Uno baja por la serpenteante carretera hasta Ballintoy Beach. El lugar muestra la dura belleza de un paisaje de acantilados, rocas de basalto y un mar que rara vez está en calma. Aquí se aprecian todas las esencias de la Ruta Costera de la Calzada, considerada uno de los mayores atractivos para el turismo en Irlanda del Norte.
Se comienza el descenso junto al cementerio de Ballintoy Parish Church y se intuye que el sitio invitará a la contemplación, sacar la cámara de fotos, y evocar ancestrales leyendas celtas. Esa ensoñación se multiplica a nivel del mar. Pero al llegar, la sorpresa es mayúscula. Un griterío ininteligible viene de la playa. Es inevitable asomarse y mirar hacia el grupo de islotes ennegrecidos que hay frente a la costa. ¿Qué es eso?
Se trata de 30 ó 40 personas ataviadas con pesados ropajes del medievo que lanzan alaridos y corren sobre la arena para enfrentarse en un combate de espadas. Y de pronto, se oye: ¡CUT! ¿Es una peli? No, no hay cámaras grabando, salvo las de los móviles de los sonrientes turistas que asisten a un improvisado espectáculo más divertido que sangriento. No es una película, pero este combate ficticio sí rememora un rodaje: el de la serie de Juego de tronos, que aquí ubicó sus “Islas del Hierro”.
Sin duda, Juego de tronos es el gran éxito televisivo de los últimos años a nivel mundial. Rodada en diversas localizaciones europeas, incluida España, aunque ha sido Irlanda del Norte donde más escenarios se han aportado a la ficción. Y a ellos ansían llegar los aficionados de todo el mundo. Vienen de los cinco continentes, embarcados en un moderno peregrinaje para el que se saben los diálogos y escenas como si fueran oraciones con las que honrar a los personajes de la serie.
Muchos rincones de la Ruta Costera de la Calzada son el fondo, más o menos transformado, para las escenas de honor, intrigas, lucha, sangre y sexo de esta serie. Han aparecido localizaciones como el cercano puente Colgante de Carrick-a-Rede, las cuevas de Cushendun o el puerto de Carnlough. Estos, y otros puntos del rodaje, conforman las rutas turísticas más demandadas.
Es cierto que este camino costero entre Belfast y Derry-Londonderry siempre fue un reclamo para los viajeros en Irlanda del Norte. Pero ahora ha tomado un cariz un tanto friki con los itinerarios tematizados, donde no solo se descubren los platós naturales o sus transformaciones gracias a la postproducción. También, como ocurre en Ballintoy Beach, los fans viven el papel a tope disfrazándose de época, y actuando como si formaran parte de las hordas de guerreros que luchan por alguno de los señores de los Siete Reinos.
El camino costero entre Belfast y Derry-Londonderry ha tomado un cariz un tanto friki
Y por supuesto, se descubren infinidad de curiosidades sobre los rodajes. Por ejemplo, en el pintoresco puerto de Carnlough se ven las escaleras por las que emergió una de las protagonistas, Maisie Williams. La joven actriz, que encarna a Ayra Stark, entró y salió de las aguas gélidas del mar de Irlanda, durante horas, hasta que la toma fue válida para convertirse solamente en unos segundos de un episodio, y cuyos acontecimientos anteriores y posteriores se filmaron en las calles de Girona.
Este recorrido por la costa incluye paradas realmente atractivas para los fans y los que no lo son tanto. Se puede caminar entre las majestuosas hayas negras de Dark Hedges, se vislumbra el esplendor medieval del castillo de Dunluce o se contempla la fortaleza pétrea de la cantera de Maghermorne. Por cierto, este fue el lugar elegido en la serie para ser el Muro de Hielo que defiende a los hombres de lo salvaje. Un muro que se creó con las técnicas digitales más vanguardistas, pero que ahora se pretende edificar como parte del legado de Juego de tronos, un fenómeno turístico y económico digno de estudio.
La repercusión se mide por las decenas de empresas turísticas que no solo ofertan recorridos temáticos, también hay posibilidad de contratar festines y banquetes ambientados en la edad media,o visitar los talleres artesanos donde se realizaron las joyas de atrezo para la serie que, obviamente, se han convertido en un cotizado material de merchandising.
Este recorrido por la costa incluye paradas realmente atractivas para los fans
Además están las experiencias más inmersivas en las que no faltan los disfraces a base de capas de lana, pieles, armamento y armaduras. Con semejantes galas se practica el tiro con arco en Castle Ward. Una edificación del siglo XVIII que forma parte del patrimonio nacional, pero que ha experimentado un crecimiento exponencial de visitantes tras su transformación televisiva en Invernalia, residencia de los Stark.
Y cerca de allí, los más osados luchan con espadas de plástico a la sombra del Audley Castle, donde los creadores de la serie encontraron la inspiración para construir un puente digital uniendo las orillas del lago Strangford. También ataviados con ropajes de época se recorren los húmedos ambientes de robles y helechos del Tollymore Forest Park. Un espacio natural precioso con senderos, rutas ciclistas y hasta las huellas del Camino de San Patricio.
Desde hace mucho tiempo, estos parajes son frecuentados por los lugareños. Estaba claro que su atmósfera de misterio y encantamiento tenía que incorporarse al relato televisivo. Algo que ocurrió desde el comienzo, ya que fue el escenario de acontecimientos icónicos en los primeros capítulos.
La atmósfera de misterio y encantamiento tenía que incorporarse al relato televisivo
Aquella temporada inicial triunfó pese a la amenaza del famoso “Winter is coming”. Y paradójicamente, el próximo mes de abril, se estrenará la 8º y última temporada de la serie , y sin duda para el turismo de Irlanda del Norte eso significará una brillante llegada de la primavera.