Las relaciones de pareja a menudo no son de color blanco o negro. Es cierto que, en ocasiones, se dan circunstancias en las que el vínculo se va destruyendo a causa de peleas constantes, fuertes discusiones o incluso formas negativas de dirigirse a la otra persona. También es posible que la confianza y el respeto mutuo se vean mutilados por circunstancias muy negativas, como puede ser una tradición, una infidelidad. Incluso casos más graves en los que tengan que ver actos violentos. Pero puede darse la situación de una pareja con un trato aparentemente normal y que, sin embargo, nota que algo no está funcionando como debería.
Es decir, las rupturas de pareja no siempre son traumáticas ni se dan a causa de un suceso dramático. Muchas veces una relación llega a su fin de forma paulatina, a través de un proceso natural que desemboca en esa situación. La falta de un proyecto en común, diferentes intereses o que simplemente se ha acabado el amor. De hecho, según un estudio realizado por el portal de citas eDarling, entre el 50 y 80% de las parejas mantienen una relación sin amor. Por ello, aunque se trate de una decisión difícil de tomar, hay que saber cuándo dar el paso.
¿Cómo saber cuándo una relación debe terminar?
Alargar meses e incluso años una relación de pareja que ya lleva tiempo con la fecha de caducidad cumplida es algo muy habitual. Sobre todo cuando no se produce ningún detonante especialmente relevante o grave. Pero es importante identificar el momento en el que lo mejor es finalizarla.
La psicóloga Amparo Calandín propone una serie de preguntas que plantearse de forma honesta para averiguar si la relación tiene o no futuro. La primera de ellas pasa por determinar si el problema que ha llevado a la pareja a ese punto de duda tiene o no solución. La mayoría tienen solución, según la experta. La clave está en estar o no dispuestos a buscar una forma de arreglarlo, una situación que podría no darse por cansancio o pérdida de la ilusión, por ejemplo.
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Esto viene ligado con la siguiente cuestión: una vez señalado el problema y encontrar una solución, ¿se está dispuesto a cambiar para llevarla a cabo?, ¿lo están ambas partes? "Si tan solo una de ellas se esfuerza y tira del carro para que las cosas cambien, es casi imposible poder solucionar el problema satisfactoriamente", explica la especialista.
Otras preguntas que conviene hacerse están relacionadas con el vínculo emocional de la pareja: ¿te apetece volver a casa del trabajo como antes?, ¿la relación te suma o te resta?, ¿sientes amor o es más bien cariño? Además de todo lo anterior, existen tres bloques fundamentales que suelen ser determinantes: una comunicación deficiente en la pareja, la inexistencia de vida sexual y la falta de deseo de hacer planes juntos.