Ruta en coche por los pueblos con más encanto de la Alpujarra granadina

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De Lanjarón a Trevélez, a los pies de Sierra Nevada, recorremos siete localidades cuyo hechizo ha seducido a novelistas, aristócratas, poetas, músicos y otros artistas

Ruta en coche por los pueblos blancos de Cádiz

Capieria, Alpujarra

Un tinao típico de la Alpujarra en Capileira

Getty Images/iStockphoto

Regresamos a tierras andaluzas para emprender nuestra próxima ruta en coche por la Alpujarra. Nos disponemos a adentrarnos en una región de contrastes y belleza natural sin paliativos situada al sur de Granada, a los pies de Sierra Nevada, salpicada de valles, barrancos, fuentes y pueblos blancos encaramados a las laderas de la montaña. 

Su poder de seducción ha cautivado a novelistas, poetas, músicos, políticos, aristócratas, pintores y un sinfín de artistas que han encontrado en este rincón la paz o la inspiración que andaban buscando. Y es que la magia del último reducto del reino nazarí, en la que el tiempo parece haberse detenido, no deja indiferente a nadie.

La ruta puede realizarse en una única etapa o en diversas, ya que la oferta de alojamiento es de lo más atractiva

Nuestro recorrido nos llevará de Lanjarón a Trevélez -dos nombres populares gracias al agua y al jamón-, separados por 56 kilómetros de carretera serpenteante y, en muchos de sus tramos, vertiginosa. La ruta que proponemos puede realizarse en una única etapa o en diversas jornadas, ya que la oferta de alojamiento rural de la Alpujarra es de lo más atractiva. Olvídate del reloj y disfruta de los paisajes, entre almendros, viñedos y bancales, y de cada uno de sus pueblos.  

Empezamos nuestra andadura en la localidad de Lanjarón, la puerta de entrada a la Alpujarra, a la que accedemos por la carretera A-348. Famosa por sus aguas medicinales -cuenta con seis manantiales- y su balneario -uno de los mejores de la Península-, descubrimos en ella un bonito pueblo de calles estrechas adaptado a una accidentada orografía que todavía conserva la memoria de su pasado morisco. 

Con poco más de 3.500 habitantes, Lanjarón tiene en su casco urbano abundantes restos arqueológicos de interés. Destaca el antiguo castillo, conocido popularmente como el castillo de los moros, construido entre los siglos XIII y XVI. Visitar este hermoso pueblo es recorrer calles y plazas y descubrir por sorpresa sus numerosas fuentes que regalan al forastero frases del gran poeta Federico García Lorca, cuya familia frecuentaba la localidad. 

Nuestro siguiente objetivo es Órgiva, una localidad situada a algo menos de diez kilómetros, que, a pesar de no alcanzar las seis mil almas, se erige como la capital de la Alpujarra Media. A lo lejos se distinguen las torres gemelas de la iglesia de Nuestra Señora de la Expectación, que sobresalen por encima de las casas encaladas y le dispensan un aire señorial.  

Órgiva atesora un pasado en el que se entremezclan raíces griegas y moriscas. Y es que precisamente fue esta localidad el retiro de Boabdil, el último rey musulmán antes de la Toma de Granada. De aquí surgen caminos que conducen a las aldeas y pueblos más recónditos de la zona. La casa palacio de los condes de Sástago, una construcción del siglo XVI muy bien conservada, y la ermita de San Sebastián merecen una visita. Acercarse a este pequeño templo enclavado en lo alto de una colina en un agradable paseo por vías empinadas y tinaos, los tradicionales soportales alpujarreños que atraviesan sus calles uniendo una casa con la de enfrente.

Abandonamos Órgiva y conducimos diez kilómetros cuesta arriba por la A-4132, hasta alcanzar Soportújar. Conocido popularmente como el "pueblo de las brujas", es un diminuto núcleo de alrededor de 270 habitantes situado a 940 metros sobre el nivel del mar. Su historia de supuesta brujería se remonta a los siglos XVI y XVII, cuando repobladores llegados del norte de España trajeron consigo sus tradiciones celtas, despertando el recelo de los vecinos que les atribuían aquelarres.

En Soportújar casi todo gira alrededor de hechiceras, meigas y encantamientos. La localidad -repleta de tinaos- ha sabido sacar partido a su fama con una ruta en torno a la brujería que incluye rincones como la cueva del Ojo de la Bruja; el puente Encantado; la casa de la bruja Baba Yaga: la fuente del Chorro; la cápsula del tiempo -en el que los vecinos enterraron en 2015 mensajes y regalos para que en el futuro los abran sus descendientes-, o el mirador del Embrujo. 

Continuando el ascenso por la A-4132 y tras conducir lentamente por un trazado de curvas de 7,5 kilómetros alcanzamos Pampaneira, un delicioso pueblecito de dimensiones similares a Soportújar, que junto a Bubión y Capileira - todos ellos miembros de la Asociación de Pueblos más Bonitos de España- forman el conjunto histórico artístico del Barranco de Poqueira. 

Situados en la garganta del río Poqueira son el exponente más fiel de la arquitectura tradicional alpujarreña condicionada por una orografía caprichosa. Calles estrechas y empinadas con tinaos y casas encaladas coronadas por chimeneas cilíndricas rematadas con una loza de pizarra, tejados planos, fuentes y lavaderos árabes son algunos de sus elementos en común -sin obviar los geranios- que atraen a numerosos turistas. Son también un punto de partida para la práctica del senderismo. 

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La plaza de la Libertad de Pampaneira es el epicentro. Situada junto a la iglesia de la Santa Cruz, en ella confluyen tiendas de artesanía y terrazas, lo más animado de la localidad, además de la fuente de San Antonio, un manantial con supuestos poderes a la hora de encontrar pareja. Acércate también a la calle Verónica, junto a la plaza, por donde discurre la acequia central, la imagen vale la pena. 

Los 4 kilómetros que separan Pampaneira de Bubión por la A-4125 permiten alcanzar los 1.300 metros de altura sobre el nivel del mar. Sus reminiscencias árabes se perciben en cualquier rincón de este pueblecito tranquilo de 300 habitantes, menos frecuentado que sus vecinos Pampaneira y Capileira, cuyas casas, encajadas sobre la ladera de la montaña, dibujan sinuosas calles. 

El secreto para empaparse de su esencia no es otro que enfrentarse a sus empinadas calles empedradas hasta alcanzar la plaza principal. Allí te esperan la iglesia de la Virgen del Rosario, de estilo mudéjar, el Ayuntamiento, y el museo-casa Alpujarreña, un museo etnográfico que ocupa una construcción típica de la comarca, edificada directamente sobre la piedra del subsuelo.  

La tercera de las localidades que conforman el conjunto histórico artístico del Barranco de Poqueira, Capileira, a solo 1,7 kilómetros de Bubión, se sitúa en la parte más alta del barranco, a casi 1.500 metros de altitud, lo que garantiza unas espléndidas vistas. Hermoso como los anteriores -algunos consideran que todavía más- con su estructura típicamente bereber, se ha convertido en punto de partida de sencillas rutas de senderismo y de itinerarios de montañeros experimentados que desean coronar las cumbres de Sierra Nevada. 

A riesgo de parecer repetitivo, nuestro consejo es pasear y pasear por sus calles empedradas hasta perder la noción del tiempo. En Capileira también podrás visitar la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Cabeza, que data del siglo XVI, y la casa-museo etnológico Pedro Antonio de Alarcón. Pero, sobre todo, podrás gozar en sus distintos miradores de increíbles panorámicas de las cimas del Mulhacén y el Picacho Veleta.

Para alcanzar el último destino de nuestra ruta deberemos retroceder sobre nuestros pasos hasta Pampaneira y en esta localidad tomar la carretera A-4132 que nos llevará hasta Trevélez. Situado a 20 kilómetros al noreste, a pesar de la fama que le precede, es un pequeño pueblo que no alcanza los 750 vecinos. La calidad del jamón, atribuible a su clima, convierte la población en una gran despensa a 1.479 metros sobre el nivel del mar, y al pernil en el producto más preciado de la Alpujarra. Lo cierto, sin embargo, es que la denominación Trevélez se extiende también a otros municipios de la zona.

Considerado uno de los pueblos más altos de España, se divide en tres barrios -alto, medio y bajo- que conforman el casco urbano. Además de sus jamones, Trevélez se caracteriza por su arquitectura típica -en el barrio más alto- y por los espectaculares paisajes que lo rodean, por lo que, también suele ser frecuentado por senderistas y otros amantes de la montaña.

Nuestra ruta termina aquí, aunque no nos resistimos a ofrecerte una última propuesta. Si proyectas un viaje a principios de agosto, debes incluir Bérchules en tu itinerario. Se encuentra a 20 kilómetros de Trevélez y presume de una celebración única: festeja la Nochevieja el primer fin de semana de agosto. 

La tradición se remonta a 1994, cuando un apagón impidió a sus vecinos comer las uvas, ante lo cual decidieron posponer la fiesta al verano. La originalidad de la iniciativa atrae cada año a numerosos turistas que optan por un brindis en manga corta. ¡Feliz viaje!  

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