Loading...

Tossa de Mar, la bella amurallada

Costa Brava

El municipio aún conserva en perfecto estado los elementos defensivos que solían proteger el pueblo de piratas

Fortificación de Tossa de Mar, Costa Brava

Leamus / Getty Images/iStockphoto

Cuando uno cierra los ojos y piensa en Tossa de Mar, lo primero que le viene a la mente es el imponente castillo alzándose sobre el mar para proteger la ciudad de los piratas. Esta localidad de la Costa Brava, bautizada como “Esperanza” en la película Pandora y el holandés errante y definida por Marc Chagall como “el paraíso azul”, es un lugar idóneo para disfrutar de un día de playa, cultura y naturaleza. Un lugar repleto de belleza y placeres del que no nos querríamos ir nunca.

Saltos en el tiempo

En la Vila Nova, en medio de un entramado de casas, edificios y comercios del siglo XVIII, encontramos la avenida del Pelegrí. Lo que fuera en origen un antiguo hospital, el de San Miguel, ha sido hoy reconvertido en casa de la cultura y es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Es curiosa la sensación, porque es una vía bastante estrecha, y justo enfrente, como si entráramos en un gusano temporal, topamos con la más impactante de todas las villas romanas, la de Ametllers.

Villa romana en Tossa de Mar

Shesmax via Wikemida Commons

Situada en el centro del pueblo y de fácil acceso, estaba dedicada al cultivo de la vid y a la producción de vino. Y cuenta con dos partes diferenciadas por el desnivel del terreno: la zona baja, dedicada al almacenaje y producción; y la zona alta, dedicada a la vivienda. En la misma zona podemos encontrar otros restos de villas romanas, como la de Ses Alzines o la Masía Carbotí, que demuestran la importancia de Tossa en la época en que formaba parte de Tarraco.

Cabe decir que los elementos que fueron encontrados en las villas durante las excavaciones se encuentran en el Museo Municipal, donde se puede admirar una gran variedad de mosaicos romanos, esculturas, monedas o herramientas. Este museo se conoce como “Casa Falguera”, y es uno de los centros de arte contemporáneo más antiguos de la zona. Situado en la Vila Vella, cuenta con obras de Marc Chagall y André Masson, entre otros.

La Tossa más actual

Si seguimos andando nos topamos con la calle de la Guàrdia, repleta de tiendas de ropa, joyerías, cafés, una coqueta pastelería vintage , en donde venden la mejor coca de llardons del mundo, y restaurantes que apuestan por los productos frescos de la zona y los cocinan a la antigua manera de los pescadores. Entre ellos destaca Mestre d’Aixà, un restaurante sin grandes lujos que despierta los sentidos con una gran carta y un mejor menú a un precio muy competitivo.

Playa Gran y paseo marítimo en Tossa de Mar

Oleg_P / Getty Images/iStockphoto

Esta calle del casco antiguo desemboca en el paseo marítimo de la playa Gran, una delicia de 385 metros de longitud con aguas cristalinas y un excepcional fondo marino. Cabe decir que las múltiples calas y playas de Tossa se han convertido en un paraíso para los amantes del submarinismo y del snorkel. En pleno paseo marítimo, también podremos disfrutar de una amplia oferta culinaria y visitar el modernista Hotel Diana, diseñado por Antoni de Falguera.

Una villa medieval

Una de las grandes atracciones de Tossa es su imponente muralla medieval, de la que se ha conservado casi todo el perímetro original y tres grandes torres cilíndricas conocidas como Codolar, ses Hores y Joanàs. Sus muros de piedra son una maravilla que alberga y protege los caminos estrechos que van a dar a la zona conocida como el barrio viejo, el único ejemplo de población medieval fortificada que todavía existe en la costa catalana.

Casas de piedra construidas sobre el desnivel del terreno

GeoJGomez / Getty Images/iStockphoto

Llaman la atención las numerosas casonas de piedra de lo que fuera el pueblo durante la ddad media y los estrechos callejones pavimentados. Alcanzó su mayor esplendor en el siglo XV, cuando llegó a tener hasta 80 edificios. Una actriz a la que encandiló esta maravillosa población fue Ava Gardner, cuyo recuerdo da forma a una estatua de bronce a escala real en la entrada de la Vila Vella.

En el punto más elevado de la muralla encontramos el faro de Tossa, justo en el lugar donde se situaba el castillo que servía de torre de vigía durante la época medieval. Este mirador se encuentra justo al lado del Centre d’Interpretació dels Fars de la Mediterrània, un museo en el que se muestran los detalles de la forma de vida de los fareros y se hace un recorrido por los faros que iluminan el Mediterráneo.

Muralla medieval iluminada por la noche en Tossa de mar

KavalenkavaVolha / Getty Images/iStockphoto

Una iglesia con encanto

En el interior del recinto amurallado de la Vila Vella encontramos un edificio con poca estructura, la antigua iglesia de San Vicente, construida en el siglo XV. El encanto de este edificio se debe a que fue destruido en el siglo XIX, de forma accidental, cuando las tropas francesas almacenaban explosivos allí. A pesar de los ataques de piratas que azotaban la costa, buena parte de la población vivía fuera de las murallas, por lo que tenía sentido crear un nuevo edificio más grande y actualizado.

Ruinas de la antigua iglesia de San Vicente, construida en el siglo XV,Tossa de Mar

Artur Bogacki / Getty Images/iStockphoto

Así que, en plena época barroca, se creó una iglesia llamada a sustituir a la original y dedicada al mismo santo, la nueva iglesia de San Vicente, un edificio de estilo neoclásico y con una sola nave que podemos encontrar en la plaza de la Iglesia. Posiblemente no hay otra iglesia que goce de una belleza tan excepcional y en perfecta comunión con la naturaleza colindante como la antigua iglesia.

Si miramos a nuestro alrededor, disfrutaremos contemplando una sucesión de acantilados, abismos y miradores rodeados de tonos verdes y azules. Respiraremos profundamente y nos embriagaremos con el olor a mar, a pino, a romero y a tomillo, y escucharemos cómo el mar golpea contra las rocas. San Vicente es mucho más que un antiguo edificio religioso: es una increíble obra de arte que clama a un dios llamado naturaleza.

Iglesia parroquial de San Vicente en Tossa de Mar

Artur Bogacki / Getty Images/iStockphoto