A lo largo de doce siglos, el camino de Santiago ha devenido un museo en ruta en el que cada persona que lo transita se empapa de historia y de arte, al tiempo que sigue siendo un singular viaje de introspección de cada ser humano a partir de las razones, religiosas, psicológicas, culturales, afectivas, lúdicas o de cualquier tipo que le hayan impulsado a recorrerlo.
El camino de Santiago es la ruta de peregrinación a la tumba del apóstol Santiago el Mayor, hallada en torno al año 820 en un lugar de Galicia donde primero se construyó una ermita y donde acabó formándose la ciudad de Santiago de Compostela. Santiago se convirtió así, con Roma en el centro y Jerusalén en Oriente, en el tercer foco de la cristiandad en un mundo amenazado por el avance del islam.
El nuevo foco de la cristiandad
La tumba hallada en torno al año 820 desató una riada humana que a lo largo de los siglos X y XI fue un motor cultural y económico
El descubrimiento de los restos del primer apóstol de Cristo que murió martirizado fue un acontecimiento de tal magnitud en la Europa de la época que de inmediato comenzó una peregrinación que, alentada y apoyada por reyes y papas, se convirtió en masiva en los años siguientes.
La ruta que seguían los peregrinos de otros países que llegaban cruzando Francia dio lugar a lo que se conoce como el camino de Santiago por antonomasia: el camino Francés, la vía que cruza los Pirineos por Roncesvalles (Navarra) o por Somport (Huesca), confluye en Puente la Reina (Navarra) y sigue por Logroño, Burgos, León... hasta llegar a Compostela.
A lo largo de los siglos X y XI ese camino resultó tan transitado que se convirtió en un motor económico y cultural en los reinos hispánicos. Pueblos y ciudades nacieron a lo largo de la ruta (en muchos de ellos, como Logroño, la calle Mayor es directamente el Camino), se construyeron monasterios, iglesias y catedrales, y reyes, señores feudales y órdenes religiosas y de caballeros lo cuidaron y promocionaron.
Equinoccio en San Juan de Ortega
El milagro de la luz
La riqueza cultural del Camino de Santiago es tan asombrosa que constituye una inacabable fuente de hallazgos para los viajeros. Uno de los espectáculos más fascinantes de la ruta que sigue el camino Francés tendrá lugar el próximo sábado, 20 de marzo, día del equinoccio de primavera.
A las 6 de la tarde (las 5, hora solar), si no está nublado, un rayo de sol entrará por una ventana lateral de la fachada de la iglesia de San Juan de Ortega, cerca de Burgos, e iluminará el capitel de la Anunciación, donde está representado el momento en que el ángel Gabriel anuncia a María que será la madre del Mesías.
El relieve incluye también, entre otras, la figura de San José durmiendo y el nacimiento de Jesús, con buey y mula incluidos. El momento en el que los rayos solares recorren la escena de piedra, conocido como “el milagro de la luz”, se produce en toda su plenitud en esos dos días especiales del año, los equinoccios, cuando el día y la noche tienen la misma duración.
El fenómeno es tan conocido y tradicional en la historia del camino que llevó a la reina Isabel la Católica a acudir a San Juan de Ortega para pedirle un hijo varón. Concibió, efectivamente, pero el infante don Juan falleció siendo adolescente.
En la actualidad, los días de equinoccio siguen reuniendo a un numeroso público que no quiere perderse la magia de ese momento buscada por el arquitecto medieval que construyó la iglesia.
Es una de las curiosidades más bellas y llamativas del viejo camino Francés, pero existen muchas más. De ahí que resulte tan fascinante combinar el viaje hacia una introspección personal a la que suele conducir la experiencia misma de la peregrinación a Compostela con el descubrimiento de tantos detalles asombrosos.
La figura de Judas Iscariote ahorcado en el pórtico de la iglesia de Santa María la Real de Sangüesa (Navarra); la iglesia octogonal de Eunate (Navarra), aislada y solitaria entre los campos de labor; la imagen de la batalla entre el caballero Roldán y el gigante Ferragut, un héroe musulmán, esculpida en un capitel del palacio de los Reyes de Navarra, en Estella; el gallinero en el interior de la catedral en Santo Domingo de la Calzada; el Cristo de la catedral de Burgos, cuya historia nace de una leyenda; el antiguo convento de San Antón, en ruinas, en Castrojeriz, de la orden de los antonianos, poseedores de conocimientos mágicos y esotéricos; la cruz de Ferro, en la cumbre del monte Irago; la divertida imagen de un niño Jesús jugando a las cartas con San Antonio de Padua en la puerta de la sacristía de la Virgen de la V Angustia en Cacabelos (León); la imagen del profeta Daniel, cuyo rostro alegre es conocido como “la sonrisa del románico”, en el pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago... son apenas algunos ejemplos de lo que los viajeros pueden disfrutar y, en algunos casos, incluso jugar a descubrir en una ruta entretenida y, a poco que se profundice en ella, apasionante.
Hoy, 1.200 años después de la inventio del sepulcro (así se denominó en latín, dándole a la palabra el sentido de “hallazgo”), y después de periodos históricos de ocaso y decadencia, el camino sigue vivo en todas sus vertientes: en la experiencia de cada peregrino y en el hilo económico que teje la vida de las comunidades que cruza.
No solo el camino Francés, sino también otras vías que tienen como destino Santiago: el camino Primitivo que siguió en el siglo IX el rey Alfonso II el Casto desde Oviedo para acudir a la recién descubierta tumba del Apóstol; la Vía de la Plata, que subía desde Sevilla por las calzadas romanas; el camino del Norte, que disfruta de los paisajes de la costa Cantábrica; el camino Portugués, que adquirió relevancia a partir del siglo XII, tras la independencia de Portugal, y que también en el país vecino se convirtió en un trazado que alimenta el desarrollo de las zonas que recorre...
Ruta de encuentro internacional
En el año 2019 llegaron a Santiago 347.578 peregrinos, de los cuales un 58% eran extranjeros, procedentes de 179 países
Sigue viva también la vertiente cosmopolita del camino, una de sus señas de identidad a lo largo de la historia. En el año 2019 llegaron a Santiago de Compostela 347.578 peregrinos, de los cuales un 58% eran extranjeros, procedentes de 179 países. Italia, Alemania, Estados Unidos y Portugal encabezan las cifras, con Corea del Sur en el puesto ocho y Brasil en el diez.
La explicación estriba en la influencia que tienen en el aliento de la peregrinación los libros, películas y reportajes que se publican en cada país. Así sucedió, por ejemplo, con el libro del brasileño Paulo Coelho El peregrino de Compostela (1987) o, más recientemente, el del humorista alemán Hape Kerkeling, traducido como Bueno, me largo (2006).
En Estados Unidos, ese efecto lo produjo la película The way (2010), protagonizada por el actor Martin Sheen, de origen gallego, con su hijo Emilio Estévez, actor y director. En Corea del Sur pervive la influencia de los reportajes que publicó la periodista Kim Hyo-sun en el 2011, que ha llevado a tantos compatriotas al Camino de Santiago que esta experiencia personal se valora en los currículos académicos y laborales de aquel país.
El auge actual del Camino debe mucho a Elías Valiña, un párroco de O Cebreiro, la localidad de montaña por la que la ruta entra en Galicia desde León, quien no solo dedicó su tesis doctoral en la Universidad de Salamanca a la vieja ruta sino que fue uno de los grandes artífices de su recuperación, siendo también él quien puso de moda las flechas amarillas de señalización.
El creador de la flecha amarilla
El auge actual del camino debe mucho a Elías Valiña, quien en los años 70 del siglo XX llevó a cabo una intensa labor para recuperarlo
Desde finales de los años setenta del siglo XX, Valiña logró convencer a otros párrocos y a alcaldes de localidades del camino para recuperar las sendas y, a partir de ahí, ya con el apoyo de administraciones autonómicas, nacionales e internacionales, reverdeció el Camino de Santiago.
Desde el año 2006, la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago analiza el gasto que realizan los peregrinos y desde el 2017 este supera los 300 millones de euros anuales. El peregrino hace menor consumo que un turista pero su estancia triplica el tiempo y su consumo se centra en bienes y servicios locales.
El camino se ha convertido en el gran embajador de Galicia porque un 85% de peregrinos vuelven como turistas y un 98,6% de los que hacen el recorrido recomiendan la experiencia a otras personas, según un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela y Turgalicia. De hecho, la influencia sigue más allá de la propia ciudad de Santiago y se nota también en las Rías Baixas y especialmente en la localidad de Fisterra (el viejo Finis Terrae del mundo conocido para los romanos), donde muchos viajeros finalizan su camino quemando la ropa frente al mar y colgando las botas.
El ejemplo de los caminos españoles de peregrinación a Santiago sirve además de modelo del proyecto europeo Ruritage para el desarrollo de otras zonas rurales del continente donde se puedan revalorizar los recursos culturales y naturales en busca de un crecimiento sostenible.
Patrimonio de la Humanidad
El camino Francés completo, desde los Pirineos, consta de unos 800 km y, a pie, se suele recorrer en unos 30 días
La localidad lucense de Sarria sigue siendo el lugar donde el mayor número de peregrinos comienzan el viaje. Son los últimos 100 km de la ruta por el camino Francés y esa distancia a pie es la mínima que da derecho a recibir la compostela al llegar a Santiago, el documento que acredita haber efectuado la peregrinación. En el 2019, un total de 96.124 personas comenzaron aquí su andadura.
El camino Francés completo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco e Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa, consta de unos 800 km y, a pie, se suele recorrer en unos 30 días. El Códice Calixtino, del siglo XII, cuya autoría se atribuye al sacerdote francés Aymeric Picaud, incluye en su Libro V la que se considera primera guía de peregrinos a Santiago y describe la ruta en 16 etapas, algunas de las cuales, de más de 60 km, recomendaba hacer a caballo, de manera que en la práctica se convierten en al menos dos jornadas para los caminantes.
Buen número de peregrinos arrancan el viaje desde Roncesvalles (Navarra) pero no son pocos los que prefieren comenzar en la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port para no perderse los extraordinarios paisajes y la dureza de la subida de 24 km hasta coronar los Pirineos por su vertiente atlántica y llegar entonces a Roncesvalles.
En la vía que entra en España por Somport (Huesca), la ruta llega desde Borce, en la región francesa de Bearn, y se dirige a Jaca. Los caminos navarro y aragonés confluyen en Puente la Reina (Navarra) y se convierten en uno solo a partir del puente sobre el río Arga que mandó construir la reina doña Mayor, esposa de Sancho III de Navarra, en el siglo XI, para facilitar el viaje de los peregrinos a Compostela.
Los efectos de la pandemia
El actual año santo 2021 se prolonga excepcionalmente durante 2022 debido a las dificultades para realizar la peregrinación
La ruta del camino Francés está perfectamente señalizada y cuenta con una gran red de albergues y servicios. A cambio, también es el Camino de Santiago más masificado, sobre todo en los meses de verano. La cara positiva es que se llega a conocer a gentes de las procedencias más diversas e insospechadas y la negativa, que la preocupación por encontrar plaza en un albergue o en un establecimiento hotelero puede llegar a enturbiar la sensación de paz y de introspección personal que acaba envolviendo a los peregrinos cuando dejan atrás sus vidas cotidianas y que es la experiencia más intensa que todos recuerdan.
Este año santo 2021 (lo es cuando el día de Santiago, 25 de julio, coincide con un domingo) se ve afectado por la pandemia y por ello la celebración se prolongará excepcionalmente durante el 2022 debido a las dificultades para realizar la peregrinación. Un tiempo especial para enriquecerse cultural y espiritualmente en la ruta milenaria. ¡Buen Camino!