Mario Guerra, psicólogo: “El enfado no es tu enemigo, puede convertirse en tu mejor aliado”

Salud emocional

El especialista revela lo que no nos cuentan de esta emoción considerada típicamente negativa y cómo gestionarla

¿Cómo controlar el enfado?

¿Cómo controlar el enfado?

Photo by Yogendra Singh on Unsplash

Todos somos conscientes del enfado. Una emoción considerada muy negativa, que representa esa sensación de sentirse amenazado -y se relaciona, por tanto, con el miedo- activando como respuesta el enfrentamiento o la huida, según el tipo de persona. En algunos casos, incluso, es muy difícil de controlar, siendo la “excusa” para descargar la ira con alguien.

Es una de las emociones más seductoras, pues da un auténtico chute de energía a nuestro cuerpo. Como explica el popular psicólogo Mario Guerra: “Es como apretar un botón y salir el enfado. Se activa el cerebro, se acelera el corazón y se despliega todo un catálogo de experiencias pasadas”.

Angry young couple sleeping in bed turning their backs after arguing and having a fight because of communication problems

El enfado es una emoción muy seductora.

Antonio Diaz

Sin embargo, para el terapeuta, aquí está uno de los grandes secretos de esta emoción con tan mala fama: el enfado, como cualquier emoción, no solo no tiene nada de malo sentirlo; sino que se puede “reescribir” para obtener el resultado que queremos o que no esperábamos.

Las verdades fundamentales que no nos cuentan del enfado

  1. El enfado no tiene nada de malo. De hecho, puede ser como una alarma interna cuando algo está en riesgo. “Puede establecer límites y hacernos ver qué cosas no estamos dispuestos a tolerar”, señala el especialista. “Por ejemplo, si nos enfadamos porque nuestro hijo adolescente llegó tarde por la noche, este enfado está protegiendo algo valioso: su seguridad”.
  2. El enfado puede ser una herramienta de cambio. Por todos es sabido que la indignación ha impulsado grandes movimientos sociales y transformaciones en la historia. “El problema no es el enfado en sí, sino la manera de canalizarlo”, explica Guerra.
  3. No siempre obtenemos justicia, a pesar de enfadarnos. No siempre lograremos reparar el daño. “En los casos en los que sentimos que se ha sido injusto con nosotros, puede darse un enfado crónico y desgastante. Debemos encontrar una manera de soltarlo y avanzar”, recomienda el especialista.
  4. El enfado puede derivar en deseos de venganza. En especial, en situaciones de injusticia. “Buscar dañar a otros rara vez nos va a dar paz verdadera”, asegura Guerra.
  5. El enfado nos protege, pero también nos puede dañar. “El enfado es un mecanismo de defensa, pero si nos quedamos atrapados en ello, nos puede dañar”, insiste.
  6. Romper cosas no ayuda realmente. “Es una creencia común que romper cosas ayuda a liberar la ira”, cuenta. “Sueltas energía, pero habría que pensar si es la mejor manera de canalizar el enfado. Pero, ¿qué hacer cuando no tengas esa manera de descargar la violencia?”.
Mario Guerra habla de los últimos descubrimientos de la neurociencia sobre esta emoción tan intensa.

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El enfado son pequeñas provocaciones cada vez más intensas que hacen que acabe explotando el volcán en un estallido de violencia

Para evitar que no nos domine el enfado, conviene aprender cómo gestionarlo. Para empezar, conviene darse cuenta de esos primeros enfados y escuchar lo que dice esa emoción. Después, tenemos lo que los expertos denominan las “3 preguntas del enfado”.

  1. ¿Es esto tan serio como para armar semejante jaleo?
  2. ¿Está justificado que me enfade?
  3. ¿Mi estallido va a mejorar las cosas?

Si la respuesta a todas ellas es sí, y el enfado sigue, entonces desahogarte será lo mejor. Si alguna es negativa, lo mejor es tranquilizarse.

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