Aunque hoy en día suene raro, hubo una época en la que existieron automóviles movidos por vapor en algunas partes del mundo e incluso se fabricaron alternativas realmente sorprendentes que imitaban a vehículos de vapor pero solo en apariencia, como fue el caso del coche bautizado como Sterand Loco.
Pese a que su nombre pueda dar lugar a equívoco, lo cierto es que no proviene de la palabra “loco” en castellano, sino de la similitud del coche con una locomotora de vapor. El vehículo fue producido en Estados Unidos en el año 1902 por Western Motor Car Company, una empresa establecida en el estado de Indiana.
Los orígenes de la empresa, inicialmente conocida como Rutenberg Manufacturing Company, se remontan al año 1898 en Chicago (Illinois), de la mano de Edwin Rutenber, que más tarde cambió de nombre la marca y la trasladó a Indiana. Este ingeniero y hombre de negocios desarrolló un motor de un solo cilindro y luego creó algunos de los primeros motores de cuatro y seis cilindros que emplearon los primeros fabricantes de automóviles estadounidenses.
Rendimiento
Su propulsor de cuatro cilindros era capaz de generar una potencia cercana a los 16 CV
Si bien la especialidad de Western Motor Car Company fue la producción de motores, lo cierto es que la firma también realizó una breve incursión en el negocio de la fabricación de automóviles. Y precisamente una de esas creaciones fue el Sterand Loco, del que ha llegado hasta nuestros días una sola unidad y muy poca documentación.
Su carrocería se fabricó para parecerse a una locomotora de vapor, tal y como puede apreciarse al observar su diseño exterior, con características como una parte delantera de forma cilíndrica y la presencia de un solo faro. Sin embargo, en lugar de una caldera integraba un motor de combustión de cuatro cilindros que era capaz de generar una potencia cercana a los 16 CV.
Uno de los motivos que hizo que este motor fuera particularmente curioso fue el compresor de aire incorporado que activaba un silbato de vapor inspirado en las locomotoras y que, además, era capaz de inflar las ruedas si era necesario. Actualmente, algunos coches todoterreno preparados para condiciones exigentes fuera de asfalto cuentan con compresores para los neumáticos pero, en 1902, se trataba de un equipamiento nada común.
Solución práctica
Equipaba un compresor de aire conectado al motor capaz de inflar las ruedas si era necesario
El Loco venía con una transmisión manual de dos velocidades (además de la marcha atrás), una espartana cabina con dos asientos, un volante montado en el lado derecho y bielas exteriores conectadas a las ruedas traseras. Dichas bielas eran realmente funcionales, se movían junto con el vehículo y acentuaban su aspecto inspirado en una locomotora.
Otro dato destacable de este vehículo era su velocidad máxima, que se acercaba a los 100 km/h. Puede que esto no parezca nada especial hoy en día, pero a principios del siglo XX era una cifra impresionante. El sorprendente vehículo se encuentra actualmente a la venta a un precio que ronda los 236.000 euros.
Si te interesa conocer alguna creación en el ámbito de los automóviles clásicos de movilidad real a base de vapor, puedes echar un vistazo al vídeo que acompaña este artículo, donde podrás admirar el Locomobile, de 1899.