Benarés, donde la vida y la muerte conviven de forma natural
India
Las aguas de Ganges, el río más sagrado de los hinduistas, son purificadoras y cada inmersión en ellas sirve para expiar los pecados de los creyentes
Benarés -o Varanasi, su nombre oficial en hindi-, está situada en el estado de Uttar Pradesh, al norte de India . Bañada por el río Ganges, es la ciudad sagrada y santa del país por excelencia, el lugar al que todo hinduista debe acudir al menos una vez en la vida.
Visitar Benarés es transportarse a otra vida, a otro universo en el que la espiritualidad y el misticismo son los protagonistas, donde lo incomprensible se vuelve mágico, donde los olores te revuelven los sentidos y donde la mirada no puede dejar de captar todo lo que ocurre a tu alrededor. Aquí conviven de forma natural la vida y la muerte y la atmósfera que se crea va más allá de cualquier explicación que intentemos darle.
Vivir los ‘ghats’
Benarés no es diferente al resto de ciudades indias. En ella reina el caos, el ruido y el bullicio y pasear por sus estrechas calles se convierte en toda una aventura. Pero al llegar a los ghats , las escalinatas a orillas del río Ganges, es cuando uno empieza a notar la vibración que la envuelve.
No encontramos mejores palabras para describir esta zona que las que usó Mark Twain en 1896: “Está compactamente amurallada por plataformas abarrotadas, escaleras elevadas, templos esculpidos y palacios majestuosos que se disipan en la distancia. Y hay movimiento y vida humana en todas partes, vestidos con trajes brillantes que fluyen arriba y abajo de las grandes escaleras“.
El Ganges es el río más sagrado para los hinduistas y está personificado bajo la forma de la diosa Ganga. Sus aguas son purificadoras y cada inmersión en ellas sirve para expiar los pecados de los creyentes.
Por eso, la actividad en los ghats es intensa y se desarrolla a un ritmo muy similar a como ha sido durante siglos. Los peregrinos y devotos realizan sus baños purificadores y rezan a la madre Ganga. Mientras tanto, la gente lava la ropa en el río y la seca al sol creando una colorida estampa de saris, sábanas, calzoncillos, pantalones y camisas. Otros se enjabonan el pelo o se lavan los dientes. Los niños nadan y juegan. En esta particular estampa no pueden faltar las vacas y las cabras merodeando por la orilla y bebiendo agua del río ni los cánticos y mantras de oración que se escuchan al fondo.
Cremaciones a orillas del río
Con todo este ajetreo, la muerte convive muy cerca. Es en este mismo río donde tienen lugar las cremaciones de acuerdo a las creencia hinduistas, según las cuales si las cenizas de un difunto son echadas al Ganges, su alma se purificará y se liberará del ciclo de las reencarnaciones, obteniendo una buena vida eterna. Mujeres embarazadas, niños, leprosos, los que murieron a causa de un mordisco de cobra y los sadhus -monjes que dedican su vida a la penitencia- no necesitan ser incinerados y sus cuerpos son arrojados directamente al río.
Los ghats Manikarnika y Harischandra, los más importantes de la ciudad, pueden llegar a realizar alrededor de 200 cremaciones diarias, por lo que no es de extrañar poder presenciar alguna de estas ceremonias en directo.
El ritual comienza con la purificación del cuerpo del difunto en el Ganges, antes de colocarlo sobre una pila de troncos de madera. Después de quitar los brillantes ropajes naranjas que lo envuelven que simbolizan la pureza, se deja una única tela blanca, color del luto. El hijo mayor -el menor en el caso de que el finado sea una mujer-, tras haberse purificado y vestido también de blanco, rociará el cuerpo con grasa y encenderá la llama.
Para los ciudadanos occidentales, la ceremonia resulta impactante y para algunos incluso morbosa. Sin embargo, se realiza con mucha naturalidad y serenidad, sin llantos ni lamentos. Y es que mientras que en nuestra cultura la muerte es el final, para los hinduistas es un paso más en la vida de la persona.
Ritual Ganga Aarti
Otro de los momentos especiales a orillas del Ganges tiene lugar al atardecer, con el Ganga Aarti. Las escaleras del ghat Dasaswamedh se llenan de gente -tanto turistas como locales- dispuesta a presenciar esta especial puja a la diosa Ganga que hacen 5 brahmanes o sacerdotes en forma de gratitud. Durante una hora, el sonido de las campanas y de los mantras se entremezclan con los movimientos coordinados que los brahmanes hacen con diferentes elementos como el incienso, el fuego o las plumas.
Y es que Benarés, la ciudad donde la vida y la muerte se dan la mano, es un lugar que te traspasa y te remueve por dentro. Aunque no entiendas lo que pasa a tu alrededor y, por supuesto, no sepas expresarlo con palabras, sientes que la energía fluye y tú te dejas llevar inexorablemente por ella.