La camiseta del niño es tan pequeña que las letras del apellido polaco del jugador del Barça están apelotonadas. Lewandowski. En la misma semana que el delantero marcó contra su ex equipo, el Bayern de Munich y metió otros dos contra el Real Madrid en el Bernabeu, el chiquillo luce su camiseta en silencio. Sonríe poco. Está sorprendido por ver a tantas personas con el rostro pálido. El niño camina pero todavía no habla mucho.
Un niño asombrado
El chiquillo luce su camiseta en silencio. Sonríe poco. Está sorprendido por ver a tantas personas con el rostro pálido
Mofletes y ojos bonitos. Tiene dos años y la zamarra llena de manchas verdes, como si hubiera jugado en un campo de césped. El de su pueblo, Nero-Brousse, región de Bas-Sassandra, en Costa de Marfil, es de tierra y las porterías son tres ramas gruesas unidas por clavos. Todo a su alrededor es pobreza, alegría, cantos y danzas para recibir a los visitantes y campos de cacao, de papaya, de caucho y de plátanos.
Un recorrido por aldeas similares cerca de la capital de la región, San Pédro, son un arco iris de los equipos europeos de la Champions, de los que la disputan habitualmente y de los que no se les espera en unos años y tocaran la copa con la yema de los dedos sin éxito.
La mayoría de las camisetas, pirateadas, tuneadas, casi todas viejas y desgastadas, son la vestimenta diaria de muchos jóvenes de la zona y de algún que otro veterano. Se la ponen porque están orgullosos de esos colores… y porque tampoco, la verdad sea dicha, tienen un vestuario muy amplio.
Las camisetas del Real Madrid y del Barça son las más deseadas, pero también hay muchas del Liverpool de los años malos, del Manchester United de los años buenos, del Manchester City casi invencible de Pep Guardiola, del Milan que intenta renacer y de la Juventus de Turín que ya no gana scudettos de tres en tres como hacía en el pasado.
En la aldea de Greleon posan Takuo (Real Madrid), Gio Ahmed (Juve), que trabaja en los campos de cacao de la zona, y Celui (Arsenal). Uno de los jefes de la comunidad de Nero-Brousse luce una camiseta que emociona, porque es la del equipo de fútbol del que suscribe.
. Por delante la publicidad de Toyota y el escudo del Valencia CF, por detrás el dorsal número 12 y un mensaje “Amb l’afició” que sirve para cuando el equipo jugaba finales de Champions y para ahora, que es colista de Primera División.
El nuevo Lewandowski, de apenas dos años, se llama Desi y es muy tímido, es de los más pequeños de una comunidad repleta de bebés y necesitada de una maternidad… y de muchas cosas más. Es lo que los jefes de cada aldea piden a las empresas chocolateras que pagan el mejor precio posible por un cacao de calidad y colaboran en proyectos comunitarios (colegios, clínicas sanitarias, pozos...) como es el caso de la empresa Puratos que abandera un programa solidario Cacao-Trace.
Hay que aclarar una cosa: el equipo más seguido por los marfileños no es europeo; la camiseta repetida hasta la saciedad, y es lógico, es la anaranjada de Les Elephants, la selección nacional de fútbol, vigente campeona de la Copa de África, torneo que ha ganado tres veces.
No importa el día que sea, si hay o no partido, el uniforme escolar de muchos niños es sencillamente el de la selección en la que un día jugaron Didier Drogba, Touré Yayá, su hermano Kolo Touré o el gran Abedí Pelé.