Miley Cyrus, la niña Disney que aprendió a manejar a los medios a su antojo
Muy Fan
Miley Cyrus estrena el 2019 con fuerza. Con nuevo material musical bajo el brazo y su recién estrenado matrimonio con Liam Hemsworth, la cantante que se dio a conocer como la inolvidable (muy a su pesar) Hannah Montana de Disney Channel es uno de los rostros que últimamente más vemos en los medios, algo que a muchos no les cuadra. Porque no podemos olvidar que Miley desapareció de la vida mediática a principios del año pasado, aunque su decisión más drástica llegó cuando borró todas las fotos de su perfil de Instagram en el mes de julio. ¿A qué está jugando Miley Cyrus? ¿Nos está tomando el pelo?
Eso es lo que a priori nos planteamos pensando el comportamiento contradictorio de Miley Cyrus de cara a la prensa. Durante unos meses concede entrevistas y no duda en aparecer en los programas de televisión más famosos para, semanas más tarde, desaparecer de la faz de la Tierra. ¿A qué vienen estos cambios tan drásticos? La respuesta es bien sencilla: Miley sabe perfectamente cómo funciona la industria de Hollywood y simplemente la usa para sus intereses. Así de claro.
La Miley más polémica, la que todos recuerdan
Cuando Miley Cyrus decidió colgar la peluca de Hannah Montana (sí, aquella tupida melena rubia no era natural) estaba harta de representar a alguien que no era. El personaje se había comido a la persona y, teniendo en cuenta que ella era tan solo una adolescente, no es de extrañar que la artista acabase odiando a la niña cantante de Disney Channel que durante años fue su alter ego. Y como suele pasar en casos similares, Miley decidió matar a Hannah Montana de la forma más radical: a golpe de polémicas.
Miley Cyrus se cortó el pelo, cambió el brillo de labios por el rojo intenso y comenzó a tatuarse el cuerpo de arriba abajo. Fotos fumando marihuana, alfombras rojas con los looks más llamativos (y a veces de mal gusto) que se puedan imaginar y actuaciones en las que su lengua y su trasero acababan por eclipsar su verdadera talento vocal. Con tan solo 20 años se convirtió en la artista más provocadora e irreverente del panorama musical, haciendo que la segunda década de los años 2000 llevase su nombre escrito en neón. Y es que Miley necesitaba reivindicar su verdadero yo, acabar con el fantasma de Hannah Montana, y optó por convertirse en su antítesis para demostrar que ella ya no se sentía cómoda en el traje de ídolo infantil. Y la jugada no le salió mal… nada mal.
Mención especial necesaria a su actuación en los MTV VMA’s del año 2013 donde se marcó una de las actuaciones más comentadas de la historia de los premios. Acompañada de Robin Thicke, mostró al mundo entero lo que era el twerking mucho antes de que el movimiento se convirtiese en un movimiento indispensable en cualquier vídeo de reggaetón. Sí, Miley Cyrus se ganó cierta animadversión por los sectores más puristas de la sociedad americana y durante un tiempo se la demonizó sin compasión, pero logró lo que quería: enterrar a Hannah Montana. ¿Y ahora, qué?
De la locura a la calma
Durante los tres años siguientes, Miley Cyrus fue un referente para los adolescentes más rebeldes que veían en ella la encarnación de todos sus anhelos. Hablaba sin tapujos, vestía como quería y no tenía reparos en mostrarse al natural en su cuenta de Instagram: fotos con los pechos al aire, en pleno proceso de depilación, fumando marihuana, posando sin ropa y con pelucas de colores… El loco mundo de Miley Cyrus al descubierto.
La cantante mantuvo un idilio con Patrick Schwarzenegger y luego sorprendió al mundo con su relación con la modelo Stella Maxwell. Sí, Miley Cyrus era bisexual y así lo reveló en contadas entrevistas a las publicaciones más mediáticas de su país. Su lucha en defensa de los derechos del colectivo LGBT comenzaron en ese momento, a la par que su colaboración con la fundación Hippy Happy. Porque por muy polémica que fuese, Miley tenía alma filántropa y aprendió a equilibrar su parte más alocada con su vertiente más solidaria.
Poco a poco, Miley Cyrus comenzó a deshacerse del traje en el que se enfundó cuando quiso hacerse mayor, y el punto de inflexión llegó a finales de 2015, cuando retomó su relación con el actor Liam Hemsworth.
Una Miley renovada
Liam y Miley se conocieron en 2009 en el rodaje de La última canción e iniciaron un romance que casi acabó en matrimonio. Tras unos años separados, la pareja se reencontró y decidió darse una nueva oportunidad justo en el momento en que Miley Cyrus dejó de consumir marihuana y alcohol, confesando que tenía un problema de adicción. La joven artista echó el freno a la vida desenfrenada que había llevado hasta ese momento y, poco a poco, se fue apartando del foco de los medios.
Miley Cyrus limitó sus publicaciones en redes sociales y su aparición en actos públicos hasta que llegó el lanzamiento de Malibu en la primavera de 2018. El disco muestra a una Miley totalmente renovada, con aires de romanticismo y candidez y uno sonido más intimista que nada tienen que ver con lo que fue. De hecho, la cantante borró todas las fotos que acumulaba en su cuenta de Instagram y la dejó sin una sola publicación, marcando así el inicio de una nueva era en la que no había hueco para la Miley de las polémicas. Pero algo falló.
Y es que Malibú no tuvo el éxito arrollador de sus trabajos anteriores y se hizo evidente que Miley Cyrus había perdido cierta capacidad de arrastre. ¿Cómo solventar el problema? Pues haciendo resurgir, en parte, a la Miley que más fama le dio.
Apostando por lo que vende
Miley Cyrus lleva desde niña en este negocio y sabe perfectamente qué es lo que vende. A sus 26 años, la artista ha decidido ser ella quien maneje a los medios y utilizarlos en su propio beneficio cuando más le convenga. ¿Qué saca un tema y necesita promocionarlo? Volvemos a la actitud irreverente del pasado con fotos sacando la lengua de nuevo y algún que otro estilismo más que llamativo. ¿Qué estrena videoclip y quiere potenciar las visitas? Pues tiramos de alguna que otra imagen polémica (como el primer plano de su trasero en Nothing breaks like a heart) para que se hable del vídeo. Todo vale por una buena promoción.
Así que no, no es que Miley Cyrus se haya vuelto loca y cambie de personalidad cada dos semanas. Miley sabe muy bien lo que hace y lo que quiere, y domina a la perfección las herramientas para conseguirlo. Tras tantos años expuesta, la cantante ha aprendido a diferenciar lo que es trabajo de lo que es su vida personal. Por eso se casó en secreto y publicó ella misma las fotos en Instagram para que nadie más que ella sacase crédito de su matrimonio. Eso sí, de su luna de miel ni pío. Eso queda para la intimidad.
Y es que tras los disfraces de Hannah Montana y de la Miley subida a la bola de Wrecking ball se esconde la persona de verdad, aquella que solo sale cuando la propia Miley Cyrus lo decide. La jefa aquí es ella, nadie más.