Suiza es el país más caro del mundo , y Zurich es el corazón del capitalismo, meca de las finanzas mundiales pero también una ciudad repleta de cultura. “Zuri” es el apodo que eligen sus habitantes. Tranquila y silenciosa, fue elegida dos veces como la ciudad con mejor calidad de vida del mundo y los salarios son los más altos de Europa. Y se nota cuando la visitas. Pero te damos unos consejos que serán muy útiles. Los primeros minutos en Suiza pueden ser duros, los precios altísimos asustan pero no os preocupéis porque es posible recorrer la ciudad sin gastar una fortuna, y disfrutarla como un habitante más siguiendo estos consejos.
La opción más económica y ecológica es usar una bicicleta. ¡Y la buena noticia: es gratis! Sólo tienes que dirigirte a un centro de Züri Rollt para recogerla, te registras, dejas un depósito que luego te será devuelto y listo. Puedes aparcarla en cualquier sitio para realizar una visita como un local. Los suizos adoran las bicicletas, verás que hay de todos los tipos y diseños.
La travesía en bicicleta empieza en la estación central Zürich Hauptbahnhof que tiene un centro comercial subterráneo muy atractivo, y cada semana se realizan distintos eventos artísticos y deportivos.
El carril bici brinda una conexión muy rápida, sigue el trazado del río Limmat que atraviesa Zurich y la divide en dos partes: la histórica y la financiera. En el centro histórico se encuentra Lindenhof, un jardín que era un fuerte romano en la antigüedad. Desde esta colina disfrutarás de un precioso paisaje del Limmat.
Arte y revolución
Un paseo en barco de hora y media te muestra un panorama diferente de las poblaciones de alrededor del lago de Zurich como Thalwil y Erlenbach. Desde allí se obtiene una vista espectacular de la metrópoli y de la arquitectura de finales de siglo XIX. Será un camino pintoresco en el que disfrutarás de los cisnes que danzan en el lago. Y conseguirás una foto panorámica del punto en donde comienzan los Alpes, con sus picos nevados e imponentes.
Luego dirígete hacia Grossmünster, una iglesia románica fundada por Carlomagno. Este santuario tuvo un gran protagonismo durante la reforma protestante. Huldrych Zwingli, seguidor de Lutero jugó un papel clave, alentó a los sacerdotes a contraer matrimonio y denunció la acumulación de riquezas de la iglesia católica.
Cuenta la leyenda que en el siglo III, los santos patronos Félix, Regula y Exuperancio fueron perseguidos por defender su fe católica, los atraparon y obligaron a beber plomo. Los decapitaron y enterraron en los alrededores de Grossmünster.
Las torres de la iglesia se incendiaron pero fueron reconstruidas en estilo gótico convirtiéndose en un icono de la ciudad. A través de sus 184 escalones se obtiene una panorámica fascinante de la majestuosa urbe. Durante las celebraciones religiosas se realizan distintas procesiones entre las iglesias Grossmünster y Fraumünster.
Camina hacia la capilla de Fraumünster, en el casco antiguo, que es conocida por el diseño de cinco vitrales deslumbrantes y coloridos realizados por Marc Chagall. El artista expresó que “si se crea desde el corazón, casi todo funciona”.
Otra cara de la polifacética ciudad se halla en la variedad artística. Más de 50 museos y 100 galerías convierten a “Zuri” en centro del arte. El Museo Nacional es un monumento histórico nacional que se encuentra a un paso de la estación central del tren. El ambiente artístico y cultural se respira también en las calles, observarás que los músicos, bailarines y acróbatas son parte de este movimiento.
El Teatro de la Ópera constituye otro de sus tesoros arquitectónicos, así como el Cabaret Voltaire, donde el grupo de Tristán Tzara rompió con el arte de su tiempo y provocó una verdadera revolución artística a través del dadaísmo.
Del mismo modo, Vladimir Ilych Ulyanov, más conocido como Lenin, desde el alma del capitalismo preparó la revolución rusa, una gran paradoja, éste fue el último lugar que estuvo antes de viajar durante ocho días en tren hacia Rusia para encabezar la revuelta. Lenin vivió en la calle Spielgasse 14 del centro durante seis meses.
Cacao y compras
Los suizos son considerados “los reyes del cacao”, un verdadero arte culinario. Cailler inventó una técnica, en 1819, para confeccionar el chocolate de manera sólida, desde entonces los suizos son reconocidos mundialmente como los grandes maestros chocolateros.
Degusta distintos tipos, ¡todos son riquísimos! Sí, Zurich por momentos huele a delicioso chocolate caliente.
Los productos más exclusivos y caros se venden en la avenida Bahnhofstrasse. Las tiendas de las principales marcas de lujo están repletas de clientes, tal como lo lees, hasta hay cola en la entrada. Relojes, diamantes, oro, joyas y tecnología punta son algunas de las ofertas. También distinguirás coches de alta gama que desfilan por las calles con total normalidad.
Zurich de noche
La noche de Zurich se alarga hasta la madrugada, baila en las fiestas del Club Hiltl. Todos los fines de semana hay veladas temáticos. Además, durante la tarde de cada sábado toca un dj diferente. Es una opción para disfrutar, de forma gratuita, junto a una coctelería de autor. A través de una campaña ecologista prohíben la entrada a usuarios con abrigos o cualquier accesorio hecho con piel de animal.
Hiltl es el restaurante vegetariano más antiguo del mundo según el récord Guinness. La historia cuenta que Ambrosius Hiltl se enfermó de artritis reumatoide y su médico le recetó una dieta sin carne. A partir de ese suceso se le ocurrió, en 1889, hacerse con el local y ofrecer comida vegetariana.
Al principio fue ridiculizado pero en la actualidad está entre lugares más visitados de Zurich. Los locales tienen fastuosos diseños de interior y el staff es internacional. Confeccionan un menú a la carta o por kilos, con recetas gourmet a un precio económico y de calidad, ideal para el viajero.
Langstrasse, la zona roja
Zurich tiene un área popular que se encuentra en la “zona roja” de Langstrasse. Negocios turcos, indios, venta de especies, baratijas chinas, una gran cantidad de locales de kebabs y un ambiente multicultural son algunas de las cosas que verás.
Más de la mitad de los habitantes del distrito son extranjeros. Se lo conoce como el barrio histórico de los obreros, durante las manifestaciones del Primero de Mayo los trabajadores se reúnen aquí. La avenida Langstrasse -que significa calle larga- confluye hasta Limmatplatz, en donde se concentra el área hipster.
En Langstrasse hay una gran cantidad de discotecas y clubes nocturnos, y las prostitutas ofrecen sus servicios bajo un look de millonarias. Los ciudadanos votaron mediante un referéndum establecer esta zona para la prostitución. En Suiza es absolutamente legal pero los profesionales del sexo deben estar registrados para ejercer su trabajo.
Elgg, una travesía hacia el campo
Elgg se localiza en el cantón de Zurich, a tan sólo 30 minutos en tren desde el centro. El paisaje muestra preciosas colinas verdes y casitas de anuncio, y el aire huele a campo, vacas, y tierra fresca. Las fontanas son características del pueblo, en cada una corre el agua helada que viaja desde las montañas, con una muestra bastante grande de fuentes antiguas.
Entre los campos de maíz suenan las campanas de las cabras, se las ponen para evitar que escapen o que los zorros las atrapen, y las gallinas y los gansos viven libres en la abadía. El pueblo es pequeño, tiene 4.000 habitantes, todos saludan con la expresión grüezi que significa hola. La gente es muy amigable, aunque la mayoría no habla inglés te darán la bienvenida rápidamente.
En Elgg se siente la tranquilidad y al despertar oirás el canto de los pájaros. La aldea vive anclada en otra época, se levantan temprano, de madrugada, para realizar las tareas del campo y hacia las nueve toman el segundo desayuno.
Los granjeros exhiben sus mercancías en una góndola de autoservicio. Venden huevos duros pintados con colores vibrantes. Eliges los productos, los retiras y dejas el dinero en un buzón. La sensación es que la confianza es el máximo valor, nadie controla y todos siguen las normas.
A tan sólo cinco minutos del pueblo se esconde el bosque encantado de Farenbachtobel. Caminas por un sendero en desniveles con cascadas de agua cristalina. El baerlauch -planta conocida como ajo de oso en castellano- crece junto a otras hierbas aromáticas, tiene un sabor que oscila entre el ajo y la espinaca. Los patos salvajes se alimentan de esta planta y se bañan en la laguna, junto a distintos tipos de anfibios que están protegidos en una reserva.
Siguiendo la senda descubres el antiguo castillo Schloss Elgg construido con la típica arquitectura suiza, durante la época feudal, por el conde Walter Von Elgg que adquirió las tierras y encargó la edificación de esta fortaleza. Es un lugar ideal para terminar tu visita y relajarte en un entorno natural antes de regresar a casa.