Coches de hidrógeno, una alternativa sostenible aún lejos de despegar
Movilidad eléctrica
Los vehículos de pila de combustible están llamados a ocupar un lugar preferente en la automoción del futuro; sin embargo, su elevado precio y la falta de estaciones de recarga frenan su avance
Coches de hidrógeno: ¿son la solución a las emisiones o resultan inviables a gran escala?
La industria del automóvil sigue avanzando hacia una movilidad sostenible y sin emisiones. El cambio de paradigma es ya una realidad, y en Europa, el Pacto Verde aprobado por la Comisión Europea está acelerando el proceso. El acuerdo establece que en el 2035 todos los vehículos nuevos matriculados serán de cero emisiones. A grandes rasgos, la decisión adoptada por los eurodiputados conlleva la progresiva eliminación de los vehículos de gasolina, diésel y gas -aunque cuenten con sistema de propulsión híbrido- y su sustitución por versiones eléctricas, más respetuosas con el medio ambiente.
Un vehículo equipado con uno o varios motores eléctricos no necesariamente se alimenta de electricidad. Si bien esta es la idea preconcebida que tienen muchas personas, que asocian el coche eléctrico con una batería que se carga a través de la electricidad convencional, existe otra fuente de alimentación para este tipo de vehículos: el hidrógeno.
Los coches de hidrógeno son vehículos eléctricos que reciben la energía de una pila de combustible
El coche de hidrógeno es un vehículo eléctrico, cien por cien sostenible, como los que se enchufan a una toma de corriente. La principal diferencia es que recibe la energía de una pila de combustible, un componente que está instalado en la parte delantera del vehículo y que es con diferencia el elemento más caro del vehículo.
Cuando el hidrógeno almacenado en los depósitos del coche pasa a la batería se descompone en protones y electrones. El flujo de electrones creado en la pila de combustible de hidrógeno proporciona electricidad para alimentar el motor eléctrico, mientras que los protones reaccionan con las moléculas de oxígeno del aire generando vapor de agua, que es la única emisión que se expulsa por el tubo de escape.
Poca oferta
A pesar de las ventajas que el coche de hidrógeno proporciona desde el punto de vista ecológico, esta es una tecnología aún poco explotada. Por ahora, solo dos fabricantes, Toyota y Hyundai, ambos asiáticos, están haciendo una apuesta firme y decidida por el coche de hidrógeno.
La marca japonesa tiene desde el 2014 sobre el asfalto un modelo, el Mirai, capaz de recorrer un millar de kilómetros con una sola carga de hidrógeno, mientras que los surcoreanos de Hyundai ofrecen el Nexo, con una autonomía de 666 kilómetros. Otras compañías, como el Grupo Stellantis, propietario de marcas como Citroën, Peugeot y Opel, preparan una ofensiva para entrar en el mundo del hidrógeno con una amplia gama de vehículos.
El elevado coste del coche de hidrógeno -los modelos más económicos cuestan alrededor de 65.000 euros- es uno de los motivos que frenan por ahora su expansión. Pero no es el único. Si en el 2020, en España, solo se vendieron siete ejemplares que utilizan esta tecnología no fue a causa del fuerte desembolso que representa su adquisición sino, más bien, por la falta de una infraestructura de recarga. Actualmente solo existen seis estaciones donde repostar hidrógeno en nuestro país. Están ubicadas en las provincias de Albacete, Ciudad Real, Huesca, Madrid, Sevilla y Zaragoza y solo las tres últimas son de uso público.
Hoy por hoy, España está lejos de otros países europeos, en especial Alemania y Francia, en la instalación de hidrogeneras. La Hoja de Ruta del Hidrógeno diseñada por el Gobierno español prevé la creación de una red de más de 100 estaciones de repostaje para el 2030, repartidas por todo el territorio nacional. Una medida que va a ir acompañada por los planes de Naturgy, que prevé instalar cerca de 40 hidrogeneras antes del 2025.
Si se cumplen las previsiones del Ejecutivo en lo relativo a las infraestructuras, no es descartable que en el 2030 ya se contabilicen hasta 7.500 vehículos ligeros y pesados impulsados por hidrógeno y alrededor de 200 autobuses de pila de combustible de hidrógeno renovable en el parque móvil español.
Carga rápida
Antes de que los coches de hidrógeno representen una opción firme para los particulares por la falta de centros de abastecimiento, lo más probable es que el impulso de esta tecnología llegue de la mano de los transportistas. Camiones y furgonetas, así como vehículos destinados al transporte de personas, como autobuses, taxis y VTC, serán los encargados de liderar esta nueva opción de movilidad ecológica y sostenible.
Respecto a los vehículos que se mueven con electricidad, los de hidrógeno ofrecen más autonomía con una sola carga y son más rápidos de recargar. La operación de repostaje se realiza en apenas cinco minutos, un rango de tiempo que los eléctricos todavía están muy lejos de ofrecer.
Respecto a la seguridad, si bien es cierto que el hidrógeno es altamente inflamable a alta presión, requiere de la presencia de oxígeno y una fuente de energía que genere la ignición. Además, al utilizarse en estos casos un hidrógeno de gran pureza, el riesgo de incendio disminuye notablemente.
Si se produce una fuga, tampoco representa un grave peligro, ya que es un elemento muy volátil y se disipa con facilidad sin llegar a concentrarse en cantidades suficientes de riesgo.