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Un paseo por el discreto encanto del modernismo madrileño

Arquitectura

El movimiento catalán, el art nouveau francés o el belga, o el secesionismo vienés dejaron impronta en una ciudad a priori nada modernista

Todo lo que necesitas saber antes de una escapada a Madrid

Casa Gallardo, Madrid

Iakov Filimonov

La villa y corte no pasó de largo ante este movimiento, aunque sí lo hizo muy discretamente. Y os explico. A finales del siglo XIX y primera década del XX, el modernismo emerge en contraposición a la academia oficial de estilo ecléctico e histórico. 

El nuevo movimiento hedonista buscaba romper con lo anterior, diferenciarse a través de espacios nuevos inspirados en la naturaleza, con formas curvas rescatando los oficios tradicionales y sin temor a la asimetría. Valor que congenia perfectamente con una nueva burguesía adinerada que quería distinguirse.

Hay edificios de diversos estilos con detalles modernistas pero no pueden considerarse obras modernistas

El Madrid oficial y el modernismo ecléctico

Madrid, como sede de la Real Academia de Bellas Artes, concentraba las corrientes oficiales en las artes, sosteniendo el historicismo en la arquitectura, creando cierta resistencia hacia el modernismo. Esto se tradujo en un estilo más desdibujado y ecléctico en Madrid, en algunas ocasiones usado solo como recurso decorativo o mezclado con otros estilos sin pudor pasando más inadvertido que en otras ciudades europeas como Barcelona, Viena o Bruselas.

Así puedes encontrar numerosos edificios madrileños de diversos estilos con detalles modernistas en rejerías, porterías o balcones, pero no pueden considerarse obras modernistas. Aunque, y aquí empieza lo bueno, sí hubo algunos propietarios atrevidos o un grupo de arquitectos que dieron rienda suelta a un modernismo más claro en la capital, sin llegar a crear estilo propio. Vamos a dar un paseo por la capital y admirar 13 sorprendentes huellas arquitectónicas.

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1. Un poco de secesionismo vienés en Madrid

Detalle de Casa de los Lagartos

Pablo Viñuales

Empezamos la ruta en el barrio de Chueca, con la Casa de los Lagartos (1911), en la calle Mejía Lequerica nº 1, que nos sorprende con sus originales salamandras gigantes sujetando las cornisas y la decoración esgrafiada al estilo secesionista vienés. 

Es de gran fuerza expresiva y no todos los madrileños la tienen en su radar, desde luego uno de los edificios modernistas más curiosos de Madrid y que anticipa cierto art déco. Su arquitecto fue el madrileño Benito González del Valle, quien ya realizó varias obras modernistas en Madrid.

2. El palacio de Longoria, un modernismo catalán y belga

Palacio Longoria de José Grases Riera

Pablo Viñuales

Seguimos en Chueca, en la calle Fernando VI esquina con Pelayo, en la hoy Sociedad General de Autores (SGAE), uno de los pocos edificios netamente modernistas de la capital, sacudiendo cualquier eclecticismo en su fachada exterior. Realizado por el barcelonés José Grases Riera para el financiero Javier González Longoria en 1902 como vivienda familiar y para oficinas de su sede bancaria en la planta baja. Grases, casualmente, no se adscribe al modernismo en sus obras posteriores.

El palacio tiene mucha influencia del modernismo catalán y belga. De su planta en forma de “L” destaca su impresionante torreón cilíndrico en esquina sin cúpula, su fachada es muy ornamentada con formas orgánicas y volúmenes suaves, curvos y decoraciones vegetales. Mezcla con maestría materiales de oficios como la piedra, el metal o el trencadís. Su escalera modernista interior culminada en una cúpula de vidrio y metal, de la Casa Maumejean es impresionante.

El palacio mezcla con maestría materiales de oficios como la piedra, el metal o el trencadís

Detrás del palacio, se abre un agradable patio-jardín inglés, recientemente bautizado como jardín de Ana Diosdado, autora y actriz. Y también, aquí, tuvo su estudio el pintor Julio Romero de Torres desde 1916 a 1930. Casualmente, Grases realizó la sepultura del compositor de zarzuelas Fernando Chueca que da nombre al barrio.

3. El asombroso modernismo ecléctico: hotel Reina Victoria

Ya adentrándonos en el barrio de las Letras, un claro exponente de edificio modernista ecléctico es el hotel Reina Victoria (1917-23), que preside la amplia plaza de Santa Ana, es monumental y no tiene pérdida, construido por el madrileño Jesús Carrasco-Muñoz, un arquitecto a reivindicar con numerosas obras fundamentales en Madrid. 

Hotel Reina Victoria, de Jesús Carrasco-Muñoz

Pablo Viñuales

Se proyectó para los grandes almacenes Simeón, en su origen, que estarían en las plantas bajas, en las plantas medias viviendas de alquiler y en el ático talleres de confección, en su fachada observamos estos diferentes usos de una manera patente. Al poco de concluirse se transformó en hotel, siendo durante décadas el hotel de los toreros donde se hospedaban normalmente antes de sus faenas.

Su afilada cúpula a modo de faro es lo que más llama la atención acabando con una luminaria muy al estilo art déco. Podemos visitar el ático del hotel en verano en una agradable terraza para observar de cerca el faro o los ornamentos del edificio, cercanos a la secesión austriaca, y unas bonitas vistas de Madrid.

4. Viviendas para Enrique Pérez Villamil

Casas para Pérez Villamil, 1906. Eduardo Reynals Toledo. Plaza de Matute, 12

Pablo Viñuales

Seguimos en el barrio de las Letras en la plaza Matute, 12. Estas viviendas son otro ejemplo de un modernismo puro. Podría ser una casa del Eixample barcelonés, con clara influencia art nouveau belga de Victor Horta, especialmente en los miradores verticales de hierro enmarcados en piedra que rompen la simetría horizontal del edificio. 

Construido por otro madrileño, Eduardo Reynals Toledo, en 1906. Ejecutando con sumo cuidado toda la ornamentación y oficios aplicados al edificio. Su portal modernista se conserva hoy en día, así como otras decoraciones originales. Su propietario quería algo innovador, fuera de lo que se hacía habitualmente en Madrid, y Reynals no le decepcionó. Este arquitecto realizó otras obras modernistas en la capital.

5. Cine Doré la modernidad del cinematógrafo

Cine Doré. 1923. Críspulo Moro. Calle Santa Isabel, 3

Pablo Viñuales

Nos dirigimos al Cine Doré en la calle Santa Isabel, 3, modernismo tardío de Críspulo Moro (1923), es uno de los cines más antiguos de Madrid, hoy sede de la Filmoteca Nacional. El modernismo le dota a este pequeño edificio una grandeza que impide no girar la cabeza al pasar. Moro realizará otra gran obra modernista de toques orientales en los Jerónimos enfrente del Retiro.

Continuamos al centro hasta la calle Cruz, 4, cerca de Sol y la plaza Mayor y nos detenemos en otro edificio modernista de Reynals, que sigue la estela de las viviendas de Pérez Villamil, con miradores verticales solo en un lado de la fachada rompiendo la simetría y su aplicación de ornamentos.

6. Un conjunto de cinco viviendas modernistas modestas

Viviendas modestas en Plaza de San Miguel, 4 (1905) de Valentín Roca Carbonell. Junto al mercado de San Miguel

Pablo Viñuales

Nos acercamos a un conjunto único en Madrid, el de cinco viviendas modernistas modestas para alquiler en una misma manzana, realizadas para la duquesa Fernán Núñez por Valentín Roca Carbonell en la plaza y Cava de San Miguel. En estas viviendas observamos el uso del modernismo en Madrid, a medida que descendemos por la Cava de San Miguel, en cada vivienda el modernismo va perdiendo intensidad. Reseñable es el edificio de la plaza de San Miguel, 4 (1905). Y si tienes apetito de manjares madrileños pasa por el mercado de San Miguel en la misma plaza.

7. El centro de Madrid reformado para la emergente burguesía

En la calle Mayor, 16 y 18, paramos en el magnífico edificio de la Compañía Colonial de Miguel y Pedro Mathet, padre e hijo respectivamente. En 1908 ambos arquitectos reforman un viejo inmueble de viviendas para la famosa fábrica de chocolates la Compañía Colonial, ocupando los locales comerciales. 

Edificio de la Compañía Colonial (1908). Miguel y Pedro Mathet. Calle Mayor, 16 y 18

Pablo Viñuales

Los Mathet, sabiendo que estaban adjudicando importantes obras para la incipiente Gran Vía, buscan una fachada atractiva e innovadora en Madrid, trayendo un modernismo refinado como baza segura para ser llamados en la Gran Vía, como al final así fue. Aunque posteriormente abandonaron el modernismo inclinándose hacia un estilo clasicista. No perderse los conjuntos cerámicos y los motivos florales y figurativos alegóricos al comercio, obras todas ellas del taller de Daniel Zuloaga.

Justo enfrente, en Mayor, 5, se encuentra una de las pocas obras modernistas de José López Sallaberry, un interesante edificio de 1906 profusamente ornamentado, con cierto aspecto de gran tarta nupcial blanca. Es la casa para los Ruiz de Velasco, comerciantes textiles que instalaron su comercio en la planta baja.

8. La antigua botica de la  Reina Madre en Mayor

Antigua botica de la Reina Madre en Mayor (1913). Jesús Carrasco-Muñoz. Calle Mayor, 59

Pablo Viñuales

Bajando hasta la calle Mayor, 59, Jesús Carrasco-Muñoz, arquitecto del hotel Reina Victoria, construye este coqueto edificio modernista en 1913. La botica de la Reina Madre se trasladó definitivamente a este edificio de Jesús Carrasco, quien la decoró, conservándose en gran parte como entonces y sigue abierta.

Parece ser que la historia de la antigua farmacia de la Reina Madre viene por ser heredera de una botica abierta por un alquimista veneciano en el siglo XVI en otra calle de Madrid. Y lo de la Reina Madre proviene de Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V, ya que encargaba sus fármacos y cremas fuera de la botica real de palacio, por no fiarse demasiado del entorno.

9. La elegancia señorial del art nouveau francés

Casa Gallardo (1915), de Federico Arias Rey. Calle Ferraz 2

Pablo Viñuales

La casa Gallardo es otro ejemplo de un modernismo rotundo, en la esquina de plaza de España y calle Ferraz, en el ensanche de Argüelles. El estilo art nouveau francés es claro: con tejado de pizarra, formas suaves con movimiento en la fachada, la complicidad entre arquitecto y escultor, herraduras rematando el edificio y un magnífico torreón en chaflán le confiere un aspecto elegante y lujoso. 

Construido para las hermanas Asunción y Esperanza Gallardo, de hecho, se puede observar una gran G como emblema de sus propietarias en la base de la cúpula del torreón.

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10. García Nava: o una pequeña iglesia o un cementerio colosal

Nuestra última parada en el centro será la calle Silva, 21, cerca de la Gran Vía, para admirar la iglesia de la Buena Dicha de Francisco García Nava (1914). Es una iglesia pequeña, pero mezcla con maestría el modernismo con el historicismo medieval y mudéjar, dando como resultado un edificio muy singular. Es de una sola planta y tiene fachada por detrás en la calle Libreros, 12. El edificio de viviendas contiguo en la calle Silva también es de García Nava, con un estilo similar a la iglesia. Es una pequeña obra maestra secreta de Madrid. 

11. El cementerio de la Almudena, un conjunto modernista único

Cementerio de la Almudena (1905-1926). Francisco García Nava

Pablo Viñuales

Desde 1905 hasta 1926 Nava estaba ya inmerso en la reforma del cementerio de la Almudena, iniciado por Arbós en un estilo neobizantino y neomedieval. Sin embargo, el proyecto se retrasaba, así que por una cosa o por otra, García Nava lo acabó ejecutando. Si bien respeta el trazado de lo ya construido por Arbós, le da un cambio radical, sumergiéndose en un modernismo en toda su estética arquitectónica, siendo el mejor conjunto modernista de Madrid y de los mejores de Europa, por su dimensión y calidad.

Nava evoluciona el ladrillo neomudéjar, muy frecuente en el Madrid de finales del XIX, hacia un modernismo innovador y con fuerza expresiva propia. La entrada principal está compuesta por un pórtico monumental en línea con doble arquería de numerosos arcos, separando la ciudad del camposanto. 

Detalle de la capilla del cementerio de la Almudena (1905-1926) Francisco García Nava

Pablo Viñuales

Pasado el umbral, aparecen pequeños edificios ajardinados de un modernismo singular conjugado con el historicismo y toques orientales y al fondo una obra maestra. Es la capilla del cementerio, pequeña de planta y muy alta dando una verticalidad asombrosa, culminada por una cúpula parabólica. 

Son muy curiosos sus elementos decorativos como los halcones posados en el reloj del campanario, las gárgolas con forma de murciélagos o la escultura del ángel sentado en la cúpula con la trompeta esperando guiar almas. El cementerio ha sido ampliado en años posteriores. Hay espléndidos panteones modernistas y de otros estilos dentro.

12. Madrid Moderno

Madrid Moderno (1905). Valentín Roca Carbonell. Calle Roma

Pablo Viñuales

Finalizamos con dos ejemplos de colonias de chalecitos u hotelitos modernistas en Madrid: el Madrid Moderno y la colonia de la Prensa. Colonias de viviendas unifamiliares que desgraciadamente se han degradado y muchos hotelitos desaparecidos por los booms urbanísticos desde los años 70.

El Madrid Moderno pegado a la plaza de las Ventas tuvo tres fases, las dos primeras de estilo neomudéjar en 1890, y la tercera modernista llevada a cabo por Valentín Roca Carbonell en 1905 en la calle Roma, el mismo de las viviendas modestas de la plaza de San Miguel. Son parte de un plan urbanístico de viviendas, también modestas, para dar cabida a una pujante clase media en las afueras de Madrid. 

Son unos hotelitos asombrosos con toques exóticos que nos llevan al barrio francés de Nueva Orleans, con un torreón de madera sobre cuatro columnas de hierro en la entrada. Son muy singulares y cálidas aunque entristece saber que allí había casi un centenar de ellos. Es muy recomendable ver los que quedan.

13. La colonia de la Prensa en Carabanchel

Colonia de la Prensa (1913). Felipe López

Pablo Viñuales

La colonia de la prensa se sitúa en Carabanchel. Fue realizada para periodistas y escritores, por iniciativa de este mismo gremio constituyendo una cooperativa. Se trataban de hoteles unifamiliares de variados diseños modernistas, proyectados todos por Felipe López Blanco a partir de 1913, hoy solo quedan algunos de los 40 que se edificaron, dañados en la Guerra Civil primero y por la especulación después. 

Se encuentra en la calle Eugenia de Montijo. Es inconfundible su puerta de entrada, con dos espléndidas torres modernistas para el puesto de vigilancia unidas por una marquesina coronada por un cartel cerámico con el nombre de la colonia. Es mejor recorrer sus calles a pie para fijarse en los detalles. Y que las administraciones la mimen más por su singularidad.