La margarita es una planta semiarbustiva de la familia de las asteráceas, nativa de Europa, el norte de África y Asia Central. Sus flores son alegres y fáciles de cultivar, con una corola que puede alcanzar hasta 15 centímetros de diámetro, dependiendo de la variedad. Es resistente y tolerante a la sequía, por lo que es una opción perfecta para jardines y terrazas. De carácter perenne, puede durar años floreciendo durante todo el verano hasta bien entrado el otoño, por lo que es muy apreciada. La flor más común es blanca, pero existen variedades de varios colores.
Sus cuidados básicos son un suelo rico, drenado, agua y mucho sol. La tierra más aconsejable es al que mezcle materia orgánica, que incluya arena, turba y compost de estiércol, para crear un ambiente de crecimiento ideal.
Semillas
Son fáciles de cultivar a partir de semillas, a partir de raíces o con plantas compradas en un vivero o tienda especializada
Son fáciles de cultivar a partir de semillas, a partir de raíces o con plantas compradas en un vivero o tienda especializada. En el caso de las semillas, se deben plantar a principios de la primavera, directamente en el jardín o en pequeños contenedores de semillas cubiertos en el interior. Suelen germinar en 10-20 días y las flores saldrán al año siguiente.
Si se plantan a partir de raíces, ha de cavarse un hoyo y colocar la planta, teniendo cuidado de asegurarse de que la parte superior del cepellón esté al ras con la superficie del suelo. Se deben colocar en un lugar donde estén a pleno sol para obtener mejores flores durante toda la temporada. En cuanto al riego, ha de hacerse durante los períodos de sequía a medida que brotan los botones florales, así como durante todo el tiempo de floración de forma abundante. Si los tallos de las flores se secan y se caen, es posible que no se recuperen por completo.
También es aconsejable utilizar un fertilizante orgánico para todo uso al principio de la temporada para promover un crecimiento fuerte y robusto.
En cuanto a las plagas, la planta puede verse afectada por pulgones y babosas, por lo que hay que aplicar productos específicos o limpiarlas bien con un trapo y con agua.
Cuando las flores se van marchitando, se deben cortar para fomentar la floración repetida. Hay que evitar que las raíces crezcan demasiado y se amontonen entre sí, lo que conducirá a una disminución de la planta de margaritas con el tiempo.
En cuanto a las temperaturas, le vienen mejor las suaves (entre 15 y 25 grados), porque las heladas la dañan mucho. Se debe limpiar periódicamente sus flores, hojas y ramas secas, para que todos los nutrientes vayan a parte nueva.
Si se dejan en el interior, tienen que recibir alrededor de cuatro horas de luz directa y con menos riego que en el exterior, dejando siempre que el sustrato se seque ligeramente entre unos y otros.