Las rupturas son un proceso doloroso que puede afectar de formas distintas a ambas personas. El tiempo juntos, la cercanía y la situación vital de la pareja son aspectos a tener en cuenta, además de las dificultades vividas y posibles causas que hayan acabado por romper el vínculo. Sin embargo, estas situaciones a menudo dejan una pregunta muy repetida: ¿qué hago con todo lo que tengo que me recuerda a mi compañero?
Una cuestión a la que ha querido responder el psicólogo Luis Miguel Real. A través de un extenso hilo en su perfil de X (Twitter) y un vídeo en su canal de YouTube, ha expuesto una serie de detalles sobre los distintos objetos y obsequios que se pueden dar y recibir a lo largo de una relación, y qué se podría hacer con ellos en caso de estar afectando psicológicamente.
¿Debes tirar a la basura todos los objetos que te recuerden a tu expareja?
— Luis Miguel Real 🧠 Psicólogo (@LuisMiguelReal4) January 28, 2025
Depende. No, no voy a darte un "sí" o un "no" rotundo porque esto no es matemáticas, es psicología y, ya sabes, aquí las cosas suelen tener más de un camino.
“¿Debes tirar a la basura todos los objetos que te recuerden a tu expareja? Depende. No, no voy a darte un “sí” o un “no” rotundo porque esto no es matemáticas, es psicología y, ya sabes, aquí las cosas suelen tener más de un camino. Lo que sí te voy a decir es que algunos objetos pueden convertirse en auténticas trampas emocionales. Como minas escondidas que, cuando las pisas, te explotan en forma de recuerdos, nostalgia y lágrimas de película barata”, comenzaba.
“Aquí la clave es preguntarte: ¿esto realmente me sirve para algo o me está anclando al pasado? Caso práctico 1: Las cosas “útiles”. Vale, tienes un jersey que te regaló, pero resulta que es súper calentito y te salva en invierno. ¿De verdad necesitas deshacerte de él? Pues no necesariamente. Si no te remueve cada vez que lo ves y puedes usarlo sin pensar en esa persona, entonces es un simple objeto, no una bomba emocional”, insistía, antes de pasar al segundo caso.
La decisión es tuya
“Aquí viene lo interesante. Cartas, fotos, esa taza que os comprasteis juntos en aquel viaje a Roma… Esas cosas no son inofensivas. Funcionan como anclas emocionales que te tiran de vuelta al pasado cada vez que las miras. Si aún estás en pleno proceso de superación, ¿qué necesidad tienes de tener esos recordatorios en tu espacio? Es como querer dejar de comer chocolate mientras guardas una tableta gigante en la despensa “por si acaso””, reflexionaba.
“Pero, ojo, esto no significa que tengas que montar un drama y quemarlo todo en un ritual místico (aunque si te apetece hacerlo con unas velas, oye, no soy quién para juzgar). Lo que puedes hacer es guardarlos en una caja y meterla en un rincón al que no suelas acceder. Fuera de la vista, fuera de la mente. Y, cuando pase el tiempo y te sientas más fuerte, vuelves a revisar esa caja. Igual descubres que ya no necesitas nada de lo que hay dentro y te animas a tirarlo, o igual decides quedarte con algo como un simple recuerdo neutro. Tú mandas”, sentenciaba.