Has planificado a conciencia cada detalle de tu próximo viaje, has previsto el itinerario, el transporte, los alojamientos, las visitas, e incluso algunos de los objetos que quieres comprar en el destino. Sin embargo, has dejado para el último momento algo que, a priori, te parece tan sencillo como es el cambio de moneda.
Convencido de que no vale la pena perder el tiempo en ello, decides que aprovecharás la espera en el aeropuerto para acudir a alguno de los mostradores de cambio para hacerte con el cash necesario para el viaje. Alguien te ha dicho que es allí donde te ofrecerán las condiciones más ventajosas. Sin embargo, desengáñate, nada más lejos de la realidad.
Si bien es cierto que no tendrás problema para obtener prácticamente cualquier tipo de moneda y que podrás realizar la operación de forma rápida y segura, debes saber que es el entorno en el que el cambio resulta más caro. ¿Te preguntas cuál es el motivo? La respuesta es sencilla, estos puestos suelen añadir tasas y comisiones del aeropuerto.
Por lo tanto, si no quieres perder dinero, lo más recomendable es optar por otras alternativas, realizar la operación en otro lugar o, si es imprescindible, cambiar el importe necesario justo que te permita hacer frente a pequeños gastos imprescindibles a tu llegada al destino.
Sé previsor
A la hora de plantearte la compra de moneda extranjera debes tener muy en cuenta las características del país que vas a visitar y las peculiaridades de su divisa. No es lo mismo hacerte con dólares norteamericanos, que con soles peruanos o dirhams marroquíes, por lo que si decides comprar en un banco de España, es importante que seas previsor.
Antes que nada, consulta el tipo de cambio que te ofrece la oficina. Las tasas no deberían superar el 3%. En caso contrario, es mejor que busques otra entidad que te garantice mejores condiciones. Ten en cuenta, también, que la sucursal no suele disponer de efectivo, sino que habitualmente debemos esperar un par de días hasta que nos sirvan el encargo.
Otra opción es comprar moneda por internet en algún portal especializado. Existen numerosos motores de búsqueda en los que comparar precios. Una vez hecho el pedido suelen enviarlo al domicilio o a una tienda donde recogerlo.
Pero no todo se limita al dinero en efectivo. Cuando viajas al extranjero tienes diversas opciones como las tarjetas de prepago y los cheques de viaje, que evitan tener que desplazarse con metálico a cuestas y además suponen un ahorro en comisiones. Las primeras funcionan de forma similar a una tarjeta regalo, mientras que los segundos pueden reembolsarse en caso de pérdida o robo, algo realmente interesante, a pesar de que no están disponibles en cualquier divisa.
Uso de tarjetas
Las tarjetas crédito y de débito son una excelente opción en el extranjero, ya que la mayoría de entidades bancarias usan la tasa de cambio actual y suelen evitar las tarifas de moneda extranjera. El único inconveniente es que en todos los países no encontrarás las mismas facilidades a la hora de utilizar dinero de plástico. En los menos desarrollados su uso está poco extendido.
Antes de partir, es muy importante comprobar si la tarjeta tiene comisiones al usarla en el exterior y si adicionalmente te cobra a la hora de sacar dinero en un cajero. Si es así, solicita otra que no incluya gastos complementarios. No te olvides tampoco de verificar el límite de gasto: haz números y si el saldo de crédito no es suficiente, amplíala temporalmente.
En algunos países como Gran Bretaña o los Estados Unidos cuentan con cajeros “marca blanca”, es decir, que no están asociados a ningún banco en concreto, que permiten sacar dinero sin problema alguno. En cualquier caso, es importante asegurarse de que la entidad local no cargue una comisión adicional. Habitualmente en la pantalla del cajero suele reflejarse el importe aplicable, así que, si la cantidad no te parece adecuada, cancela la operación.
Y también...
Si optas por viajar con tu moneda y cambiarla en el país de destino, o si su divisa no cotiza, podrás hacerte con moneda local en numerosos establecimientos: oficinas de cambio, bancos, estaciones de tren, hoteles... Olvídate de los chollos. En Todos ellos pagarás tasas o comisiones, pero seguro que siempre serán inferiores a las que cobran en un mostrador de aeropuerto.