El amor en los tiempos de Tinder: así es como nos queremos y nos dejamos de querer en 2023
Del 'sexting' al 'ghosting'
El museo EM∑T de Atenas presenta una exposición fascinante sobre la metamorfosis de nuestras relaciones en un mundo dictado por las pantallas, las apps de citas, el capitalismo salvaje... y los rescoldos de la pandemia
Aquí no hay corazones rosa que valgan. Bienvenidos (barra as) al amor en los tiempos de Tinder, ese supermercado inflacionario del deseo. Les damos la bienvenida al desamor en los tiempos del capitalismo desbocado, de las cámaras de vigilancia biométrica, del too long didn’t read (demasiado largo, no lo leí), de la inmediatez y la hipervelocidad, del ya nada es para siempre y claro, del narcisismo por bandera.
Nuestra cara pasa por el cedazo de la eterna juventud, el filtro de la pantalla del móvil, que contrasta y conecta vía bluetooth con el arroyo donde cae y se ahoga la figura mitológica. Narciso fue el primer presumido del mundo, pero nunca tuvo ni me gustas ni retuits, ni falta que le hicieron para ser eterno.
Pantallas y arroyos
Nuestra cara pasa por el cedazo de la eterna juventud, los filtros del móvil que conectan con el arroyo donde se ve y se ahoga Narciso
El amor del siglo XXI tiene otras conexiones (y sobre todo, desconexiones). Adiós Jane Austen, adiós Hollywood de Doris Day y Rock Hudson, adiós Walt Disney. Adiós. En una de las obras expuestas, dos asistentes virtuales (para entendernos, dos alexas) comparten intimidades en un diálogo de lo más cordial y humano, frente a frente, explicando sus respectivas penas.
Un robot del tamaño de un balón de fútbol, reeducado y convertido en cómico monologuista, aprende a querer y a amar flotando por los paisajes de la Amazonía brasileña. Una pareja, cara a cara, se restriega flores en la bañera. Un masaje sensual, salvaje, perfumado.
He aquí una de las grandes exposiciones temáticas de inicio de 2023 en el EM∑T de Atenas, uno de los museos de arte contemporáneo más jóvenes de Europa que ha abierto de par en par sus puertas y ha destapado una Caja de Pandora llena de sensaciones.
Con la Acrópolis de fondo, que parece un fantasma gaseoso y flotante en la noche, la muestra Amor moderno (o el amor en la era de las intimidades frías) se abre paso entre otras ruinas hechas de gomaespuma en un guiño a la Grecia Clásica. Adentro, en un edificio remozado (antes fue la antigua cervecería Fix) reverbera un despliegue de obras que configuran una burbuja donde explorar cómo nos queremos o dejamos de querer en 2023.
Desde el sexting hasta el ghosting. Desde la intimidad fría, término acuñado por la filósofa Eva Illouz, hasta el capitalismo emocional que teoriza Byung-Chul Han pasando por los cambios de actitud que el covid ha instaurado. También las dudas. ¿Vivimos en una época en la que aún existen los desamores imposibles?
Durante siglos, la Santísima Trinidad de la existencia la perfilaron el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Luego Nietzsche mató al primero y el triángulo quedó delimitado, en mayúsculas, por la Alienación, el Individualismo y la Soledad. Hoy en día, la tríada que mueve al mundo es la formada por la tablet, el teléfono y la computadora.
Son las tres pantallas que muestra Maria Avramopoulos en uno de sus “retratos familiares” que se pueden ver en la muestra. En otra, sobre una cama ni hecha ni deshecha, dos ordenadores cara a cara irradian pasión y lujuria… a distancia. Y con el ordenador en la mano. A moda de calavera, nos preguntamos si somos o no somos. Si esas extensiones de nuestras manos y ojos facilitan el contacto o lo edulcoran convirtiéndonos más que en líquidos… en diluidos.
La muestra del EM∑T nos confronta con nuestra intimidad y con el mundo. Lo hace a lo grande: el edificio del museo es tan generoso en espacios y alturas que el vídeoarte se puede mostrar en pantalla gigante. Mención especial para artistas de la filmación como el brasileño Gabriel Abrantes, la holandesa Melanie Bonajo o la belga Ariane Loze, que en sus trabajos nos confronta con los algoritmos que dirigen nuestro día a día. Algoritmos que nos buscan amor en el ciberespacio.
La exposición sirve de reflexión y se presenta como una burbuja (en una ciudad sacada de otra época) que está adornada con cinco exposiciones más complementarias que abordan nuestra manera de estar en el mundo y que protagonizan artistas fulgurantes y muy originales como la pintora Eleni Bagaki, el vídeoartista Mikhail Karikis o la danesa Hannah Toticki que redibuja con sus vestidos la imposibilidad de ser madre y trabajadora cada día, todos los días.
Katerina Gregos, directora del ΕΜΣΤ
"El amor merece tanta atención en el arte como la pobreza o las crisis migratorias"
¿Cómo ha vivido estos dos años repensando y mejorando el museo?
La pandemia nos ha supuesto una serie de desafíos de envergadura para poder abrir el museo. Me nombraron directora en 2021, en pleno covid, lo que me dio un tiempo precioso para repensar la misión del ΕΜΣΤ, así como para revisar la colección. El tiempo de la pandemia también nos permitió rediseñar algunos de los espacios expositivos. Desde junio de 2021 hemos organizado 15 exposiciones y tuvimos un récord de asistencia de 5.000 personas en una inauguración. Hay apetito para el arte contemporáneo en Atenas, tanto de la gente de aquí como la que viene de fuera.
¿Adónde quiere llevar el museo?
Queremos ser un punto de referencia y un museo puntero en el sur de Europa, Oriente Medio y el Norte de África sin perder de vista el Mediterráneo, un museo, claro, que fija su discurso en el seno de Europa. Somos un museo nuevo del siglo XXI, fundado en el año 2000 que, al ser público, juega un papel determinante a la hora de crear un ecosistema cultural en Grecia y su área limítrofe. Así, el ΕΜΣΤ quiere ser un ojo crítico examinando aspectos como la democracia, gobernanza, equidad, economía, el medioambiente, los efectos de la globalización o el dominio de la tecnología así como la importancia del diálogo público.
¿Qué siente al ver montada una muestra como la del Amor Moderno?
Siempre he querido hacer una muestra sobre el amor porque creo que es un tema que ha sido marginado en el arte contemporáneo. Pese a que el amor es una emoción cardinal, y la principal fuerza motriz de nuestras vidas, a menudo se ha visto como un elemento secundario en el arte actual que no merecía una atención especial por no valer la pena. Se le consideraba superficial o azucarado.
Diría que el amor merece tanta atención y son asuntos tan complejos en el arte como la pobreza global o las crisis migratorias. Una muestra sobre el amor en general hubiera sido demasiado amplia, así que elegí, en primer lugar, el foco de cómo Internet y las redes sociales influyen en nuestras relaciones.
En segundo lugar quise que surgiera un debate sobre los pros y los contras de las redes en lo que a nuestra intimidad respecta. Parece que hay un una falta de pensamiento crítico sobre los cambios radicales que han reconfigurado nuestra vida y nuestro trabajo. El capitalismo ha normalizado estos avances tecnológicos de manera muy rápida, creando necesidades que antes no existían.