Comprar un coche eléctrico cuesta de media un 30% más que uno con un motor de combustión. El precio continúa siendo para los consumidores el principal inconveniente a la hora de adquirir uno de estos vehículos. De hecho, a pesar de las medidas implementadas para favorecer la electrificación del parque móvil, las ventas de híbridos enchufables y eléctricos puros en 2022 supusieron en España el 5% y el 3,8% respectivamente. Lejos quedan estas cifras de las de otros países de nuestro entorno, mucho más avanzados en el proceso de sustitución de los combustibles fósiles, como Alemania (17,7%), Francia (25%) o Portugal (26,8%). Pero ¿qué han hecho nuestros vecinos para doblarnos en la venta de eléctricos?
Antecedentes
Portugal tiene una renta per cápita 20% menor a la de España. Además, tras la intervención por parte de la Unión Europea en la economía lusa en 2016, se incrementó el gravamen sobre distintos bienes de consumo. Los coches fueron, en particular, los productos más castigados con la subida de los precios, los impuestos de circulación y los combustibles. Esto ha dado como resultado que un mismo modelo cueste hasta un 15% más en Portugal que en España.
Diferencias en las ayudas
El gobierno de España puso en marcha en 2021 el Plan MOVES III, con el objetivo de subvencionar la compra de vehículos eléctricos. La ayuda para los compradores es de 4.500 euros si adquieren un coche eléctrico puro y de 2.500 euros para un híbrido enchufable. Además, el importe de esta subvención se incrementa hasta los 7.000 euros si el solicitante hace entrega de su viejo vehículo.
Existen variaciones si el vehículo adquirido se trata de un turismo, una motocicleta o una furgoneta industrial. Pero, en cualquier caso, el proceso de solicitud resulta largo, complicado y tedioso por la implicación de los distintos niveles de la administración. Estas ayudas pueden tardar meses o incluso años en adjudicarse y, por supuesto, el comprador las recibe previo pago del importe total del coche.
Además, los compradores que se beneficien del Plan MOVES III deben declarar estas subvenciones como un ingreso en la declaración del IRPF. La Agencia Tributaria les reclamará una parte de ese dinero al ser gravado como un incremento patrimonial. Estas, entre otras razones, han sido las que han llevado a desistir en la solicitud de las ayudas de este plan, que no ha logrado cumplir con los objetivos marcados por el ejecutivo.
Mientras, en Portugal han seguido la receta contraria. En lugar de dar subvenciones, lo que han hecho, simplemente, es dejar de gravar la compra de eléctricos e híbridos enchufables. Así, los compradores de este tipo de vehículos están exentos del pago del impuesto de matriculación y pueden desgravar el IVA en su declaración de la renta. Todas estas bonificaciones son percibidas mucho más rápido por los consumidores portugueses. Porque al parecer en España, es necesario invertir dinero en la compra de un eléctrico, pero también paciencia.