Linda Evangelista ha regresado al mundo de la moda por la puerta grande. La modelo protagoniza la portada del número de septiembre de la edición británica de la revista Vogue, el más importante del año para las publicaciones especializadas en moda. “Mi gran sueño siempre fue ser portada de Vogue y ha vuelto a ocurrir. He trabajado con el mejor equipo del mundo. El sueño ha vuelto a hacerse realidad”, asegura la top en un vídeo publicado en Instagram.
Tras unos años muy duros por la intervención estética que la alejó completamente del sector que la vio triunfar en los años 80 y 90, la modelo canadiense de 57 años se ha dejado fotografiar por el prestigioso Steven Meisel, un “dúo icónico” como describe el director de Vogue, Edward Enninful. “Nadie entiende a Evangelista mejor que Meisel”, dice el británico, que añade que esta sesión fotográfica es “un momento clave de la historia de la moda”.
La edición británica llevaba tiempo detrás de Evangelista para que protagonizara su portada, pero la respuesta de la modelo siempre era negativa porque estaba inmersa en una depresión por el tratamiento estético que le causó una deformación física brutal.
De hecho, en la actualidad sigue recuperándose de este episodio traumático y aparece en las fotografías con pañuelos y sombreros para no mostrar al completo su rostro. La maquilladora, Pat McGrath ha usado cinta adhesiva para maquillar la cara de la modelo, que ha confesado: “Esa no es mi mandíbula y mi cuello en la vida real. No puedo caminar con cinta adhesiva y elásticos en todas partes”.
En la entrevista Linda, que cuando era una de las grandes supermodelos de los 90 no se levantaba de la cama por menos de 10.000 dólares, habla sobre las consecuencias de este tratamiento. En 2016 se sometió a una lipoescultura que le deformó el cuerpo, el cuello y el rostro y demandó a la empresa CoolSculpting Zeltiq Aesthetics Inc. por 50 millones de dólares por el daño causado tanto físico como mental. Ella misma confesó que sufría una depresión en septiembre del año pasado, cuando se abrió en canal en una publicación viral en Instagram.
“Ya no podía seguir viviendo con ese dolor. Sabía que tenía que hacer un cambio, y el único cambio era contar mi verdad”, asegura la canadiense, que se muestra arrepentida de haber tomado esta decisión. “Si hubiera sabido que los efectos secundarios podrían incluir perder las ganas de vivir, y que acabaría tan deprimida que me odiaría... No, no habría asumido ese riesgo”, dice con lágrimas en los ojos mientras desvela que todavía no puede mirarse al espejo ni tampoco soporta que una persona la toque.
Si hubiera sabido que los efectos secundarios podrían incluir perder las ganas de vivir, y que acabaría tan deprimida que me odiaría... No, no habría asumido ese riesgo”
Tras la fallida operación, se ha sometido a un par de liposucciones. “Tengo puntos, he llevado vendas de compresión en la barbilla, he tenido mi cuerpo vendado, apretado, durante ocho semanas... nada ha ayudado”, lamenta Linda, que también revela cómo estas operaciones han afectado a su hijo Augie, que en más de una ocasión le recordó cuando ella era divertida y se reía todo el rato, algo que no ocurría desde su retoque estético. “Eran comentarios inocentes, pero eran muy duros para mí”, señala.
Evangelista contesta con un rotundo “por supuesto que no” cuando le preguntan si está curada, pero agradece las muestras de apoyo que ha recibido por parte de diseñadores, fotógrafos y modelos en este tiempo tan complicado. “Echo de menos mi trabajo, muchísimo, pero honestamente, ¿Qué puedo hacer? No va a ser fácil”, dice.
La modelo ha dado ya varios pasos para volver a trabajar en la industria. El primero fue cuando Fendi la fichó para su campaña de moda con unas imágenes que revolucionaron las redes sociales. Pero hay una cosa que Linda tiene muy clara. “No me vas a ver en traje de baño, eso seguro. Va a ser difícil encontrar trabajo con cosas que sobresalgan de mí; sin retocar, o meterme dentro de cosas, o tapándome, o comprimiéndome, o haciendo trampas…”, manifiesta.