Pablo Ojeda, nutricionista: “La leche sin lactosa tiene las mismas calorías y azúcares, y dejar de consumirla provoca que tú mismo te busques una intolerancia"

SALUD INTESTINAL 

Eliminar la leche sin una razón médica justificada puede afectar al organismo a largo plazo, ya que puede alterar el equilibrio de la flora intestinal y reducir la producción de enzimas digestivas

El dietista Pablo Ojeda y la influencer Virginia Troconis, autores del libro  ̈Comida, vamos a llevarnos bien”

El dietista Pablo Ojeda 

Luis Serrano

Cada vez es más habitual ver a muchas personas eliminando la lactosa o el gluten de su dieta con la esperanza de mejorar su salud o de perder peso. Los expertos han advertido sobre esta práctica si no se tiene una intolerancia real, ya que puede tener efectos perjudiciales para el organismo a largo plazo. La lactosa es una fuente importante de energía y eliminarla sin necesidad alguna podría alterar el equilibrio nutricional de la dieta, limitando el consumo de ciertos nutrientes esenciales. 

En una intervención reciente, el nutricionista Pablo Ojeda subrayó la importancia de no eliminar la lactosa sin una razón médica clara. Explicó que hacerlo sin un diagnóstico de un profesional de la salud podría causar deficiencias nutricionales y desequilibrios en el sistema digestivo. De hecho, el consumo moderado de lactosa, especialmente a través de lácteos, puede aportar beneficios clave como el calcio y la vitamina D, esenciales para la salud ósea. 

Leche

Leche

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“Cuando me vienen y me dicen que toman leche sin lactosa y les pregunto por qué y su respuesta es: porque engorda menos que la leche normal les hago saber que esto no funciona así. La leche sin lactosa tiene las mismas calorías que la leche normal, tiene los mismos azúcares que la leche normal. La lactosa es una doble molécula que va juntita, no es digerible por el ser humano, y tenemos unas enzimas, que son como unas tijeritas, que la cortan y separan para que la podamos digerir”, explica al comienzo de su intervención el nutricionista. 

Cuando una persona deja de consumir lactosa, el cuerpo deja de producir las enzimas necesarias para digerirla de forma efectiva, como si las “herramientas” del sistema digestivo se fueran desgastando por falta de uso. Si después de un tiempo la persona vuelve a consumir lactosa, es posible que experimente molestias, ya que esas enzimas ya no están en la misma cantidad o función. En este caso, no es que se desarrolle una intolerancia real, sino que el cuerpo ha perdido la capacidad de procesarla correctamente por la falta de exposición, lo que puede generar la sensación de intolerancia. “Tú mismo te has buscado una intolerancia”, apunta. 

Además, muchos productos sin lactosa pueden ser más procesados y contener aditivos para mejorar su sabor y textura, lo que no siempre se traduce en una opción más saludable. Por lo tanto, antes de hacer cambios drásticos en la alimentación, es fundamental contar con la orientación de la salud. 

Por otro lado, el cuerpo humano está diseñado para digerir lactosa y aquellos que no tienen intolerancia pueden aprovechar los beneficios de los productos lácteos de manera eficiente. Estos alimentos no solo ofrecen proteínas de alta calidad, también son fundamentales para el desarrollo y mantenimiento de los huesos. Así, eliminar la lactosa sin una razón médica válida puede privar al organismo de nutrientes esenciales. 

Lo mismo con el gluten: lo evitas sin necesitarlo y un día tu cuerpo dice “esto me sienta fatal”

Pablo OjedaNutricionista
Dolor de tripa

Dolor de estómago 

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“Pero ojo, lo mismo pasa con el gluten. Todo es gluten free y aquí pasan dos cosas muy interesantes: la primera es lo mismo que las enzimas digestivas, cuando no le metes el gluten, si a ti no te pasa nada, se desafilan y llega un momento que te puede molestar, pero voy más allá. Es verdad que no es lo más interesante del mundo, pero aporta mucha fibra, saciedad, tienen muchas vitaminas… ¿Y sabéis las opciones sin gluten que hay en el supermercado? ¿Cuáles suelen ser? Magdalenas sin gluten, bollitos sin gluten… ultraprocesados con muchas más calorías. Es como el trilero, te enseño la bolita, pero te estoy mangando la cartera por detrás. Claro.” 

Por tanto, y tal como recomienda el nutricionista, es recomendable consultar a un especialista antes de realizar cambios significativos en la alimentación, para asegurarse que se está tomando la mejor decisión para el bienestar general. 

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