Argentina, entre la espada y la pared

Argentina, entre la espada y la pared

Argentina está partida. Los últimos sondeos de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que se celebran hoy auguran un empate técnico entre el anarcocapitalista Javier Milei, de La ­Libertad Avanza, y el actual ministro de Eco­nomía, el peronista Sergio Massa, al frente de la coalición Unión por la Patria. Un duelo que enfrenta a dos modelos ­totalmente contrapuestos de lo que debe ser Argentina, un país con una inflación del 142% y una pobreza del 40,1%.

El ultraderechista Milei llega con una mínima ventaja sobre Massa, por lo que todo indica que el 13% de electores indecisos será decisivo, como también lo será el 23,8% de argentinos que en la primera vuelta optaron por la candidata de la derecha macrista, Patricia Bullrich, que ha pedido el voto a favor de Milei. Recordemos que las encuestas también daban como ganador a Milei en la primera vuelta y al final se impuso el oficialista Massa con el 37% de votos, por el 30% del candidato libertario.

El país decide hoy entre la continuidad peronista de Massa y el cambio radical de Milei

La polarizada campaña electoral ha vivido situaciones que podrían rozar el surrealismo. El peronista Massa, ministro de Economía y, por tanto, principal responsable de una inflación superior al 140%, ha prometido arreglar todo aquello que no ha sido capaz de solucionar desde el Gobierno, en un sorprendente ejercicio de desdoblamiento de personalidad.

Y Milei, que llevaba meses enseñando la motosierra con la que decía iba a acabar con la “casta política” y con el Estado actual, suprimiendo ministerios, cerrando el Banco Central y dolarizando la economía, ha optado estos últimos días por ofrecer una imagen más moderada para ganarse los votos de la derecha del expresidente Macri. Ante esta dicotomía, ha hecho fortuna en las calles argentinas la frase de que la elección está “entre un cínico y un loco”.

La campaña electoral se ha hecho larga, tensa y agotadora. Si gana Milei, Argentina se enfrentará a recortes en educación, sanidad, jubilaciones, dolarización de la economía y privatización de empresas públicas. Si vence Massa, el candidato oficialista promete equilibrio fiscal, superávit comercial, un tipo de cambio competitivo y reducir la inflación a menos de la mitad en el 2024. Claro que para ello primero deberá estabilizar la economía, algo que no ha logrado siendo precisamente el ministro del ramo. Uno de los temas clave será la renegociación con el FMI. Su gran reto ha sido mantener el equilibrio entre lo que puede hacer en la actualidad e ilusionar al elector con lo que vendrá si él gana.

Milei llega a la jornada electoral suavizando la motosierra, y Massa lo hace tragándose los sapos de su propia gestión. Todo indica que la victoria la decidirá la franja de indecisos que acabarán votando por el mal menor en unas elecciones en que, por primera vez en los últimos 75 años de política argentina, la disyuntiva peronismo o antiperonismo se ha quedado corta.

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