jueces, elecciones enfermas y verdades alternativas, podríamos empezar por rebajar el nivel de apocalipsis, en el que la izquierda, las fuerzas progresistas o como quieran llamarse esta mañana, parecen encontrarse fetén. No es de extrañar ya que muchos de esos profesores, activistas, tertulianos y agitadores no han ido nunca a un parque, supermercado o al burger de un barrio obrero y, depende del día, confunden la vida con una peli de Marvel o de la Patrulla Canina.

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Un hombre protesta en una manifestación del Primero de Mayo hace unos años 

Emilia Gutiérrez

Su autoridad moral viene de no cruzarte con gente que no tengas en el móvil o que te acompañe en la enésima manifestación o festival musical para sentirse a gusto siendo molón. La izquierda, las fuerzas progresistas o como quieran llamarse esta mañana, emiten un discurso de fin de mundo irreversible y culpabilizador. Todo es culpa mía y, además, no hay nada que pueda hacer salvo desaparecer y así, dejar de molestar. Para que quede claro: te privan del futuro, ese lugar donde hemos de ser viejos, donde han de vivir bien nuestros hijos, y luego, además, que cierres filas y no votes a los malos.

Que no escriban el futuro los racistas, los clasistas, los insolidarios...

Hay otras formas de conseguirlo. Como explicar que la humanidad siempre ha encontrado maneras de mejorar las condiciones de vida de la gente. Que en estos mismos momentos hay personas como nosotros que están estudiando maneras de sanar el mundo –este, el mejor de todos hasta la fecha–, de hacerlo más acorde y menos desigual, de modificar el modelo productivo, de cambiar mentalidades sin que el precio sea quitarnos la esperanza. El futuro existe y estará bien. Pero depende de que desarrollemos un relato de confianza en el futuro para que no lo escriban los racistas, los clasistas, los insolidarios, los violentos y los descerebrados.

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