Abróchense los cinturones

FUTUROS IMPERFECTOS

Abróchense los cinturones

Vamos a llegar al 23-J bastante alterados. Las tertulias radiofónicas echan chispas. Las conversaciones con los amigos suben a menudo de tono antes de llegar a la segunda copa. Los que llevamos tiempo en el periodismo hemos vivido otros momentos de alta tensión. Pero con las redes sociales, el enojo aumenta. La política española se ha futbolizado hasta extremos preocupantes, con el problema añadido que aquí no hay VAR, que la mentira no está castigada y que la zancadilla al contrario no tiene tarjeta (ni siquiera amarilla).

que te vote taxpote. GRAFCVA4565. VALENCIA, 13/07/2023.- Una mujer luce una camiseta con el lema

Una mujer con un lema antisánchez en el acto electoral de Vox, en Valencia, el jueves.

Biel Aliño / Efe

El que gane no lo va a tener fácil: perdida la centralidad por los dos grandes partidos, no habrá forma de firmar un armisticio. Abróchense los cinturones, porque vienen turbu­lencias. El país no se puede permitir vivir en la excitación permanente, eso solamente lleva al éxito de los radi­cales y al fracaso de los moderados.

El canal Vivo de la web del diario anuncia que están apareciendo influencers que idealizan el aburrimiento. Presumen de no asistir a grandes acontecimientos, de no entrar en polémicas, de acostarse temprano, de mantener el orden en sus vidas e incluso de vestir y decorar las casas en tonos pastel. Ojalá influyan en la política.

La excitación solo lleva al éxito de los radicales y al fracaso de los moderados

Personalmente, reivindico poder aburrirme con la política. Espero de los dirigentes que no nos compliquen mucho la existencia, que sepan adaptarnos a los cambios sin traumas y que mantengan el país ordenado. Y que sean honrados, no gasten lo que no tienen y sean solidarios con los más débiles. No soporto la política espectáculo ni los s pin doctors de la maldad. Tampoco los mentirosos compulsivos. Y menos los aprovechados del sistema.

El aburrimiento no debe ser –al menos, en política– una sensación negativa. Los políticos deben resultar previsibles, pedagógicos y transparentes. No se trata de que las tortillas las hagamos sin huevos. Ni siquiera de que les quitemos las yemas, como me la sirvieron en una ocasión en un hotel con vistas sobre Central Park. Lo que no hace falta es que le añadamos al plato media docena de guindillas. La política española en estas elecciones no hay quien se la trague, y hay partidos que no solo nos incendian la lengua, sino que amenazan con dejarnos con ardor de estómago cuatro años.

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