Las antologías de mujeres con peso histórico se han convertido, con la ola de feminismo que ha conjugado en presente la igualdad real, en uno de los géneros más boyantes. De las ediciones de Cuentos para niñas rebeldes, que han puesto el foco en figuras tan diversas como Hedy Lamarr, Frida Kahlo o Carmen de Burgos, Colombine, a libros como 30 maneras de quitarse el sombrero, de Elvira Lindo, manifiestan la necesidad de recuperar la memoria de grandes autoras que no pasaron el filtro de la historia escrita por hombres.
Durante años, la mayoría de nuestros referentes eran masculinos. “Y a pesar de que compartimos más tiempo y más afectos con otras niñas y mujeres de nuestra familia, nuestra admiración se centra en los hombres, y los empezamos a idealizar. Se relaciona con el complejo de Electra, pero en teoría feminista preferimos llamarlo misoginia interiorizada", razona Isabel González Ramos, experta en comunicación sobre igualdad
A pesar de que compartimos más tiempo y afectos con otras niñas y mujeres de la familia, nuestra admiración se centra en los hombres
"Consiste, por un lado, en replicar el discurso machista para poder encajar en la sociedad de forma orgánica, y, por otro, en encumbrar a los hombres o juzgarlos con una menor vara de medir", comenta. Aunque seamos luchadoras por la igualdad, nuestro cerebro tiende automáticamente al androcentrismo”, añade. No obstante, la admiración entre mujeres forma hoy parte de la reivindicación colectiva, que cada una vive de forma individualizada, según su propia identidad.
Andrea Duro
En compañía de Kate Winslet
Y luego está el método infalible para distinguir si la trama de un producto audiovisual cuenta con la perspectiva de género, el Test de Bechdel. Consiste en cumplir tres sencillos requisitos: que existan dos personajes femeninos con nombre propio, que hablen entre ellas y que su conversación no se centre en un hombre. Parece fácil, pero el 43% de los filmes nominados a Mejor Película en los Oscar de los últimos cinco años suspenden.
Magazine Lifestyle ha entrevistado a seis actrices que ocupan la primera línea del cine español en torno a sus referentes. Las mujeres que las impactaron, de quiénes han aprendido, y cuál es su posición respecto a los desafíos pendientes del feminismo.
Vicki Luengo
La inspiración de Gena Rowlands
El deslumbramiento, ese primer impacto que les despertó el hambre de la interpretación, es imborrable para todas. En el caso de Vicky Luengo, la protagonista de la Antidisturbios no duda en señalar a Gena Rowlands: “Cuando vi Una mujer bajo la influencia, pensé: yo quiero hacer eso”. Andrea Duro, que se ha vuelto a meter en la piel de la incombustible Yoli de Física o Química, se quedó prendada de Kate Winslet: “La vi por primera vez en Titanic, y lo que más me atrajo es que su personaje era valiente y se revelaba contra lo que no le gustaba”, recuerda.
Por su parte, la protagonista de la próxima serie de Movistar +, Todos mienten, Natalia Verbeke, señala que de pequeña le fascinó el carácter fuerte y luchador de Vivien Leigh; y Nerea Barros, a la que le van las películas insulares –La isla mínima y La isla de las mentiras– insiste en señalar a grandes del cine clásico como Marlene Dietrich y Audrey Hepburn. “Dos mujeres muy diferentes –dice–, que rompen el canon de belleza para convertirse en mitos”. La mitad de Mira lo que has hecho, Eva Ugarte, es la única que destaca un talento nacional: Nuria Espert. “Porque la vi de pequeña en teatro haciendo Salomé de Oscar Wilde”.
Ana Polvorosa
Ensoñaciones de novela
¿A quiénes hubieran querido conocer? Virginia Woolf es un faro para Vicky Luengo y Andrea Duro. Varias de ellas coinciden en la científica Marie Curie, la filósofa Simone de Beauvoir, y la joven activista Malala Yousafzai. Natalia Verbeke asegura que la vida y obra de Frida Kahlo son un ejemplo para ella, por su fuerza, su coraje y su libertad. Y Nerea Barros añade a la lista a Jane Goodall, Rosa Parks, la artistas Orlan o Ana Mendieta, Pilar Bardem, recientemente desaparecida, y Naomi Wolf. Mientras que Eva Ugarte se imagina una cena íntima con Kahlo, Patti Smith y un cuaderno.
Todas tienen en común la voluntad de celebrar también el papel de las mujeres de su vida, donde destacan las figuras de la madre, la abuela y la hermana. Luengo asegura que ha aprendido de todas las mujeres con la que se ha cruzado: “Incluso de aquellas con las que no me he entendido”. Mientras que Duro confiesa que admira a “todas las mujeres que me rodean, que salen adelante de cualquier situación y se esfuerzan por ser mejores”. Verbeke, por su parte, señala la importancia de tejer un círculo cercano de mujeres: “Estoy rodeada de mujeres con un gran sentido del humor, amigas leales, optimistas y luchadoras”. A Barros le tira la tierra, y opta por destacar el papel de las gallegas: “Luchadoras incansables sin afán de protagonismo, a las que siempre intento honrar”.
Eva Ugarte
La huella de Nuria Espert
Volviendo a personalidades históricas, a nuestras actrices les encantaría interpretar la vida de muy diversas mujeres: Luengo se decanta por “la única mujer que dejó a Picasso”, Françoise Gilot; mientras que Duro preferiría colocarse en la atormentada vida de Virginia Woolf, y Verbeke se enfundaría una falda corta para interpretar a Zelda Fitzgerald, pionera flapper. Barros opta por la elegancia personificada de Coco Chanel.
“Rompió esquemas, normas, ataduras a través de la moda y se quedó tan ancha. Se reveló sabiamente hasta encontrar su línea creativa propia. Como ella decía, no es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase”, afirma. Ana Polvorosa querría sentir la alegría de Inés, protagonista de la novela de Almudena Grandes. Y Eva Ugarte se inclina por encarnar a Mileva Marić, la brillante matemática serbia que fue también la primera esposa de Einstein.
Natalia Verbeke
Admiración por Vivien Leigh
Hay una gran coincidencia al señalar a las españolas adelantadas a su tiempo. En primer lugar, a Clara Campoamor, la primera diputada en las Cortes y principal impulsora del sufragio femenino en nuestro país; y después las escritoras Emilia Pardo Bazán –introductora del Naturalismo en España y firme defensora de los derechos de las mujeres– y Rosalía de Castro, considerada la precursora de la poesía española moderna. También señalan a figuras como la de Zenobia Camprubí, miembro destacado del Lyceum Club Femenino. Barros recuerda a la reformista sexual socialista Hildegart Rodríguez. Y Eva Ugarte a la gran Lola Flores.
Nerea Barros
La magia de Marlene Dietrich
Feminismo es igualdad, y por tanto justicia, consideran. Y Andrea Duro añade: “También es amor y es hogar. Es ese maestro que nunca te deja de enseñar. Es lo que realmente me ha hecho abrir los ojos y poder detectar todos aquellos mandatos que existen en la sociedad y que sin yo saberlo, estaban haciendo que viviera en mi contra”. Y remata: “El feminismo es para todos”.
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