Entrar en el coche aparcado al sol y no morir en el intento
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¿Tienes el coche aparcado bajo el inclemente sol de agosto? Te damos unos consejos para poder entrar en él y no sucumbir a ello
¿Acabará pronto la ola de calor?
El verano ya está aquí, así que hoy os vamos a dar unos consejos para combatir ese horrible momento de subir al coche cuando ha estado aparcado bajo el inclemente sol estival.
Todos los que tenemos coche hemos sufrido en algún momento la horrible experiencia de tener que entrar al coche cuando nuestro vehículo se ha estado cociendo a fuego lento bajo el sol del verano. En estas circunstancias las temperaturas que se alcanzan en el interior de nuestro vehículo pueden superar los 60°, por lo que enfrentarse a este tipo de situaciones requiere ciertos trucos para no morir en el intento.
Como siempre la precaución es nuestra mejor arma. Si tenemos la posibilidad deberíamos aparcar el vehículo bajo cualquier sombra para reducir al máximo el efecto de los rayos solares.
Si no fuera posible, y aunque parezca una solución anticuada, la colocación de parasoles tras los cristales también ayuda enormemente a reducir la incidencia de estos rayos sobre los plásticos de nuestro habitáculo, evitando que estos absorban parte del calor y que posteriormente cueste más enfriar nuestro habitáculo. También evitaremos que estos plásticos y tapicerías envejezcan peor con el paso del tiempo.
Además, si nuestro coche tiene techo solar o panorámico deberíamos dejar la cortinilla interna cerrada, ya que aunque los coches modernos presumen de ofrecer unos cristales que protegen de los rayos del sol, la doble capa protectora de cristal y cortina refuerzan un tanto ese aislamiento térmico.
Si a pesar de nuestras precauciones el habitáculo de nuestro coche se ha convertido en un auténtico horno solo nos queda enfrentarnos a la situación con cierto valor, pero también con algún que otro truco que os describimos a continuación.
El primero y más evidente es el de reducir la temperatura interior lo máximo posible antes de entrar nosotros mismos. Para ello la lógica se impone y deberíamos aprovechar esos segundos, o minutos en los que llegamos al vehículo y procedemos a cargarlo, si es que venimos de la playa por ejemplo, para abrir todas las puertas y maletero. Con eso no se reducirá drásticamente la temperatura interior, pero conseguiremos evacuar parte del aire hirviente y facilitaremos los siguientes pasos.
En países orientales, como Japón, existe la costumbre de forzar este intercambio de aire bombeando aire fresco con las mismas puertas del vehículo. Para ello estos sufridos usuarios abanican con la puerta al tiempo que abren una ventanilla o puerta contrarios para forzar la circulación del aire.
Inicialmente hay que evitar tratar de enfriar el habitáculo solo con el aire acondicionado
De todas formas, esta es una maniobra que puede ser efectiva para climas templados, no es muy útil en el clima Mediterráneo en pleno mes de agosto, por lo que no supone una mejora destacable a no ser que tengamos mucha prisa por partir.
Así que, después de una prudente ventilación interior, habrá que armarse de valor, entrar en el vehículo, arrancar el motor y conectar el aire acondicionado o climatizador a máxima potencia...Pero hasta en esto hay otros detalles a tener en cuenta.
Una vez dentro del vehículo arrancaremos el motor y conectaremos el sistema de refrigeración del coche, pero siempre deberemos hacerlo con las puertas abiertas y/o las ventanillas bajadas. Esto es aconsejable hacerlo así ya que el interior del habitáculo, cuando está sometido a altísimas temperaturas puede llegar a emanar ciertas toxinas de los plásticos recalentados, de esta forma estos gases se evacuarán con más rapidez que si se quedan en el circuito cerrado de la ventilación del vehículo.
Una vez con el motor en marcha, y con el pasaje quejándose del calor, arrancaremos pero sin cerrar las ventanillas todavía. Esto lo haremos para seguir ayudando a igualar la temperatura interior con la exterior. Es cierto que inicialmente estaremos perdiendo muchas calorías refrigerantes del climatizador, pero el aire exterior que circula por el interior va a bajar la temperatura mucho más rápido que la del aire acondicionado de nuestro coche.
Después, cuando notemos que el interior comienza a estabilizar la temperatura, cosa que puede llevar unos segundos o minutos a lo máximo, entonces sí, subiremos las ventanillas y dejaremos que el aire acondicionado haga su trabajo.
En este sentido, si al principio de estas maniobras abusábamos de la potencia del aire acondicionado o climatizador, llegado este punto lo más prudente, ahorrador y sano será establecer una temperatura óptima una vez se haya enfriado nuestro coche.
Como últimos consejos para evitar las consecuencias del calor de estos días podemos seguir los diferentes reportajes que hemos ido publicando en La Vanguardia Motor, como los consejos para un buen uso del aire acondicionado de nuestro coche o las precauciones de los elementos que más sufren en nuestro vehículo con el calor…