El sangrado de implantación es un leve sangrado producido por la irrigación que recibe el endometrio cuando el óvulo fecundado se ancla en el útero, lugar en el que permanece durante el resto del embarazo. En ese momento en que el embrión se adhiere a la pared del útero, unas pequeñas venas y arterias se rompen, irrigando el endometrio, lo cual produce ese leve sangrado.
Suele ocurrir entre la primera y la segunda semana tras la fecundación. Como este momento suele coincidir con la fecha que correspondería a la menstruación, puede dar lugar a confusión y no saber si estás ante un embarazo o si estás empezando con la menstruación.
Si piensas que estás embarazada y observas un sangrado puedes prestar atención a estas características para determinar si estás ante un sangrado de implantación o si es la menstruación:
Signos 1Color: el sangrado de implantación suele ser más oscuro que el de la menstruación.
2Cantidad: la cantidad de sangrado por la implantación es menor que con la menstruación.
3Densidad: el sangrado de implantación es menos denso, más diluido.
4Duración: la duración del sangrado de implantación es inferior a la duración de la regla.
Sin embargo, este sangrado no sigue unas normas fijas y establecidas. Puede ser solo un poco de sangre, puede ser más similar a una regla ligera o, directamente, puede no ocurrir. Incluso una misma mujer puede tenerlo en un embarazo y en otro no. Se estima que este sangrado se produce en un 25 o 30% de embarazos.
Además del sangrado, en ocasiones hay otros signos con los que podemos apreciar si se están produciendo cambios en el cuerpo que puedan indicar un embarazo: malestar, náuseas, dolor de cabeza, sensibilidad en los pechos, cambios en la temperatura basal, micciones más frecuentes, cansancio, sueño, etc.
En cualquier caso, hay personas que perciben estos signos y otras que no, por lo que no es determinante para asegurar que exista embarazo o no. Cada persona experimenta de forma distinta este proceso en su organismo, incluso la misma persona en diferentes embarazos.
Para salir de dudas lo mejor es hacer un test de embarazo, aunque habrá que esperar unos días para que el resultado sea fiable. Normalmente, la hormona del embarazo o gonadotropina coriónica (hCG) se detecta en la orina a partir de quince días después de la concepción. Existen algunos test que detectan la hormona del embarazo desde la primera semana tras la concepción, pero en esos días la concentración de la hormona es baja por lo que suele pasar desapercibida para los tests.
Si tienes sospechas de embarazo y notas un sangrado abundante y malestar abdominal se debe acudir a urgencias para que examinen y valoren lo que ocurre.