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La insoportable inmadurez

Màrius Carol Consejero editorial

Immanuel Kant escribió un ensayo titulado ¿Qué es la Ilustración? , donde respondía que este movimiento pretendía la salida de la humanidad de su autoculpable inmadurez y de su perezosa y cobarde sumisión a los dogmas religiosos y políticos. No parece que el mundo asista en estos momentos a una segunda Ilustración; es más, podría creerse que hemos olvidado el mensaje de la primera: el ideal de comprender e interpretar el mundo desde el refinamiento de la razón, no desde la locura insospechada de las emociones más primarias.

Cuesta entender desde la óptica del ilustrado como una treintena de jóvenes –unos cuantos de ellos, menores– ocuparon el Consistorio de Girona el pasado viernes, sin que la alcaldesa lo impidiera, como protesta por la supresión por motivos de seguridad de los actos nocturnos de las Fires i Festes de Sant Narcís, tal como aconsejaron los informes policiales tras los altercados registrados en la ciudad durante los últimos días. Los concentrados, algunos con el rostro tapado, exigieron a la alcaldesa Marta Madrenas que les permitiera leer desde el balcón del Ayuntamiento un pregón alternativo en el que reclamaban la expulsión de la Policía Nacional y la Guardia Civil, y la disolución de la Brimo y los Arro de los Mossos d’Esquadra. Y además atacaban duramente a ERC y JxC por su equidistancia ante la respuesta a las algaradas callejeras.

Lo realmente grave no es lo que leyeron, ni que la alcaldesa negociara con alguien con la cara cubierta, lo preocupante es la derrota moral de nuestras autoridades ante unos desconocidos que exigían imponer sus propias condiciones a quienes han sido elegidos por los ciudadanos. La sensación es que nuestros gobernantes han abdicado de sus responsabilidades. Les votamos para que nos representen, para hagan respetar las normas de convivencia, para que pongan orden en la vida cotidiana. Estamos renunciando al imperio de la razón por esa autoinculpable inmadurez de la que hablaba Kant, que en determinados periodos de la historia nos atrapa. Lo ocurrido no tiene que ver con el independentismo, sino con la autoestima que debe tener una sociedad como la catalana, que cada vez resulta más adolescente, más incapaz de dar respuesta a los desafíos que se le presentan.

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