Artajona, el castillo más espectacular de Navarra
Mundo insólito
Sus nueve torres cierran completamente el antiguo núcleo de la villa
Adaptándose al dibujo de la loma sobre la que se asienta, la fortaleza de Artajona dibuja, desde lejos, el lomo de un dragón almenado. A este castillo medieval, uno de los más espectaculares de Navarra –donde la competencia es dura, con preciosidades como Olite o Javier– se le conoce popularmente como El Cerco. Más descriptivo no podía ser, pues los grandes lienzos de muralla unidos por torres (quedan en pie nueve de las catorce originales) cierran completamente el núcleo original de la villa.
Pegado a la parte norte de la muralla hay un descampado donde se aparcan coches y ese es el lugar idóneo para comenzar el recorrido por esta construcción medieval que se remonta al siglo IX. Hay un camino de ronda que facilita efectuar el itinerario. Al atravesar los portales de Remahua o San Miguel se halla uno bajo la protección de las recias paredes, por encima de las cuales se alza la otra joya arquitectónica de Artajona: la iglesia de San Saturnino, que es también una parte de la fortaleza.
Solo hay que ver sus contrafuertes y la altura del campanario para comprender que complementaba las funciones defensivas. Sin embargo, está dotada con buenas obras de arte, comenzando por su portalada gótica escoltada por unas arquerías murales. Hay una imagen del santo patrón en el proceso de exorcizar a una mujer poseída por el Mal (al parecer con éxito, pues un demonio abandona su cuerpo desde el oído).
Otras escenas representan el martirio de Saturnino, apaleado y luego arrastrado por un toro hasta la muerte. Encima del tímpano, un gran rosetón que destaca en la fachada superior desnuda. En el interior hallamos el retablo tallado entre 1505 y 1515 con la imagen sedente de san Saturnino y otra de la Virgen con el Niño. Además, hay un retablo flamenco repleto de dorados.
Desparramada por la ladera de la colina se halla el resto de la localidad de Artajona. Zigzagueando por las calles, en bajada, se van admirando algunas de las imponentes casas blasonadas con que cuenta, y así se llega hasta el barranco de Zumadia, que cierra la localidad por el este. En el extremo norte se halla la ermita de Nuestra Señora de Jerusalén, con una imagen de la Virgen que según la tradición fue traída de Tierra Santa.
Está en un lugar idóneo para obtener vistas de la silueta del Cerco. Si se desea conseguir una bonita imagen crepuscular de la muralla y la iglesia emergiendo del centro, lo mejor es buscar un emplazamiento a occidente de la fortaleza para contar con la luz del sol a favor.
El Cerco de Artajona, además de por su emplazamiento, destaca por hallarse rodeado de campos de cereales, lo que deja un panorama nítido en el que en primavera destacan el verde del cultivo con la piedra naranja. En verano, es como un anillo dorado que rodea al propio Cerco.
Al norte del núcleo urbano se halla dos de las reliquias que hablan del poblamiento prehistórico de esta Zona Media navarra, con los dólmenes de Portillo de Enériz y mina de Farangotea, de la edad de bronce. Son los enterramientos de corredor más meridionales de la comunidad autónoma. Se halla a cuatro kilómetros de Artajona, bien señalizados.