La comida de Mazón

Diario de València

La comida de Mazón
Periodista

La comida que celebró Carlos Mazón el pasado día 29, en la jornada que se desató la DANA, se ha cobrado dos víctimas, de momento, y ambas periodistas. De la primera ya hablamos: se trata de la Maribel Vilaplana, que fue la compartió mesa y mantel en un céntrico restaurante de València, El Ventorro. Desde entonces, esta mujer ha sido diana de múltiples especulaciones, a cual más morbosa y cruel, sobre los motivos por los que compartió el ágape y sobre el contenido de aquel encuentro. Según se trasladó desde la Generalitat Valenciana (versión oficial), para escuchar la oferta, en boca del president, para dirigir À Punt; oferta que esta mujer rechazó. De aquel almuerzo, que duró tres horas, y de lo que se ha contado, se derivó ayer una segunda víctima, la del director del ente público, Alfred Costa, un hombre del que pocos dudarán que estuvo desde el primer momento ejerciendo con rigor su papel. La Radio Televisión Valenciana ha realizado un trabajo formidable informando al detalle desde el inicio de la DANA y de sus terribles consecuencias, y Costa ha sido el responsable de dirigir a todo el equipo. Dimite, además, cuando aún la destrucción sigue presente en multitud de poblaciones. 

El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, compareix a les Corts Valencianes

El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón

Corts Valencianes / ACN

Decía Alejandro Dumas que todo relato debe incorporar un misterio de difícil resolución, subtramas que ayuden a mantener la tensión. En la gestión de la DANA por parte de la Generalitat Valenciana abundan las evidencias de graves errores cometidos por el equipo de Emergencias, del que aún es titular Salomé Pradas. Mientras esto se está redactando, nadie del equipo de la consellera ha dimitido, nadie. Esta es la trama principal. Pero es aquella comida la que otorga al relato un capítulo misterioso, literario, en el que no son pocos los que valoran que no se ha contado toda la verdad. El protagonista principal, el president, estuvo días sin querer explicar con quién y por qué celebró el ágape en medio de la tormenta, lo que acrecentó la atención y las peores sospechas. Cuando se ofreció la versión oficial, abundó la desconfianza y la incredulidad, que ha alimentado multitud de versiones en medios de comunicación y, especialmente, en las redes sociales. Nunca una comida en València generó tantas elucubraciones y consecuencias.

Pero es aquella comida la que otorga al relato un capítulo misterioso, literario, en el que no son pocos los que valoran que no se ha contado toda la verdad y que ha provocado dos víctimas, ambas periodistas"

El autor de El Conde de Montecristo, una novela que todo político debería leer  y donde se plasman todas las debilidades humanas (y algunas fortalezas), añadía que todo misterio necesita víctimas inocentes para que el lector siga interesado en la trama esperando conocer el desenlace final, que es lo que obliga a leer todas las páginas. De momento, de la comida señalada ya hay dos, y como se ha dicho ambas son periodistas, lo que no deja de ser llamativo. Una, la mujer, es víctima directa, y la otra, el hombre, es víctima de la oferta a la primera víctima; es como si se hubieran combinado ambos relatos, en la mejor tradición de la literatura de finales del siglo XIX. Pero esta historia aún no ha finalizado, porque esa comida seguirá siendo, por mucho tiempo, el momento clave de un narración del que se pueden derivar más víctimas, porque aún no se han escrito todas las páginas. Al menos eso es lo que nos enseñó Alejandro Dumas, y no seré yo quien cuestione a quien ha sido y es un autor al que pienso seguir leyendo toda mi vida. 

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