Las relaciones entre el Ayuntamiento y el puerto de Barcelona no pasan precisamente por un buen momento. La discrepancia absoluta entre las dos instituciones en relación con el proyecto de instalación de una sucursal del Hermitage en la nueva bocana ha enrarecido el ambiente. A pesar de que el reloj para encontrar una solución corre muy deprisa no puede decirse que se haya intensificado el diálogo entre ambas partes, que en lo referido a este equipamiento siempre ha sido más bien escaso. En este contexto, la decisión del gobierno de Ada Colau de presentar hoy en la sede consistorial el informe .
Mostrar comentarios