La amnistía que viene
Notas de urgencia: 1) Concepto de amnistía: la amnistía es el perdón de cierto tipo de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores. Se diferencia del indulto en que: a) este exime del cumplimiento de la pena, pero mantiene los antecedentes; mientras que la amnistía, además de eximir del cumplimiento de la pena, erradica toda huella del delito, y b) el indulto se otorga en beneficio directo de unas personas determinadas, mientras que la amnistía se declara para ciertos hechos por razones de interés general (contribuir a la paz social), si bien beneficia también a personas concretas. La amnistía es, en suma, una decisión política que impone el olvido jurídico de unos hechos para abordar el futuro sin su lastre.
2) Postura contraria a la admisión de la amnistía: como la amnistía no está mencionada en la Constitución ni en el Código Penal vigentes, la postura contraria invoca el artículo 62-i) de la Constitución, que prohíbe los indultos generales, lo que acarrearía –por analogía– la imposibilidad de una amnistía, dado el carácter general de esta y ser, además, una medida que rebasa al indulto por sus efectos. Y también se alega que la admisión de la amnistía atribuiría al poder legislativo una preeminencia indebida sobre el poder judicial.
3) Postura favorable a la admisión de la amnistía: sostiene que, dado el silencio de la ley sobre la amnistía, no hay base legal para impedirla, por lo que resulta evidente que puede aprobarse una amnistía mediante una ley orgánica (lo exige el artículo 81 de la Constitución) y específica (porque cada amnistía es distinta). Lo que resulta reforzado por el principio de que la Constitución debe interpretarse en el sentido más favorable a la libertad de decisión del legislador.
4) Justificación de la amnistía: la amnistía es casi siempre la solución política de un problema político. Pero no toda amnistía es consecuencia de un cambio de régimen (como sí lo fue la amnistía de 1977). La amnistía también sirve para cerrar una etapa convulsa de subversión que un régimen político ha padecido y superado. En este caso, el Estado hace tabla rasa de lo sucedido, manifiesta confianza en sí mismo y muestra magnanimidad con los que fracasaron en su intento subversivo.
No se da hoy en España ninguno de los presupuestos que justificarían una amnistía
5) Alcance de la amnistía: la amnistía no debe concederse en función de las personas a las que beneficia, sino en función de los hechos que, por razones de interés político general, se declaran exentos de sanción penal. El artículo 1.I.a) de la ley de Amnistía de 1977 sirve de ejemplo: “Quedan amnistiados: a) Todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día 15 de diciembre de 1976”. Y, teniendo toda amnistía motivos políticos, hay que cuidar muy mucho que la amnistía no beneficie a solo uno de los bandos enfrentados, sino a ambos por igual. La expresión geométrica de la justicia es la simetría. Asimismo, la amnistía que no es fruto de un cambio de régimen es incompatible con el reconocimiento a los amnistiados de su condición de víctimas de la represión políticojudicial del Estado a través de una causa general. La amnistía extingue responsabilidades penales, pero no da la razón a nadie ni, menos aún, dice “quiénes son buenos” y “quiénes son malos”.
6) Impulso de la amnistía: dados el carácter extraordinario de la amnistía y su naturaleza política, han de ser muy mayoritarios los partidos que la aprueben. De no ser así, será contraproducente, en especial si los beneficiados prodigan actitudes de renovado desafío. Porque los amnistiados pueden mantener su ideal y ejercitar todos sus derechos en su defensa, pero no es admisible que hagan alarde de que volverán a infringir la ley.
7) Mi postura: no se da hoy en España ninguno de los presupuestos que justificarían una amnistía, por lo que rechazo de plano la que se está gestando. Y, habida cuenta además de que su motivo no es –dígase lo que se diga– el interés general, sino pagar el precio por la investidura de Sánchez, resulta del todo venal.