El informe PISA podría incluir a los adultos en una eventual pregunta sobre qué se celebra en estas fechas. Las redes se la están haciendo, esta pregunta, de forma eufemísticamente correcta: ¿hay que felicitar “las fiestas” o la “Navidad”?
Cuestión esta última que tampoco sabemos si resistiría un PISA: simplificando, que antes era gerundio y ahora imprescindible, se conmemora la llegada al mundo de un profeta judío, del que nacería el cristianismo, en Belén de Judea, estado cliente del imperio romano, quienes por cierto, los romanos, celebraban también en estos días el solsticio de invierno.
Palimpsestos histórico-religiosos al margen, X nos está ofreciendo momentos entrañables, amigos y compañeros de trabajo en actitudes celebratorias que después se convertirán, cuidado, en vídeos en las redes, como el del grupo municipal socialista de Ponferrada, reunidos en torno a una mesa con sus quesos y sus cavas y su Mariah Carey y sus caracterizaciones, muchas gracias amigos concejales, porque hemos descubierto un gorro festivo en forma de árbol de Navidad que es lo más, aunque lo más más son unos cuernos de reno para poner en los coches, si alguien los ha visto en un bazar que me lo diga.
Los vídeos son las nuevas postales de felicitación, sustituyendo a las tarjetas de Ferrándiz, y a las más antiguas del sereno, el cartero o el barrendero, que iban por las casas pidiendo el aguinaldo, sin Bizum. Desde ferreterías hasta hospitales, sindicatos policiales y fans del Dúo Dinámico, todos nos desean lo mejor. Son de agradecer las felicitaciones de ampas y colegios, que han sustituido con animaciones aquellos pastelitos que preparaban los niños para llevar a casa, qué de mocos no habremos ingerido. ¿Todos? También los partidos políticos nos desean lo mejor, pero en primer lugar a ellos mismos, y no va por los de Ponferrada, que tan bien nos caen. Zapatero, correligionario pero a lo grande, ironiza en un acto que tranquilos, feliz Navidad, que pese a los rumores este año también la va a haber “a pesar de que gobierna Pedro Sánchez”. Risas. En el vídeo.
Vídeos de gatitos también caracterizados, suerte que no pueden poner demandas, estampas religiosas y nacimientos, lástima que fagocitados/instrumentalizados (ahora por la derecha), por aquello de lo mejor para ellos, véase párrafo anterior, y emoticonos, millones de ellos, porque vivimos tiempos visualmente superlativos. O superlativos a secas. Feliz Navidad, pese a que los cuñados subirán los vídeos de las comidas familiares a Instagram. O igual lo hacemos nosotros.