Quienes eran niños, veían la televisión durante los años 70 y 80 y se declaraban fanáticos de los coches, recordarán posiblemente la emblemática serie de dibujos animados que en España se bautizó como “Los Autos Locos”. Personajes como Pierre Nodoyuna y Patán, entre otros muchos, competían a bordo de automóviles realmente excéntricos en apasionantes carreras donde casi todo valía para hacerse con la victoria.
El protagonista de este artículo fue creado mucho antes, en la década de los 30 (también del siglo pasado) y bien podría haber inspirado algún vehículo de aquella serie o incluso haber aparecido en ella. Se trata del Helicron, un excéntrico coche nacido de la mano del ingeniero francés Marcel Leyat. Unos años después de haber diseñado, construido y pilotado su primer avión en 1909, pensó que los automóviles terrestres propulsados por hélice tenían mucho futuro.
La primera de sus creaciones en este ámbito tuvo lugar en 1913, que más tarde acabó derivando en el denominado Helico (1919), exhibido en el Salón del Automóvil de París de 1921. En 1932 apareció el Helicron, que es una versión evolucionada y modernizada del anterior y que, según se cree, fue también desarrollada por el propio Leyat.
Artífice
El ingeniero francés Marcel Leyat fue el creador del Helicron en los años 30
Con el paso del tiempo, uno de los propietarios de este vehículo lo abandonó en un granero y allí permaneció durante décadas hasta el año 2000. Desde aquel momento, en que fue redescubierto, se ha ido restaurando hasta su buena apariencia actual.
Por supuesto, la estructura registró variaciones importantes. La hélice está acoplada directamente al cigüeñal del motor Citroën GS (no original) con el que el coche ha llegado hasta nuestros días. Se tiene constancia de dos ejemplares del Helicron, uno de los cuales se encuentra en el Museo Automovilístico y de la Moda de Málaga y el otro, en el Lane Motor Museum de Nashville (Estados Unidos).
Ambos son parecidos, si bien existen diferencias entre ellos. La unidad presente en Málaga es de color rojo y tiene una hélice de cuatro palas, mientras que la de Nashville es azul y tiene una hélice de dos palas. Además, los dos vehículos disponen de tableros y volantes diferentes. Para la fabricación del Helicron que se encuentra en tierras andaluzas se utilizaron piezas de aviación y un motor de cuatro tiempos y cuatro cilindros.
Redescubierto en el año 2000
Uno de estos vehículos pasó décadas abandonado en un granero
Cabe destacar que la restauración de la unidad que se halla en Norteamérica requirió cambiar el eje delantero y construir una nueva cubierta para la enorme hélice de 1,2 metros. Entre las principales desventajas del vehículo cuando circulaba por carretera abierta se encontraban su excesivo radio de giro y su humilde capacidad de aceleración.
Si bien este tipo de vehículos no llegaron a tener el éxito que Marcel Leyat preveía, lo cierto es que su trabajo dejó como herencia algunos ejemplares que han pasado a formar parte de las curiosidades de la historia de la automoción. Si quieres ver uno de ellos en plena acción, puedes hacerlo a partir del minuto 13'35" del vídeo que acompaña este artículo.