Liz Sánchez tiene 66 años y es Health Coach de Salud Integrativa por la escuela de IIN de Nueva York. A través de sus redes sociales, donde acumula más de 70.000 seguidores, divulga contenido acerca de salud, deporte, bienestar y sobre la menopausia. “Si no te mueves, te mueres… La actividad física es vida viva y es el escenario de tu historia”, revela la experta. Sánchez basa su discurso en la importancia de ejercitar el cuerpo y escuchar lo que este realmente necesita en cada momento. La coach ha compartido para La Vanguardia algunos consejos y recomendaciones dirigidos a aquellas mujeres que buscan compaginar el ejercicio con su vida diaria durante la menopausia.
“El ejercicio mantiene en balance las hormonas de la felicidad, esa ya es una mega ganancia”, confiesa. Además, Sánchez destaca que: “Colaboras activamente con la vida y sus desafíos: el ejercicio de alto rendimiento, además de mantenerte en un estado de bienestar constante como un compromiso con tu entrenamiento y no solo con el entretenimiento, ayuda a prevenir la osteoporosis, combate la pérdida muscular, te mantiene fuerte y en un peso saludable, y contribuye a aliviar los bochornos, mejorar el sueño y aumentar tu energía”.
Liz Sánchez retrato
Una de las principales preguntas que se hacen las mujeres en este proceso es cuánto ejercicio se debe hacer para ver los máximos beneficios durante la menopausia. La experta es clara al respecto “depende de cada mujer, de su cuerpo y sus necesidades”. Desde su experiencia en el coaching de mujeres, en general recomienda caminar 10 mil pasos diarios a paso rápido e incorporar una rutina de 4 días con ejercicio de pesa. “También recomiendo realizar ejercicios de respiración, que favorecen la estabilidad emocional, y meditación, que ayuda a reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y controlar los cambios emocionales.
Liz Sánchez habla de la importancia de no realizar únicamente entrenamientos aeróbicos. “Durante más de 15 años entrené como una loca: horas en la bicicleta, horas nadando, horas corriendo. Sin embargo, mi cuerpo no bajaba ni un gramo y la grasa seguía acumulándose”, explica. Además, añade que, “por más ejercicio aeróbico que hacía, mi cuerpo adoptaba cada vez más una forma de pera”.
“Todo cambió a los 64 años, cuando empecé a hacer pesas odiaba los gimnasios, pero el amor por mi hija fue más fuerte. Ella se estaba certificando en un programa de alimentación y entrenamiento con pesas, y me pidió ayuda para comprobar si realmente funcionaba. Y ¡Sorpresa! Me saqué el premio mayor: mi composición corporal cambió por completo”, explica la experta.
No es solo una sensación pasajera, es un cambio profundo en tu química interna que eleva tu ánimo, reduce el estrés y te conecta con una versión más fuerte y vital de ti misma
Liz Sánchez comparte que, en su experiencia, mantener una rutina activa durante esta etapa ha sido fundamental para encontrar el equilibrio en su vida diaria. ”Volvemos al gran cóctel de endorfinas que tu cerebro genera durante el ejercicio, ese impulso químico natural que te mantiene en un estado de bienestar y contento constante. No es solo una sensación pasajera, es un cambio profundo en tu química interna que eleva tu ánimo, reduce el estrés y te conecta con una versión más fuerte y vital de ti misma”, explica.
Mujer realizando ejercicio
Además, insiste en la importancia de incorporar la meditación en la rutina diaria, “es la brújula que me centra, el espacio donde la mente encuentra calma y el corazón, claridad. Es el complemento perfecto del ejercicio físico, porque mientras el cuerpo se fortalece, la mente se estabiliza, creando un equilibrio poderoso que transforma no solo cómo te ves, sino cómo te sientes y vives”. También añade que “la menopausia es un tesoro, es la oportunidad que te da la vida para empezar a cuidarte y atenderte”
Con la edad, el equilibrio y la fuerza se van perdiendo. Sánchez destaca la importancia de realizar ejercicios que nos ayuden a mantenernos activos y funcionales. “Con el paso del tiempo, el equilibrio y la flexibilidad disminuyen de forma natural, pero la buena noticia es que se pueden trabajar y mejorar”, confiesa. Ejercicios simples, como levantarte y sentarte en una silla sin usar las manos para apoyarte, son un excelente punto de partida.
