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Edimburgo, en 36 horas únicas

Escapadas de Vanguardia

Desde castillos centenarios hasta cementerios románticos y jardines impensables: todo lo que debes descubrir

36 horas en Edimburgo

Pablo González

Elige la belleza: un castillo centenario, cementerios románticos y jardines impensables; la playa de Portobello o los canales de Leith. Elige leyendas escalofriantes. O a Harry Potter. Elige The Mound, el folk y los pubs con historias ocultas. Elige sentirte como en casa. Elige Edimburgo.

Reza un dicho popular que cualquier persona que esté entre sus muros tendrá garantizado un techo y una cama. Puede que ello explique la hospitalidad de sus gentes. O que el sentido común haya arrastrado a las autoridades a entender que una noche al raso escocés podría saldarse sin supervivientes. La espesa niebla que suele cubrir las chimeneas de Edimburgo aporta a la ciudad un toque misterioso que se funde con la historia que respiran sus calles, escenarios en el pasado de desapariciones, asesinatos y ejecuciones públicas que hoy dan vida a mitos y leyendas.

Edimburgo es uno de los destinos que más enamoran a sus visitantes. Su extensión hace de ella un destino idóneo para pasar 36 horas y poder conocerla a pie. Pero antes de partir, aquí van varios consejos. Para ir del aeropuerto al centro urbano existe un tranvía, el TRAM. Si en algún momento quieres hacer uso del transporte público, toma nota: el billete sencillo cuesta 1,70 libras, aunque según los trayectos que se deseen hacer existe un tiquet de un día con viajes ilimitados cuyo precio ronda las cuatro libras. Debes tener en cuenta que estos billetes solo se pueden comprar en los mismos autobuses. Es obligatorio pagar en metálico, y si es con el importe exacto, mejor. Además, sé previsor y, aunque vayas en verano, llévate alguna prenda de abrigo y un buen chubasquero. Eso sí, si vas en agosto tendrás la suerte de comprobar cómo sus calles se convierten en escenario de obras teatrales en el marco del destacado Edinburgh International Festival.

Ahora sí, let’s go!

Sábado

Vistas al castillo de Edimburgo desde los jardines de Princes Street

georgeclerk / Getty Images

09.30 – Castillo de Edimburgo

Si por algo se caracteriza Escocia -además de por el verde intenso de sus paisajes, rociados día sí y día también por las lluvias- es por los castillos que alberga. Y Edimburgo, o como dicen los escoceses, Edinbra, no iba a ser menos. Por eso lo mejor es empezar el día en pleno centro de la metrópolis. Sobre la colina de Castle Rock se erige una de las construcciones más antiguas de la ciudad. Data del siglo XII y fue levantada como fortaleza. En su interior se encuentran piezas tan exclusivas como las joyas de la corona o la piedra del destino, también conocida como piedra de Scone, sobre la que todos los reyes escoceses fueron coronados. Desde que el rey Eduardo I de Inglaterra la requisara como botín de guerra en 1296, también los monarcas ingleses fueron coronados sobre ella. La piedra fue devuelta a Escocia a mediados de la década de los 90 con la condición de que retornara a la Abadía de Westminster en las futuras coronaciones. Y así se hace todavía hoy. La entrada cuesta 17 libras.

11.30 – La Royal Mile

A los pies del castillo encontrarás la Royal Mile, la calle más importante de Edimburgo. Su principal curiosidad es que su nombre hace referencia a su longitud, de una milla escocesa. Para que nos hagamos una idea, ronda los 1’8 kilómetros. Perderse por los callejones y patios de esta avenida es la mejor opción para impregnarse de la Old Town, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995 y seña de identidad de la ciudad. Si aquí te apetece hacer una parada para reponer fuerzas, te recomendamos hacer un brunch en Procaffeination, en el número 4 de St Mary’s Street. El café es único.

12.30 - Iglesia de Canongate y el Parlamento de Escocia

Si continúas por la Royal Mile darás con el templo más frecuentado por la realeza: la iglesia de Canongate. En su cementerio reposan los restos mortales de personalidades como Adam Smith, el padre de la economía moderna. La decoración de su interior es muy sencilla, así que pasaremos de largo para plantarnos frente al Parlamento de Escocia, el último edificio diseñado por el laureado arquitecto español Enric Miralles, que falleció durante su construcción, y de formas que no dejan a nadie indiferente.

13.00 – Palacio de Holyroodhouse

La siguiente parada, muy cercana al edificio del Parlamento y al final de la Royal Mile, será el Palacio de Holyroodhouse. En el pasado fue la residencia de, por ejemplo, la Reina María Estuardo, y hoy continúa siendo la vivienda oficial de la familia real en Escocia, por lo que puedes visitarlo siempre y cuando Queen Elizabeth no esté de visita por estas tierras. Para asegurarte, consúltalo en este enlace. La entrada combinada para ver el palacio y The Queen’s Gallery cuesta 17,50 libras.

El Palacio de Holyroodhouse

trotalo / Getty Images

14.30 – Degustar un haggis ¿salvaje?

¡Hora de comer! El plato nacional es el haggis. No caigas en la trampa de los escoceses, muy bromistas a la hora de revelar en qué consiste este suculento menú. Si preguntas a algún local puede que te explique que se trata de carne de “haggis salvaje”. Tranquilo, no serías el primero en creer que existen estas pequeñas criaturas mitológicas de las Tierras Altas. La receta, en realidad, consiste en una mezcla de vísceras asadas, principalmente de cordero u oveja, y, pese a tus posibles reticencias iniciales, es toda una delicia. Como recomendación, el ‘Arcade Bar, Haggis & Whiskey House’ es un buen lugar para degustar esta comida típica. Su precio ronda las 12 libras. Si lo prefieres, hay foodtrucks que ofrecen este plato estrella en versión fastfood y por un precio más asequible.

En cuanto a la bebida, es típico de allí el Irn-Bru, un refresco de color naranja con grandes cantidades de azúcar conocido como el “remedio infalible” para combatir la resaca y del que se consumen cantidades ingentes cada año.

16.00 - Visita exprés al Museo Nacional de Escocia

Reemprendamos la marcha. En Chambers Street darás con el Museo Nacional de Escocia, de visita obligada. Cuenta con más de 8.000 piezas expuestas distribuidas en cinco niveles que te harán revivir la historia del país. Su entrada es gratuita y en una de sus salas, además, se encuentra la oveja Dolly, el primer mamífero clonado de la historia. ¡No te vayas de Edimburgo sin conocer su ajetreado devenir!

17.00 – El cementerio de Greyfriars, o un minitour Potteriano

Otro de los atractivos de Escocia es, además de sus imponentes castillos, sus cementerios. Y, el de Greyfriars es uno de los must visit. Su entrada está presidida por la estatua del perro Bobby, que permaneció hasta la muerte junto a la tumba de su dueño. El dato curioso es que aunque hay una lápida en honor al can, sus restos fueron enterrados en las inmediaciones del cementerio porque la Iglesia de Escocia no permitió que pisara tierra sagrada.

Un último apunte llamativo: una de las lápidas reza el nombre de Thomas Riddell. Si eres fan del universo de J.K. Rowling puede que lo relaciones con Quien-no-debe-ser-nombrado. Escocia fue el escenario escogido por la autora de estos bestsellers para dar vida a sus historias, por lo que no será el único elemento Potteriano del viaje. Desde el mismo cementerio verás un gran edificio, la Escuela George Heriot… o “Hogwarts”, para otros.

A dos minutos del cementerio de Greyfriars, en Victoria Street, se erigen las casas de colores más fotografiadas de Edimburgo. Esta misma calle conecta con la plaza de Grassmarket, uno de los lugares más macabros de la ciudad, escenario de ejecuciones públicas y territorio de asesinatos y desapariciones -si bien en la actualidad, los bares y restaurantes hacen de la plaza un punto de ocio-.

19.00 - Calton Hill

Culminaremos la jornada en lo alto de Calton Hill, una pequeña colina desde donde disfrutar del atardecer y las vistas a todo el casco antiguo de Edimburgo. Es probable que las construcciones que la coronan te decepcionen –por algo reciben el nombre de “las tres vergüenzas de Edimburgo”– en especial el Monumento Nacional, que se dejó a mitad construir porque las arcas públicas se quedaron sin fondos, pero la panorámica por sí sola merece este pequeño esfuerzo.

Atardecer en Calton Hill

sara_winter / Getty Images/iStockphoto

21.30 – Cena: las historias ocultas de los pubs de Edimburgo

Si rondar por el cementerio, el castillo y la plaza de Grassmarket no te ha puesto los pelos de punta, los escoceses tienen una última baza: los nombres de sus bares. En la plaza Grassmarket encontrarás pubs con nombres tan singulares como “The Last Drop” o “Maggie Dickson”. El primero hace referencia a aquel último trago que se les concedía a los condenados a muerte. El segundo es en honor a la única persona sentenciada a la horca que se libró de la muerte, y cuya historia obligó a cambiar el redactado de la pena capital. Dickson había sido juzgada por separarse de su marido -mucho mayor que ella-, enamorarse de otro hombre y quedarse embarazada. Un golpe de suerte quiso que se desmayara en vez de romperse el cuello cuando el taburete fue tumbado y la soga se tensó. Las autoridades se vieron obligadas a ponerla en libertad porque la legislación no permitía ahorcar dos veces a un sentenciado. Eso sí, sustituyeron el “condenado a la horca” por “condenado a la horca, hasta la muerte” para evitar otro insólito final como el de Dickson.

Domingo

09.30 – Un desayuno con encanto

¡Buenos días! Después de un sábado ajetreado qué mejor manera de arrancar el día que con un dulce. Para ello te sugerimos uno de los cafés con más encanto de Edimburgo: Lovecrumbs. Lo encontrarás en el 155 de West Port. Coge sitio al lado de la ventana y pide cualquiera de las tartas de la carta. No importa la que elijas. Según uno de nuestros guías, son “las mejores del mundo”.

11.00 – ¿El Arthur’s Seat o los Dean Gardens?

Puede que con tanta caminata tus piernas no estén en condiciones de subir una colina… o sí. En caso afirmativo, tenemos el plan perfecto para ti: el Arthur’s Seat. Con un paisaje similar a las Highlands, el ascenso cuesta unos treinta minutos y desde su cima disfrutarás de las mejores vistas de Edimburgo. Siempre que, por supuesto, el clima lo permita. No insistas en ir un día de niebla porque la excursión será en vano. Y para quienes se decanten por un paseo más ligero, te sugerimos que visites los Dean Gardens y caminar junto al río Water of Leith.

Arthur's Seat

Shaiith / Getty Images/iStockphoto

14.00 – ¿Comemos?

El barrio portuario de Leith es otra de las zonas con más carácter de Edimburgo. Famoso por ser escenario de la icónica Trainspotting, película que retrata una época complicada y de crisis en la ciudad, hoy, en el puerto de The Shore encontrarás varios establecimientos donde probar un bocado de pescado fresco. Nosotros te sugerimos el Teuchter’s Bar o A Room in Leith. Los encontrarás junto a los canales de agua. ¡Buen provecho!

15.30 – Leith y Portobello

Un paseo por Leith será nuestra manera de despedirnos de la encantadora Edimburgo. Durante siglos acogió el puerto de la ciudad, pero a pesar de su carácter histórico nada tiene que ver con la Old Town. En sus calles, formadas por canales, encontrarás desde bares y pequeñas tiendas hasta galerías de arte. Desde aquí, si sigues la costa, irás a parar al barrio de Portobello, donde se encuentra la playa de Edimburgo. En el pasado fue un enclave turístico que acabó cayendo en el olvido después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy renace llena de vida. En su avenida principal, la High Street, encontrarás algunas pistas de su historia. Qué mejor lugar para unir el ayer y el mañana de una ciudad que no te dejará indiferente.

18.00 – Fin del viaje. ¡Feliz vuelta a casa!

En esta ruta nos han ayudado Javier Dale Becedóniz, un periodista enamorado de Escocia, sus gentes, sus paisajes y... por qué no, su clima; y Santi Sanz Zaragozá, un castellonense que reside en Edimburgo y que, durante unas horas, buscó información sobre ese raro animal llamado ‘haggis salvajes’. ¡Gracias!

Ningún establecimiento mencionado en este artículo ha hecho aportación económica alguna para aparecer en la ruta, por lo que nuestras sugerencias proceden única y exclusivamente de la buena voluntad de nuestros guías para que los lectores disfruten al máximo de su viaje.