Si la salida en una carrera de Fórmula 1 está considerado como uno de los momentos más espectaculares de un Gran Premio aún lo es más cuando se lleva a cabo en horario nocturno. La primera prueba del Mundial, celebrada el pasado sábado en el Circuito Internacional de Sakhir (Bahrein) cuando ya se había puesto el sol, contó con un atractivo extra coincidiendo con la salida de los monoplazas: el deslumbrante espectáculo de luz y color que proporcionan las chispas que emiten los bólidos.
Estas chispas son normales en los coches de Fórmula 1, en especial desde 2015, cuando la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) cambió la normativa y recuperó una característica vigente en la década de los 1990. Como entonces, la parte inferior de los monoplazas, desde la parte trasera hasta casi las ruedas delanteras, está recubierta por una plancha de titanio. Esta pieza, conocida como skid block (bloque deslizante) y que no está en los vehículos de calle, tiene un doble objetivo: evitar que el coche roce con el asfalto en las rectas y mantener una altura mínima con el asfalto.
Como pudimos observar en las imágenes de televisión, las chispas que desprenden los coches de Fórmula 1 son más frecuentes en el momento de la salida que a en otros momentos de la carrera. Esto se debe a que al principio de la prueba, cuando los bólidos están situados en la parrilla de salida, los coches llevan el depósito de combustible totalmente lleno.
Las chispas fueron muy visibles en Bahréin al disputarse la carrera en horario nocturno
En ese momento, el peso del monoplaza es mucho mayor que en otras fases de la carrera, por lo que el coche está más cerca del asfalto. Cuando la plancha que recubre el bólido por la parte inferior roza la superficie es cuando se producen las chispas. Normalmente ocurre en el momento de la salida y también en algunas maniobras puntuales durante la carrera, sobre todo si el coche todavía tiene el depósito inicial de combustible o acaba de pasar por boxes para repostar.
A pesar de la espectacularidad de las chispas generadas por los coches de Fórmula 1, generalmente no son lo suficientemente grandes o calientes como para causar incendios. Las chispas provienen principalmente del rozamiento entre el suelo y el skid block, que está confeccionado de titanio, un material resistente al calor. El diseño de la pieza minimiza también cualquier riesgo de incendio.
Una norma introducida por la FIA en 2015 recupera una imagen típica de los circuitos en la década de los 1990
En cambio, si las chispas entran en contacto con materiales inflamables fuera de la pista, como la hierba seca o el combustible derramado, podría haber un riesgo potencial de incendio. Por esta razón, los circuitos de Fórmula 1 suelen tener medidas de seguridad en su diseño y protocolos específicos para abordar cualquier incidente que pudiera surgir.
Los pilotos han tenido que acostumbrarse a la fuerza a este festival de luces y colores que, si bien resultan espectaculares para los espectadores, son molestos para ellos. El español Carlos Sáinz, cuarto clasificado en el Gran Premio de Bahrein el pasado sábado, ya declaró en 2015, tras una carrera en ese circuito de Sakhir, que las chispas no son “nada agradables” para los pilotos. “Quedarán muy bien en la tele, pero para los pilotos no son nada agradables. Deslumbran y las partículas se te van a la visera”.
Por el contrario, aquel mismo día, Jenson Button, que no pudo tomar parte en la carrera y la siguió como espectador, quedó hipnotizado por el espectáculo de la salida. “Me encantan las chispas”, escribió entonces el piloto británico en un mensaje publicado en sus redes sociales.