Con Josep Piqué se nos va una persona entrañable y una manera singular de entender la vida en común. La suya ha sido una trayectoria extraordinariamente rica, que he tenido la enorme suerte de conocer de cerca durante décadas.
Desde su Vilanova i la Geltrú natal, la trayectoria cívica de Josep se sustenta en sus años universitarios, donde adquiere una brillante formación académica como abogado y, especialmente, como economista en la Universitat de Barcelona, junto a su entrañable compañero Antón Costas, y bajo la tutela del catedrático Joan Hortalá.
Josep Piqué nos ha dejado, pero nos queda su ejemplo de cómo entender la vida en común
La mayoría le recordaremos por su trayectoria política que, iniciada en la Generalitat, le lleva a asumir diversos ministerios del Gobierno de España. Mi percepción de esos muchos años se sintetiza en su período como Portavoz del Gobierno, hasta el punto de considerarle el más brillante de nuestra vida en democracia. En unas circunstancias muy complejas, sus comparecencias contribuían a serenar e ilustrar a la ciudadanía; su aplomo y cercanía invitaban a atenderle; su capacidad pedagógica y de síntesis facilitaban el entenderle; y su respeto a la oposición atemperaba la tensión del momento.
En su período político, y desde posiciones diferentes, tuve la oportunidad de negociar con él múltiples asuntos. En la mayoría, su actitud y conocimiento de los temas facilitaron el acuerdo. Y en aquellos en que resultó imposible, su buen hacer no debilitaba el vínculo de amabilidad y diálogo, lo reforzaba.
Josep Piqué siempre se comprometió con el mundo productivo, ya fuera en su etapa política o asumiendo directamente responsabilidades en la empresa. Llevado por su espíritu modernizador, lo suyo era entender el cambio y hacer de él un eje de progreso. Por ello, jamás se refugió en posiciones conservadoras; por contra, apostó por la modernización productiva y por conformar un marco institucional que favoreciera la innovación y el crecimiento empresarial. Una actitud que hemos conocido de cerca desde Foment del Treball donde, incluso en estos últimos meses en que la enfermedad le limitaba, siempre participó activamente en cuanto le solicitamos. A su vez, el suyo era un liberalismo cargado de sensibilidad social, alejado de radicalismos que fracturan la sociedad y deterioran la política.
Siempre se comprometió con el mundo productivo, ya fuera en su etapa política o asumiendo responsabilidades en la empresa
En el mundo institucional privado, también encontró un espacio idóneo para su manera de concebir la vida en sociedad. Presidió diversas entidades, siendo su gran referente el Círculo de Economía, donde coincidimos en tantas reuniones. Un compromiso que, estos últimos años, le llevó a impulsar y presidir el Foro La Toja Vínculo Atlántico que, en tan sólo cuatro ediciones, se ha convertido en la mayor referencia institucional en defensa de los valores que sustentan dicho espacio atlántico.
Josep Piqué ha sido una persona enamorada de la vida. Una tremenda humanidad sustentada en su amabilidad y naturalidad con quien se le acercara; en su sutil combinación de inteligencia y curiosidad, que le llevaba a interesarse por todo; y en su brillantez, que le permitía hacer entendible lo enrevesadamente complejo. Perder una persona tan entregada a la vida es especialmente duro para sus familiares y amigos. Para ellos todo nuestro afecto. Josep Piqué nos ha dejado, pero nos queda su ejemplo de cómo entender la vida en común.