Un pacto por Barcelona

Un pacto por Barcelona

La convocatoria de elecciones generales nos ha privado de una valoración serena de los resultados electorales del pasado 28 de mayo en Catalunya. Creo que lo primero que hay que constatar es el excelente resultado del PSC, claro ganador de los comicios, lo que supone el primer rasgo diferencial frente a los resultados en el resto de España.

Lo segundo es que, esta vez, la campaña electoral se ha centrado en los problemas que preocupan a los ciudadanos en cada municipio, sin que la contaminación por temas exógenos haya enturbiado aquí la campaña. Es de agradecer, especialmente después de diez años donde la larga sombra del procés lo ha oscurecido todo.

Y lo tercero, ya refiriéndonos específicamente a Barcelona, radica en que el resultado se acerca más a un triple empate que a una victoria clara, aunque hay que reconocer el mérito al vencedor, Xavier Trias, que se presentó con su propia marca, esquivando la de su partido. Un resultado de justicia poética para quien fue derrotado el 2015 por la ola de los indignados, contando con la lamentable ayuda de los bulos difundidos por la “policía patriótica” del ministro Fernández Díaz.

Final campaña 28M xavier trias barcelona

 

Miquel González / Shooting

Salvo que los astros se conjuguen en su contra, mañana Trias (con quien no me unen lazos de parentesco) será proclamado alcalde de Barcelona. Fue un buen alcalde y puede volver a serlo, pero la tarea no es fácil. Colau conectaba con el espíritu del tiempo al incorporar en la agenda municipal el decálogo ecofeminista. Pero le faltó pragmatismo y gestión. Xavier Trias reúne lo contrario: una buena carta de servicios como gestor público, pero sin un proyecto definido de ciudad.

Enderezar Barcelona va a requerir valentía y decisión. Las ciudades son muy sensibles a la orientación municipal, pero tienen al tiempo sus propias dinámicas e inercias. Ocho años de escepticismo hacia lo privado no han impedido que en Barcelona siguiera palpitando la iniciativa emprendedora. Del mismo modo, un redireccionamiento de la política municipal no solucionará por arte de magia los problemas que Barcelona arrastra. Habrá que tomar medidas duras para combatir la delincuencia y mantener limpia la ciudad, que según todas las encuestas son dos de los temas que más nos preocupan.

Trias va a requerir un apoyo suficiente, y solo el PSC se lo puede conceder

En materia de vivienda tampoco se han hecho las cosas bien. Trias ha anunciado que derogará la norma que obliga a la cesión del 30% a vivienda social, pues ha tenido los efectos contrarios a los deseados. Tampoco hay duda de que el ambiente amigable a las ocupaciones se va a terminar. Pero de nuevo esto precisará de decisión y firmeza. Podemos hablar de otros temas, como la movilidad o el fomento de los ecosistemas innovadores y emprendedores, pero no se trata de ser exhaustivos. Tienta pensar que Barcelona necesita un Giulani, y me refiero al alcalde que revirtió con mano de hierro la deriva decadente de Nueva York en los noventa, no a su versión patética al lado de Trump. Pero nada más lejos de Trias, hombre de diálogo y conciliación.

Va a requerir, por tanto, un apoyo suficiente para adoptar y mantener las medidas necesarias. Y la aritmética es tozuda. Solo el PSC se lo puede conceder. Tal vez no mañana, pero sí pasadas las elecciones generales. Y harán bien los socialistas en ofrecer un pacto municipal que los afiance como partido sólido de gobierno en apoyo de estas políticas, asegurándose a cambio algo que el nuevo alcalde estará sin duda dispuesto a aceptar y es poner el interés de Barcelona por encima del aventurerismo de su propio partido.

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