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Los relojes más famosos del mundo

De viaje

Desde Londres a Beirut o de Moscú a Filadelfia, recorremos el mundo tras algunos de los relojes más célebres de la tierra

Un hombre mira a través del reloj del museo de Orsay de París

illario / Getty Images/iStockphoto

Marcan las horas convertidos en auténticos iconos de sus respectivas ciudades, por lo que son miles los turistas que año tras año desfilan a sus pies para contemplarlos y certificar -por qué no- su belleza. Hablamos de impresionantes relojes y sus imponentes torres, tesoros arquitectónicos que se erigen en impasibles guardianes del tiempo.

Desde Londres a Beirut o de Moscú a Filadelfia, recorremos el mundo tras algunos de los relojes más célebres de la tierra, y con ellos descubrimos algunos de los secretos que en realidad se esconden más allá de su engranaje, y el por qué de su popularidad.

Big Ben, Londres

Big Ben i Westminster al atardecer

sborisov / Getty Images/iStockphoto

¿Quién no conoce el Big Ben? ¿Hay alguien que haya visitado la capital británica y no se haya acercado hasta orillas del Támesis para contemplar la famosa torre del reloj? Aunque la mayoría se refiere a ella como el Big Ben, en realidad este no es su nombre real. El Big Ben técnicamente es su campana principal, mientras que la torre del reloj es la torre de San Esteban del palacio de Westminster.

La construcción, que se encuentra en la esquina noroeste del palacio, es de estilo gótico victoriano y data de 1858. Tiene 334 escalones interiores que solo pueden ser utilizados por ciudadanos británicos tras solicitar un permiso especial con meses de antelación. La fiabilidad de su reloj de cuatro caras es célebre, ya que no fue alterada ni siquiera por los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial.

Neues Rathaus, Munich

El famoso reloj del Ayuntamiento de Munich, en Marienplatz

FooTToo / Getty Images/iStockphoto

La vida de Munich gira alrededor de la Marienplatz, la céntrica plaza que ya en la Edad Media acogía el mercado de sal y cereales de Baviera. Entre sus impresionantes edificaciones sobresale el Neues Rathaus , el Ayuntamiento Nuevo, que con su estilo neogótico y sus más de 100 metros, luce numerosas esculturas y una espectacular torre central.

En ella reposa el reloj de carillón, conocido como Glockenspiel , con 43 campanas y 32 figuras que tres veces al día congrega a centenares de personas ávidas por contemplar un espectáculo musical, convertido en una de las grandes atracciones turísticas de la capital bávara.

Torre Spasskaya, Moscú

Imagen de la catedral de San Basilio y la Torre Spasskaya, con su famoso reloj

VvoeVale / Getty Images/iStockphoto

La Plaza Roja de Moscú no sería la misma sin la torre Spasskaya, la más importante de la muralla del Kremlin. Y es que el imponente reloj de seis metros de diámetro -ocupa tres pisos y consta de tres órganos mecánicos separados- ha sido, desde su instalación a mediados del siglo XIX, testigo privilegiado de los grandes acontecimientos históricos del país.

Su sofisticado mecanismo de 25 toneladas de peso cuenta con diez campanas que tocan los cuartos y una, las horas. En la actualidad funciona gracias a tres motores eléctricos, pero en el pasado la cuerda era dada a mano. Junto con la espectacular catedral de San Basilio forman un conjunto arquitectónico de belleza insuperable.

Reloj astronómico de Praga

Detalle del reloj astronómico de Praga (República Checa)

mariusz_prusaczyk / Getty Images/iStockphoto

Convertida en la atracción turística más buscada del casco histórico de Praga, el reloj astronómico es una auténtica maravilla medieval que 600 años después continúa funcionando con una precisión asombrosa. Cada hora en punto, centenares de personas de agolpan a las pies de su torre, en la plaza de la Ciudad Vieja, para contemplar su peculiar desfile de figuritas.

El reloj está rodeado de leyendas. La más famosa relata que los concejales de la capital dejaron ciego a su creador, el maestro Hanus, ante el temor de que construyera una réplica en alguna otra ciudad europea. Tal es su belleza y su complejidad que muestra a la vez la hora centroeuropea, de Babilonia y la estelar, además de determinar la posición de los cuerpos celestes. Junto al calendario, el reloj permite determinar también el signo del zodíaco.

Hamidiyyeh, Beirut

Torre del reloj de la plaza Nejme de Beirut, Líbano

Onnes / Getty Images

Como ocurre en la mayoría de los casos, tras la torre del reloj de Hamidiyyeh se esconde una historia. Construida en 1897 cerca del Grand Serail -el palacio del Gobierno- para conmemorar el décimo aniversario de la coronación del sultán Abdul Hamid II, pretendía marcar desde el edificio más alto de Beirut los tiempos de oración de los musulmanes de la ciudad.

Tras los graves desperfectos sufridos durante la guerra civil que golpeó el país entre 1975 y 1990, fue reconstruida en 1994. La torre mide 25 metros de altura y cuenta con una gran campana de 300 kilos en su tercer piso. El reloj cuenta con cuatro grandes esferas importadas especialmente desde Francia.

Zytgloggeturm, Berna

Imagen de la Zytgloggeturm, la torre del reloj de Berna, Suiza

RossHelen / Getty Images/iStockphoto

De nombre impronunciable, la torre del reloj de Berna ha tenido a lo largo de sus ocho siglos de vida usos tan diversos como los de torreón de vigilancia o de prisión para mujeres. Su construcción se inició en 1191 y fue finalizada 68 años más tarde, aunque su reloj, que hoy podemos admirar en todo su esplendor, data del siglo XV.

Son muchos los que visitan su interior con el pretexto de contemplar su sofisticado engranaje o subir los 130 escalones interiores que conducen hasta el mirador para disfrutar de las vistas panorámicas de la ciudad -e incluso en días despejados, de los Alpes a lo lejos-. Sin embargo, todavía son más numerosos los turistas que se arremolinan a los pies del Zytgloggeturm para presenciar el ritual del un reloj que desde hace siglos protagonizan un sinfín de figuras mecánicas, entre osos, gallos y bufones.

City Hall, Filadelfia

Filadelfia City Hall

bwzenith / Getty Images/iStockphoto

Aunque hoy no sorprenda por su altitud, la realidad es que durante casi una década -entre 1901 y 1908- la torre del reloj del ayuntamiento de Filadelfia fue con sus 167 metros el edificio más alto del mundo. Cuenta con cuatro impresionantes relojes de ocho metros de diámetro, situados en cada uno de sus lados.

Es posible acceder a la plataforma de observación situada en lo más alto gracias a un ascensor desde el que se aprecia el mecanismo interno del reloj, algo que suele sorprender a los visitantes. La construcción está coronada por una estatua de bronce de William Penn, el fundador de Pensilvania y el planificador de Filadelfia, acompañado de pequeñas esculturas que representan a los primeros habitantes de la ciudad.