En el marco de una alimentación saludable, no importa únicamente qué alimentos se escojan, sino también cómo estos sean cocinados. Por ejemplo, no surte el mismo efecto en nuestro organismo una manzana fresca que una que se ha usado para elaborar una tarta, a la que se añaden ingredientes no tan beneficiosos para el organismo como el azúcar.
Además, bien es sabido que métodos de cocinado como hervir, hornear o cocinar al vapor resultan más saludables que otras opciones como las frituras. Pero lo que también influye notablemente en las propiedades nutricionales de un alimento es el punto de cocción. Así, el nutricionista Pablo Ojeda defiende que “cuanto menos cocinado esté un producto que es comestible, como puede ser un pimiento, mayores propiedades te va a aportar”, tal y como indicó en su intervención durante el programa ‘Más Vale Tarde’ (La Sexta).

Si quieres aprovechar al máximo las propiedades de los pimientos, no los cocines en exceso.
¿Es mejor comer las verduras crudas o cocinadas?
Los pimientos son una verdura rica en vitamina C, antioxidantes y fibra. El nutricionista Pablo Ojeda subraya, a través de una publicación en su perfil de Instagram, que a fin de aprovechar al máximo los nutrientes de este vegetal, conviene consumirlo crudo –por ejemplo en ensaladas–, o bien cocinarlo a fuego medio, para conservar su textura y sabor.
A este respecto, un estudio publicado en el Journal of Agriculture and Food Chemistry constató que algunas verduras cocidas proporcionan más antioxidantes –como carotenoides y ácido ferúlico– que cuando están crudas. Eso sí, dicha investigación subraya que hervir y cocinar al vapor conserva mejor los antioxidantes, en comparación con freírlos.
Desde el portal especializado en salud University Hospitals, la dietista Elisabeth Traxler anota que “los alimentos integrales, crudos y sin procesar tienen muchos beneficios, pero también hay ventajas en incluir más variedad y cocinar verduras para mejorar la absorción de nutrientes”.
En dicha web matizan que cocinar las verduras puede mejorar la digestión, pues disminuye la cantidad de fibra soluble, la cual puede ser difícil de digerir especialmente para personas con trastornos gastrointestinales. No obstante, matizan que hervir los alimentos reduce su cantidad de determinadas vitaminas hidrosolubles, como la vitamina C y las vitaminas del grupo B; aunque no afecta a vitaminas liposolubles como la A, la D y la E.

Cocinar las verduras puede mermar su aporte de vitamina C.
Lo que está claro es que freír los vegetales es el método más desaconsejado, pues los alimentos fritos son fuentes de radicales libres, los cuales se originan por la oxidación del aceite al calentarse a altas temperaturas. “Estos radicales, que son altamente reactivos porque tienen al menos un electrón desapareado, pueden dañar las células del cuerpo”, tal y como advierten desde Scientific American.

Conviene alternar en la dieta el consumo de vegetales crudos y cocinados.
Con todo, la mejor opción es alternar en la dieta vegetales crudos con otros cocinados y, en el caso de estos últimos, que se elaboren hervidos, al vapor o a la plancha (aunque poco hechos), limitando al máximo la fritura.