Ruta gastronómica del ‘calçot’ de Valls

Turismo gastronómico

Entre enero y marzo es temporada para comer este delicioso vegetal

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Una de las calles empedradas dentro del casco antiguo de Montblanc, Tarragona

De Mmorell vía Wikimedia Commons

Dicen los que entienden que, en Valls, capital de la comarca de l’ Alt Camp, además de ser el lugar de origen de los calçots , es donde mejor saben. Comer calçots es una fiesta gastronómica que lleva a los catalanes, entre enero y marzo, a reunirse en torno a una mesa y una hoguera para asar estas verduras, directamente sobre el fuego, hasta que se chamuscan. Y aunque parezca extraño, se sacan las capas exteriores para quede solamente la parte tierna. Llegados a este punto todos se han manchado las manos, y solo queda aderezarlos con una salsa romesco llamada salvitxada, cabeza para arriba y para dentro. Es normal que algunas gotas de salsa salpiquen la ropa, para ello se han puesto un gran babero, no hay que sentirse ridículo, todo el mundo lo utiliza para evitar los lamparones.

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Un plato de 'caçots' y su salsa

fotoedu / Getty Images/iStockphoto

El olor a humo y calçots se puede seguir por distintas localidades de una comarca repleta de olivos, almendros, viñas y huertas de cebollas.

El olor a humo y calçots se puede seguir por distintas localidades de l’Alt Camp

Empezamos por la capital de la comarca de la Conca de Barberà, Montblanc, cuyo centro histórico ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico, pues posee el recinto amurallado mejor conservado de Catalunya con más de 1.500 metros de muro. En una de sus torres se puede ver un mosaico conmemorativo que explica que según la leyenda fue, en este lugar, donde San Jorge mató al dragón.

Pero además de las murallas, hay acercarse a la iglesia de Sant Franesc, el antiguo convento donde vivió San Francisco de Assís, del siglo XIII, de estilo gótico catalán; a el puente románico y a la iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XIV, también se pueden ver algunos edificios como el antiguo palacio donde residía el rey de Aragón y los condes de Barcelona, del siglo XIII.

Merece una parada el Museo Comarcal por su colección arqueológica y por supuesto hay que probar los calçots en alguno de sus muchos restaurantes, como el Moli del Mallol o el Call de Montblanc.

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Iglesia Vella o de la Puríssima Sang en Alcover

PMRMaeyaert vía Wikimedia Commons

Seguiremos ruta hasta Alcover situado a orillas del rio Glorieta. Una antigua ciudad amurallada con un núcleo medieval bien conservado en la que se pueden ver vestigios romanos y musulmanes, aunque la muestra más significativa es de origen medieval entre los que destacan la iglesia Vella o de la Puríssima Sang, y la iglesia del Remei de estilo románico y conocida popularmente como ‘la mezquita’; el puente de los Moros y caseríos como el mas de Mont-Ravà que ya existía el año 1163. No hay que marcharse sin degustar los calçots en el Restaurante K-l’ermità

Continuaremos hacia Valls, considerada la localidad origen de los calçots ,según se dice, a finales del siglo XIX, un agricultor de esta ciudad (Xat de Benaiges) fue el primero que de casualidad los cocinó en las brasas de un fuego, y quien ideó la salsa que los acompaña.

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Plaza de l'Oli, Valls, Tarragona

Jaume Meneses vía Wikimedia Commons

Conserva un casco histórico de aire medieval con calles estrechas e irregulares. Recorriendo su entramado podemos ver edificios como los conventos de San Francisco, de los Capuchinos y del Carmen; la iglesia de Sant Joan, del siglo XVI, en estilo gótico y con fachada renacentista, que posee uno de los campanarios más altos de Catalunya; o la capilla del Roser del siglo XIV que cuenta con obras importantes de la cerámica vidriada del siglo XVll. Además, no os podéis perder las plazas porticadas del Blat y del Oli, y la judería.

En la cuna del calçot no podían faltar dos establecimientos tan emblemáticos como la Masia Bou y Casa Fèlix.

Próxima parada, Nulles, un pequeño pueblo cuya cooperativa vinícola posee un fachada modernista, obra del arquitecto César Martinell, que forma parte de las Catedrales del Vino -50 edificios de principios del siglo XX que combinan técnica vinícola y bellehttp://www.restaurantcolldenulles.cat/index_es.htmlza arquitectónica-. Los calçots se pueden encontrar en dos establecimientos: El Caliu y el Coll de Nulles.

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Cooperativa vinícola en Nulles, Tarragona

Pepito2711 vía Wikimedia Commons

Y terminaremos la ruta con una visita al real monasterio de Santes Creus, una abadía cisterciense fundada en 1160, que tuvo una gran importancia entre los siglos XIII y XIV, de hecho los reyes Pedro III de Aragón, su hijo Jaime II el Justo y su esposa Blanca de Anjou fueron mecenas del monasterio para poder ser r enterrados aquí. Fue abandonado en 1835 tras la Desamortización de Mendizábal, y a principios del siglo XX fue declarado monumento nacional pos su buen estado de conservación.

Finalmente, uno puede deleitarse con un buen plato de calçots en: Cal Mosso o el Hostal Restaurant Grau.

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Real monasterio de Santes Creus, Tarragona

guy-ozenne / Getty Images/iStockphoto

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