Elisabeth Álvarez, fundadora de Elisabeth Álvarez Bienestar, es especialista en el diseño de espacios y trabaja con el objetivo de transformar hogares y lugares de trabajo. A través de su método, combina el Feng Shui con decoración sensorial. Con ello, busca aplicar a cada uno de sus proyectos soluciones sencillas y prácticas en la optimización de procesos. El Feng Shui es una práctica milenaria china que se utiliza para transformar hogares y “promover el bienestar de las personas que lo habitan”, explica Álvarez. Además, en el hogar, este método busca crear ambientes de calma, energía positiva y equilibrio emocional: “Nuestra casa es un reflejo de lo que pensamos, sentimos y cómo estamos”, confiesa la experta.
Elisabeth Álvarez se especializó en el Feng Shui a raíz de la pandemia en el año 2020. “Esas semanas sin salir, me hicieron conectar y volver a enamorarme de mi casa. El salón-comedor se convirtió en un todoterreno”, confiesa. Explica que a pesar de ello, nunca llegó a sentir estrés o agobio, ya que lo recuerda como una buena etapa. “Ahí entendí cuánto influye nuestra casa en nuestra energía y en cómo nos sentimos cada día. Surgió la semilla para dedicarme hoy a crear hogares que aporten paz, equilibrio y vitalidad”, explica Álvarez.
Elementos clave del Feng Shui a tener en cuenta para organizar un espacio
Orden: Los espacios deben permitir que la energía fluya libremente, sin obstáculos ni saturación por desorden o acumulación.
Los cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal y agua): Cada uno aporta cualidades distintas, como vitalidad, estabilidad o creatividad. La clave está en saber combinarlos según las necesidades de cada espacio.
Los colores y las formas: Representan los elementos y afectan directamente nuestras emociones y estado de ánimo. Además de atraer visualmente, influyen en cómo nos sentimos y actuamos.
Ubicación estratégica: Es importante dónde se colocan los muebles, especialmente la cama, el sofá y el escritorio. Son lugares donde pasamos mucho tiempo y necesitamos sentirnos protegidos y cómodos.
Luz natural y ventilación: Son esenciales para revitalizar el ambiente y mejorar nuestro ánimo.
Según explica la experta, el orden en el hogar influye de forma determinante. Álvarez considera que “antes de hacer cualquier cambio de Feng Shui, es imprescindible vaciar, limpiar y ordenar cada estancia”. Asimismo, afirma que el estado de nuestros espacios refleja como cuidamos y que “un lugar ordenado nos ayuda a pensar con claridad, dormir mejor y sentirnos en calma”.
Pasos básicos para aplicar el Feng Shui en espacios pequeños
Mantén el orden: El desorden se acumula rápido en espacios pequeños y resulta más visible.
Aprovecha la luz natural: Abre cortinas y evita colocar muebles que bloqueen las ventanas.
Usa colores claros: Ayudan a que el espacio se sienta más amplio y relajado.
Muebles multifuncionales: Escoge piezas prácticas y proporcionales al tamaño de la estancia.
Cuida la entrada: Mantenla limpia y despejada para que la energía positiva fluya desde el inicio.
Elisabeth Álvarez habla de la importancia de mantener el orden y sobre cómo afecta esto a nuestra salud mental y física. “El desorden es como un ruido constante que afecta nuestra mente y cuerpo”, explica. El Feng Shui, considera que el desorden bloquea la energía vital y que, por tanto, genera sensación de estrés, agotamiento y falta de control. “Este “ruido visual” obliga al cerebro a procesar demasiados estímulos, lo que puede provocar irritabilidad, dispersión y pesadez mental”, confiesa la experta. Por lo que hace a las consecuencias físicas, Elisabeth Álvarez habla de que el desorden puede alterar el descanso, reducir la concentración y afectar la productividad.
Errores comunes al decorar un espacio
Espacios desproporcionados: A veces llenamos las habitaciones con muebles y decoraciones de más, lo que bloquea la energía y hace que el espacio se vuelva incómodo. Otras veces usamos muebles pequeños o dejamos rincones vacíos, lo que hace que el lugar se sienta desaprovechado y sin vida.
Mala distribución: Colocar muebles importantes como la cama, el sofá o el escritorio de espaldas a la puerta nos hace sentir incómodos. También solemos tapar el paso de la luz natural o no distribuir bien la luz artificial, lo que afecta cómo se siente el espacio.
No pensar en lo práctico: Guardamos cosas que ya no usamos, mantenemos muebles que no necesitamos o no creamos zonas claras para actividades como trabajar, descansar o jugar. Esto hace que la casa se vuelva menos funcional.
Olvidar la entrada: Es lo primero que vemos al entrar y debe estar limpia, ordenada y acogedora.
Elegir por moda y no por utilidad: A veces nos dejamos llevar por lo que está en tendencia y no pensamos si realmente serán útiles en el día a día.
Por último, Elisabeth Álvarez destaca que los materiales y los colores influyen de forma directa en las emociones y nos hacen conectar con los cinco elementos del Feng Shui. “Por ejemplo, los tonos suaves como el beige o el azul claro aportan calma, mientras que los amarillos y naranjas transmiten vitalidad”, explica. Además, la experta considera que los materiales naturales como la madera, el algodón o la lana nos acercan a la naturaleza, ayudándonos a sentirnos tranquilos y enraizados. “Los colores y materiales son como la música de fondo del hogar: pueden relajar, activar o incluso transformar el estado de ánimo”, confiesa Elisabeth Álvarez.