¿Mérito? ¡Fortuna!

¿Mérito? ¡Fortuna!

Los valores del esfuerzo y mérito contribuyen decisivamente a forjar la personalidad. Quede claro de entrada. Sin embargo, lo que Michael J. Sandel dice en La tiranía del mérito es que, propugnado como valor cardinal de una sociedad, perjudica al bien común. Por la frontera que crea entre ganadores y perdedores; y también por una razón de fondo: la cultura del mérito genera una ética del triunfo: los vencedores no solamente disfrutan de su éxito, sino que creen merecerlo moralmente: “La convicción meritocrática de que las personas se merecen la riqueza (cualquiera que sea) con la que el mercado premia sus talentos hace de la solidaridad un proyecto casi imposible”.

FILE PHOTO: A man draws a money symbol as people take part in a protest called Make Amazon Pay, at the building where CEO Jeff Bezos lives in Manhattan, New York, U.S., November 27, 2020. REUTERS/Eduardo Munoz/File Photo

 

Eduardo Muñoz / Reuters

Sandel explica que la filosofía política basada en el mérito deriva de viejas discusiones religiosas, iniciadas con san Agustín, sobre si el esfuerzo por hacer el bien es una condición suficiente para lograr la salvación. Recuerda que el capitalismo hizo suya la idea de que el esfuerzo y la riqueza son la expresión de una vida altamente moral. Con el paso de los siglos, la ética del éxito ha cristalizado en políticas específicas. Por ejemplo: las rentas del trabajo en Occidente tienen más presión fiscal que las financieras, como admite incluso el magnate Warren Buffett, que reconoce pagar menos impuestos que su secretaria.

¿Por qué paga más impuestos el trabajo que la economía financiera?

Un tópico muy manido sostiene que los estados recompensan a las finanzas por su función dinamizadora de la economía. Sandel razona en sentido contrario. Armado de rigor académico demuestra que la función de las finanzas es muy negativa; y cita como testigo de prestigio a Adair Turner, entonces presidente de la Autoridad Financiera británica. La economía financiera es extractiva. La inversión que realiza en la economía productiva es ridícula. ¿Por qué los impuestos al trabajo son más altos? Porque el valor social dominante no es la labor productiva o un esfuerzo continuado y meritorio, sino el éxito, que en el mundo de hoy coincide con la especulación.

La cultura del mérito hace imposible la existencia de valores compartidos en una sociedad dividida entre ganadores y perdedores. Está en las antípodas del bien común. Sandel nos recomienda una cura de humildad. Si la vida te sonríe, no es debido a que tu talento y esfuerzo merezcan el éxito, es que eres muy afortunado.

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