La muerte del oso Cachou podría sumar más detenidos
Circunstancias inciertas
El agente rural de Aran niega haber envenenado al animal
El final del particular capítulo del CSI animal escrito durante los últimos ocho meses en la Val d’Aran por la muerte del oso Cachou aún no está escrito. La detención, el miércoles, de un agente rural del Conselh Generau d’Aran por su implicación en la muerte de ese animal (formaba parte del grupo encargado del seguimiento de la colonia de osos en esta área del Pirineo) sería solo una parte de la historia.
Fuentes conocedoras del caso –desde el primer día ha sorprendido el férreo secreto de estas actuaciones decretado por la juez de Vielha encargada del caso– apuntan que podría haber más personas implicadas en la muerte de Cachou. Una hipótesis que cuadra con una de las acusaciones (revelación de secreto) que pesan contra el único sospechoso arrestado hasta el momento. El detenido es un vecino de Les, hijo de un conocido político local, que hacía pocos meses había conseguido una plaza como funcionario de Medi Ambient en el Conselh Generau d’Aran. Según estas fuentes, ese agente rural habría podido desvelar a otras personas el punto exacto en el que estaba Cachou, una información a la que tenía acceso por su trabajo gracias a los datos emitidos desde el GPS que el oso llevaba en su collar. Así que si alguien quería sacrificar a este animal, esas coordenadas de uso solo interno, tenían un gran valor. Permitían acotar el lugar exacto en el que se encontraba ese ejemplar.
Mensajes en teléfonos móviles podrían haber tenido un gran peso en el primer paso dado en la inédita investigación
El comportamiento anómalo de Cachou, muy voraz y activo en sus ataques al ganado, había creado mucho malestar en esas montañas aranesas, principalmente entre el sector ganadero, durante la primavera pasada. Y su muerte, por envenenamiento, se produjo en pleno debate sobre si había que expulsar o no a ese ejemplar del Pirineo.
Las mismas fuentes indican que los encargados de esta investigación por la muerte de un oso –sin precedentes en Catalunya– no se han dado un momento de descanso los últimos ocho meses. Y en esas pesquisas tendrían especial relevancia mensajes que han corrido por diferentes teléfonos móviles.
El agente rural negó en su comparecencia ante la juez de Vielha todas las acusaciones. Se registró su casa y el único producto químico que se encontró fue anticongelante, lo que no tendría que extrañar en un domicilio de montaña. Quedó en libertad con cargos acusado, además del delito de revelación de secreto, por un delito contra la fauna (matar un ejemplar de una especie protegida puede ser penado con hasta dos años de cárcel) y por delito de prevaricación.
El hecho de que las actuaciones judiciales sigan siendo secretas tras este arresto es otro indicio, indican las mismas fuentes, que hacen pensar que las pesquisas aún tienen recorrido y puede haber nuevos detenidos.