Las bombas atómicas de las Islas Marshall contaminan 1.000 veces más que Chernobyl
Contaminación nuclear
La radioactividad hace inhabitables en algunas de las zonas utilizadas como campo de pruebas por Estados Unidos hace más de medio siglo
Los niveles de radiación que se registran en la actualidad en algunas regiones de las Islas Marshall, en el Pacífico central, donde los Estados Unidos realizaron pruebas nucleares entre 1946 y 1958 (durante la Guerra Fría), son mucho más altos que en las áreas afectadas por los desastres nucleares de Chernobyl y Fukushima, y mantienen a algunos de los islotes afectados como zonas inhabitables, según ha confirmado una investigación liderada por expertos de la Universidad de Columbia (Estados Unidos).
En tres artíulos simultáneos publicados esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) por un equipo de investigación dirigido por Emlyn Hughes y Malvin Ruderman, del Centro de Estudios Nucleares de Columbia, se presentan datos actualizados sobre la concentración de isótopos nucleares en algunas de las islas Marshall afectadas por las explosiones. En la práctica totalidad de las localizaciones se muestra que la radioactividad está muy por encima del límite de exposición legal establecido en los acuerdos entre los Estados Unidos y la República de las Islas Marshall. Los estudios sobre contaminación radioactiva se llevaron a cabo con muestras de suelo, sedimentos oceánicos y diversos vegetales.
Los expertos de la Universidad de Columbia recuerdan que las 67 bombas nucleares que el ejército de Estados Unidos detonó entre 1946 y 1958 en Marshall dejó una contaminación generalizada en esta cadena de atolones situado entre Australia y Hawái.
La detonación nuclear de mayor potencia, conocida como Castle Bravo, se produjo en 1954 en el atolón Bikini y tenía un poder destructivo 1.000 veces superior al de las bombas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
Los niveles más elevados de contaminación radioactiva se detectan actualmente en los atolones Bikini, Enewetak, Rongelap y Utirik. Los expertos y las autoridades locales coinciden en que la radioactividad en estas pequeñas islas impide por completo el regreso de las poblaciones humanas.
Además de los problemas generales de radioactividad ambiental, en puntos como la isla Runit, los expertos están muy preocupados por la seguridad de la cúpula de hormigón y acero construida hace más de 50 años para contener los materiales radioactivos en el punto de impacto de una de las bombas nucleares.
”Basándonos en nuestros resultados, llegamos a la conclusión de que para garantizar una reubicación segura en los atolones de Bikini y Rongelap, sería necesaria una mayor remediación ambiental para evitar la exposición potencialmente dañina a la radiación”, relatan de forma técnica los autores del estudio.
Artículos científicos de referencia:
Radiation maps of ocean sediment from the Castle Bravo crater
In situ measurement of cesium-137 contamination in fruits from the northern Marshall Islands
Background gamma radiation and soil activity measurements in the northern Marshall Islands