Un amigo, gran aficionado al ajedrez, me avisa de que Junts se encuentra ahora en zugzwang. Se considera que un jugador está en zugzwang cuando, obligado a mover, empeorará su situación haga lo que haga; lo ideal sería pasar, pero eso no es posible. Pere Aragonès sabe jugar al ajedrez, aunque no es experto, me dicen. En todo caso, la destitución de Jordi Puigneró –tras la petición de una moción de confianza en el debate de política general– demuestra que el president ha jugado con habilidad porque es evidente que, desde la noche del miércoles, ningún escenario es bueno para el partido que lideran Laura Borràs y Jordi Turull.
Si los de Puigdemont acaban quedándose en el Govern, con o sin cambio de caras, lo harán en una posición más débil, pues ahora la figura de Aragonès tiene un perfil más nítido, tras ejercer su autoridad de forma expeditiva. Si la decisión de los junteros es salir del Ejecutivo autonómico –rápidamente o temporizando mediante una consulta a la militancia–, perderán los focos, la información y los recursos que dependen de tener poder institucional y deberán preparar las municipales a la intemperie (salvo por las diputaciones).
Aragonès ha jugado con habilidad porque ahora ningún escenario es bueno para Junts
Dentro o fuera del Govern, para Turull todo se hace mucho más difícil, aunque el choque con los republicanos cohesiona –aparentemente– las dos almas del partido. A pesar de su concepción pragmática de la política y del hecho de provenir de la escuela del sottogoverno pujolista, el secretario general de Junts ha acabado asumiendo la perspectiva de Puigdemont, que fue muy convincente cuando le recibió el sábado en Waterloo para tratar lo que se avecinaba. Hay que recordar que el de Amer –al igual que Laura Borràs– no era partidario de hacer gobierno con ERC, pero entonces se impuso el criterio de Jordi Sànchez, que coincidía con Turull. Lo que sucede hoy tiene aire de revancha del líder en el exilio, que no digirió nada bien que los suyos invistieran a Aragonès.
¿Qué ganarán los junteros si salen ? Nada. Solamente los partidarios del “cuanto peor, mejor” ven con alegría el pasar a la oposición, porque confían en que ello les permitiría pergeñar un nuevo relato, para marcar distancia con los republicanos y presentarse como los depositarios auténticos del espíritu del procés . Objetivo: evitar pinchar el globo.