Ana Morales, psicóloga nutri-emocional: “Haz la prueba del pollo a la plancha: si no te apetece, probablemente no tengas hambre real"

Gestión de las emociones

“El hambre emocional es impulsiva y exige atención inmediata”, explica Ana Morales para La Vanguardia

Ana Morales, retrato

Ana Morales, retrato

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Ana Morales es psicóloga especializada en alimentación emocional y aceptación corporal. A través de su libro, ¡Qué Buena Estoy!  Tira las dietas a la basura y vive con salud emocional, ayuda a mujeres que están hartas de las dietas y que sienten que no encajan en su cuerpo a mirarse al espejo con amor y desde el respeto. La experta trabaja desde la psicología, el humor y la empatía para romper con las reglas de las dietas restrictivas y enseñar a cuidar cuerpo y mente desde el cariño, no desde la culpa.

Ana Morales, psicóloga

Ana Morales, psicóloga

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Cómo diferenciar el hambre emocional del hambre física

“El hambre física es tranquila y respetuosa, de modo que aparece de manera gradual, sin prisas, y te avisa con suavidad que es hora de comer”, aclara la experta. Te da espacio para decidir y, si le ofreces algo simple, como un plato de lentejas, lo acepta sin problema. Es gradual, paciente y flexible.

En cambio, el hambre emocional es impulsiva y exige atención inmediata. No pide, impone: “Necesito chocolate. Ahora. Ya.” No acepta nada más. Si intentas calmarla con una opción más saludable, como una ensalada, no lo tolera y te rechaza con algo como: “¿Qué es esto, una broma?”.

Mujer frustrada con la comida

Mujer frustrada con la comida

Getty Images

Otra gran diferencia: el hambre física se satisface cuando te sientes llena. El hambre emocional sigue insistiendo porque no busca nutrir el cuerpo, sino aliviar un malestar emocional. Y, por más que comas, esa sensación de incomodidad sigue ahí, solo que ahora acompañada de culpa y pesadez.

Si no estás segura de lo que sientes, haz la prueba del pollo a la plancha. ¿Te apetecería? Si la respuesta es un NO rotundo, y solo aceptas algo como galletas, patatas fritas o algo mucho más calórico, lo más probable es que no sea hambre real, sino un intento de cubrir algo con comida.

Señales que notamos en nuestro cuerpo

Hombre feliz comiendo

Hombre feliz comiendo

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El hambre física se manifiesta en el cuerpo de la siguiente manera: el estómago empieza a rugir, aparece una ligera sensación de vacío y, en algunos casos, puedes sentirte con menos energía o algo floja. Su intensidad aumenta de forma gradual, permitiéndote elegir qué comer con tranquilidad.

El hambre emocional, en cambio, se origina en la mente. Surge de manera repentina, con un antojo urgente, generalmente después de un día difícil, una discusión o un momento de estrés. Además, suele activarse en situaciones específicas, como cuando te sientas en el sofá y sientes la necesidad de picar algo, cuando te dices “hoy he tenido un día duro, me lo merezco” o cuando, tras haber roto la dieta, piensas “qué más da”.

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